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MARÍA ZABALETA
Jueves, 24 de abril 2008, 04:25
La recuperación del humedal de Salburua ha contribuido a reducir la concentración de nitratos en las aguas procedentes de la agricultura. O, dicho de otro modo, las balsas situadas al este de la ciudad actúan como un elemento depurador de las aguas subterráneas de Vitoria.
Ésta es la principal conclusión que se desprende de la tesis doctoral que la investigadora de Geodinámica de la Universidad del País Vasco, Miren Martínez, ha llevado a cabo sobre la calidad de las aguas del acuífero cuaternario de la capital alavesa. Dirigido por el catedrático Iñaki Antigüedad Auzmendi, con la colaboración del Centre National de la Recherche Scientifique de Toulouse, el estudio toma como punto de partida el uso «abusivo» de fertilizantes químicos en la agricultura que durante las últimas décadas ha provocado «una contaminación generalizada de las aguas superficiales y subterráneas» hasta alcanzar «elevadas» concentraciones de nitratos.
Por este motivo, el Gobierno vasco declaró en los años noventa el sector oriental de este acuífero 'zona vulnerable' y estableció ciertas medidas de seguimiento de la calidad de sus aguas. Pese a ello, Martínez recuerda en su estudio que en la actualidad las aguas subterráneas de Vitoria siguen superando «de manera casi continua» el límite establecido por la directiva europea, por lo que se atreve a determinar que «las actuaciones llevadas a cabo hasta el momento no han sido suficientes».
Menos nitratos
Situado dentro de esa zona declarada sensible, el humedal de Salburua es, pues, uno de los lugares de descarga del acuífero cuaternario de Vitoria. Por ello, además de su «importante riqueza biológica», Miren Martínez asegura que Salburua desempeña «un papel trascendental en la atenuación de nitratos procedentes de la agricultura». Tanto que para ella la recuperación del humedal «ha potenciado los procesos de absorción de nitratos por parte de la vegetación y la desnitrificación bacteriana».
A partir de su investigación, desarrollada entre los años 2001 y 2005, Miren Martínez concluye que esta reducción ha sido posible gracias a la declaración de 'zona vulnerable' del sector oriental del acuífero y a la aprobación del Código de Buenas Prácticas Agrarias, en el que se establecen los límites de abonado según los tipos de cultivo y suelo.
Pero, aun así, la investigadora no baja la guardia. Y es que, según los datos que aporta en su tesis doctoral, el nivel de nitratos de las aguas subterráneas sigue rebasando con frecuencia el umbral impuesto por la Unión Europea.
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