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ENTRE LIBROS. El escritor Elías Amézaga, en 1996. / B. CORRAL
El escritor Elías Amézaga fallece en su casa de Getxo a los 86 años
LETRAS VASCAS

El escritor Elías Amézaga fallece en su casa de Getxo a los 86 años

Era autor de un monumental tratado sobre 12.000 autores vascos «Ha muerto olvidado por las instituciones», denuncia su nieto

EL CORREO

Lunes, 14 de abril 2008, 10:37

El escritor Elías Amézaga falleció ayer en su domicilio de Getxo a los 87 años tras una larga enfermedad. Nacido en Bilbao en 1921, era autor de más de sesenta libros, dramaturgo y ensayista. Licenciado en Derecho por la Universidad de Oviedo, dedicó gran parte de su vida al estudio de escritores vascos. Tras más de 25 años de investigación, firmó una bio-bibliografía de diez tomos titulada 'Autores vascos', donde escribió sobre más de 12.000 autores.

Amézaga fue colaborador literario en prensa escrita: 'Hierro', 'La Gaceta del Norte', 'EL CORREO', 'El Diario Vasco' Gran parte de su vida la pasó en su casa-torre de Getxo y recorriendo archivos y bibliotecas buscando datos para sus estudios. Consideraba su obra «global y múltiple, inspirada en más de un género cultural o literario». Así, 'Yo, demonio' enjuicia la Conquista de América y descubre la crónica inédita de los marañones que siguieron la gesta de Lope de Aguirre. 'Jorge Sand' da título a tres novelas río, un diccionario de sus ideas extraído de sus escritos y de su correspondencia, y una pieza dramática inspirada en su vida.

Premio Manuel Lekuona

Abraham de Amézaga, nieto y secretario del escritor, lamenta que se llora a «uno de los vascos que más han hecho por la cultura de su pueblo, un vizcaíno ejemplar y generoso». «Injustamente olvidado desde hace tiempo por esas instituciones que presumen de su label vasco a los cuatro vientos, por multitud de colegas que durante años envidiaron que mi abuelo pudiera vivir desarrollando su pasión, las letras, sin necesidad de un trabajo paralelo que lo sustentara».

Amigo de Luis de Castresana, Jorge Oteiza, Federico Krutwig, Miguel Pelay Orozco, Javier Bello Portu y Mario Ángel Marrodán, Amézaga escribió siete días a la semana hasta el final de sus días. «Nunca se afilió a partido alguno, ni a asociaciones o foros», recuerda su nieto. «Siempre estuvo convencido de que la pluma y la palabra eran suficientes, lo mejor que podía aportar a la sociedad en la que le había tocado vivir».

La Real Sociedad Bascongada de Amigos del País y la Sociedad de Estudios Vascos-Eusko Ikaskuntza reconocieron la dimensión de su esfuerzo. La primera le nombró socio emérito y la segunda le entregó el Premio Manuel Lekuona en 2005 junto al Ayuntamiento de Bilbao.

«Euskadi no se ha merecido tener en su seno un hombre como Elías Amézaga, por haberlo olvidado y no haberlo apoyado lo suficiente en su labor en pro de la difusión de la cultura vasca escrita en castellano en estos últimos años», lamenta Abraham de Amézaga.«No lo digo con pasión de nieto ni con despecho, sino desde el silencio. Ahí están los hechos para demostrarlo».

«Aún recuerdo cómo se agarraba a la vida hace pocas semanas, a pesar de su acusada debilidad y de haber escrito años atrás ensayos como 'Sonata fúnebre', 'Morir, ¿qué tentación!' y 'Consejos a un recién muerto'. Postrado en su cama, rodeado de libros. Y solo».

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