161 vitorianos eligen el bachiller artístico como alternativa a las ciencias y letras

Mañana de frío en Vitoria. La zona verde próxima al instituto Mendizabala está cubierta de un fino manto de hielo. En un jardín, Gorka sujeta una hoja de árbol y la suelta. Este gesto se repite, una y otra vez, para que Iratxe, con una cámara réflex, haga una fotografía del movimiento de la hoja. «Tengo que hacer un barrido», se explica ante la atenta mirada de su amiga Nerea. El trío no pasa el rato a la intemperie porque sí. Muy al contrario, se aplica en conseguir hacer el ejercicio que les ha puesto el profesor de Fotografía.

Iratxe, Gorka y Nerea son alumnos de primero del instituto de Mendizabala, el único centro de Vitoria que imparte la modalidad de Bachillerato de Arte. Como ellos, otros 158 adolescentes y jóvenes de la capital alavesa, de Miranda de Ebro y de algún pueblo de la comarca riojana cursan esta especialidad alternativa a las tradicionales ciencias y letras. Sólo suponen el 4% de los casi 4.000 alumnos de Bachillerato de Vitoria. «Son unos estudiantes muy motivados porque hacen lo que les gusta y no lo que les dicen que les 'conviene'», comenta la orientadora del instituto, Loli Muzás.

La jefa del departamento de Arte, María Ganzabal, deja muy claro que este Bachillerato «no es de menor categoría que los otros tres». De hecho, los alumnos tienen unas materias comunes al resto de especialidades, como son Lengua y Literatura Española y Vasca, Filosofía, Religión o Ética y Educación Física. El segundo grupo de materias obligatorias son las denominadas de modalidad. Así, los alumnos de Arte dan Dibujo Artístico, Técnico y de Volumen, Técnicas de Expresión Gráfico-Plásticas, Historia del Arte, Fundamentos del Diseño e Imagen. Las optativas tienen nombres tan sugerentes como Taller Artístico de Fotografía, de Pintura o Informática para las Artes.

Creatividad e interés

Que no estudien Matemáticas, Latín, Biología o Física y la Química, no significa que lo tengan 'chupao' para sacar el título de Bachillerato. «Quien viene pensando en sacar el título sin pegar golpe, se la pega», advierte María Ganzabal. La diferencia con otras especialidades estriba en que en esta modalidad «se hincan menos los codos, pero les asfixiamos a trabajos porque son unos estudios mucho más prácticos».

Además de contener aulas, Mendizabala -en donde también se imparte Bachillerato Tecnológico, ciclos formativos de seis ramas y aprendizaje de tareas para alumnos con discapacidad-, está lleno de talleres. «Es un centro superequipado con las últimas tecnologías», resalta Loli Muzás al referirse al plató de fotografía o al estudio de sonido e imagen.

¿Y las salidas? Las dos educadoras repasan la lista de posibilidades. «Desde las carreras específicas, como Bellas Artes, Diseño o Historia del Arte» a otras más genéricas como Comunicación, Psicología, Derecho o Magisterio. «Tenemos alumnos que después van a hacer Educación Física y vienen aquí porque no tienen interés alguno en las Matemáticas o el Latín», resume Muzás. ¿El único requisito? «Cierta creatividad e interés por el arte».