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J. GÓMEZ PEÑA
Martes, 8 de abril 2008, 04:24
Holanda es un país plano, estirado. De geografía horizonal y, paradojicamente, de población vertical. Alta. Espigada. Es un buen lugar para las bicicletas. Para rodar. Es feudo de rodadores. Tipos con palanca. Pero de vez en cuando nace una excepción. Un tal Robert Gesink, por ejemplo. Tiene talla holandesa: 1,87 metros. Y perfil digno de un dibujo de El Greco: apenas 68 kilos. Un silbido. De crío creció mucho. Y ahora que ya ha dejado de crecer, sigue subiendo: es un escalador amasado en el país más llano de Europa.
Al ciclismo llegó por su torpeza. «No valía para los otros deportes». El pequeño Robert era menudo. Un holandés bajito. «Hasta los doce años no di el estirón. Fue justo cuando mi padre me compó una bicicleta». Pedalear y creer. A una. Sobre sus piernas de alfiler. Así llegó al equipo filial del Rabobank, la mejor cantera del Viejo Continente, De esa veta han surgido Thomas Dekker (favorito en esta Vuelta al País Vasco), Lars Boom (campeón del mundo de ciclocross), Langeveld (el domingo estuvo con los mejores en el Tour de Flandes), Ten Dam, Mollema o Maaskant. Los tulipanes de la nueva cosecha.
Gesink es impar, atípico. Hace justo un mes se desplegó en la París-Niza. En el mejor lugar. Con el eco del Mont Ventoux. Atrapó la fuga de Voigt, ahogó al líder Chavanel y descolgó, uno a uno, al resto: Rebellin, Schleck, León Sánchez, Garate y David López. Sólo Evans y Popovych le resistieron. Un poco más allá, ya sólo resistía Evans, que el ucraniano había explotado víctima de un holandés nuevo, de apenas 21 años. Esa tarde, en la cima del Gigante de Provenza, todos se fijaron en la sombra longilínea del nuevo líder rubio.
Circuito Montañés
Entonces, al calor de los recuerdos más recientes, se recuperaron imágenes de hace sólo dos años. Del Circuito Montañés, la prueba cántabra, el mundial sin título para los escaladores más precoces. En esa edición, nadie pudo con Gesink, un ciclista que rodaba sobre su segunda campaña como aficionado. También venció en la Settimana Ciclistica, en Italia. Y acabó segundo el Tour del Porvenir. Futuro.
El molde del Rabobank ya tenía otra figura. En 2007 debutó como profesional y fue segundo en la Vuelta a Polonia. Escalador. Hacia arriba. Este año, en la Vuelta a California, terminó como dueño de la montaña. Ciclista holandés y vertical.
Ahí se fijó en él el vencedor final de la ronda estadounidense, Levy Leipheimer (Astana). Después, cuando ya en marzo se disputaba la París-Niza, Leipheimer envió desde su casa un mensaje 'sms' a Erik Dekker, su amigo y ahora director del Rabobank. «Mañana en el Ventoux gana Gesink», pronosticó. Casi. Fue segundo, a medio metro de Evans. Tiene tiempo de sobra para cumplir esa predicción en los próximos diez años.
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