Pocos y mal avenidos

La Guardia Civil no está dispuesta a que en Brieva de Cameros, una pequeña localidad riojana situada en la comarca del Alto Najerilla, la sangre llegue al río. Las desavenencias surgidas en el pueblo han llevado al instituto armado a requisarles las escopetas para evitar males mayores. Las rencillas no se remontan a la noche de los tiempos; surgieron hace apenas un año, cuando una moción de censura apartó al anterior alcalde de su cargo y puso al frente de la Corporación a su rival, a quien las últimas elecciones se han encargado de refrendar. Sea como fuere, el ambiente se ha enrarecido de tal manera que, en las últimas fechas, el pueblo sólo sale en los periódicos con motivo de 'amenazas' o 'agresiones'. Las alusiones a Puerto Hurraco o Fago son inevitables, por más que su alcalde, Pedro Somalo, repita hasta la saciedad que «es una exageración». «Si fuera así, la Guardia Civil o el delegado del Gobierno tendrían que intervenir».

Según él, la culpa de todo lo que está pasando la tienen el anterior alcalde, Ventura Mediavilla, y sus maniobras, «porque la imagen de división que él y su familia ofrecen ante la opinión pública no es cierta». Pone como ejemplo la paellada popular que está previsto celebrar «y a la que van a asistir 250 personas».

Enfrente, están los argumentos de Mediavilla y su familia, que afirman no estar seguros en el pueblo porque han sido víctimas de agresiones, intentos de linchamiento y hasta amenazas de muerte, según sus palabras, protagonizados «por gentes muy próximas al alcalde». Para hacer valer estas aseveraciones, aseguran haber presentado «un total de seis denuncias que han sido admitidas a trámite».

Somalo accedió a la Alcaldía el pasado 8 de agosto de 2006, tras presentar 37 vecinos una moción de censura -el pueblo, al ser entidad menor, se rige por una asamblea de vecinos- en la que su candidatura (independiente con el apoyo del PSOE) cosechó el 62% de los votos, lo que obligó a Mediavilla (PP) a dejar su cargo. En las últimas elecciones, Somalo volvió a obtener la mayoría de sufragios (53), por los 19 que obtuvo el candidato del PP (en esta ocasión Mediavilla no se presentaba), y 1 del candidato del Partido Riojano.

Sin embargo, el actual alcalde dice que «el señor Ventura lleva un par de años de acoso y derribo al pueblo de Brieva, porque no le salen las cosas como él quiere. Estas son las reglas del juego de este país y le cuesta entenderlo. Si se piensa que voy en contra de él, o que voy a hacer algo en su contra, que diga públicamente lo que es». Él, por su parte, se defiende de las acusaciones de la familia Mediavilla de que desde que accedió a la Alcaldía se están cometiendo auténticos desmanes urbanísticos, desmintiéndolos e invitandoles a llevar esos asuntos a los tribunales. Pero va aún más allá, y dice que se compromete «a que venga el consejero o cualquier técnico enviado por el Gobierno de La Rioja y que haga una auditoría de los últimos quince años del Ayuntamiento».

«Acosado»

El ex alcalde insiste en que desde la moción de censura se siente acosado, «tenemos seis juicios pendientes por amenazas y agresiones». En concreto dos de las denuncias son suyas, una porque «un vecino de aquí del pueblo, un amigo del alcalde, de los que iba con la moción de censura, dos veces me ha cogido por la calle y, agarrándome del cuello me dijo que me iba a cortar la yugular, sin ningún motivo. Yo creo que pudo ser porque estaba haciendo obras sin permiso, porque el Ayuntamiento estaba cerrado. Y digo yo que puede ser por eso, porque, por lo demás..., no tengo nada con él y de repente que me iba a matar y que me iba a matar».

El último episodio que resultó ser detonante de la nueva aparición del pueblo en los medios por los problemas entre vecinos, se produjo tras las pasadas fiestas de la localidad, cuando según denunció uno de los hermanos del ex alcalde, fue agredido por algunos vecinos. «Según nos han dicho algunos que lo vieron, si no se lo llevan lo matan», afirma Mediavilla indignado. Con un ambiente tan cargado, la Guardia Civil invitó a depositar las armas a los tres vecinos implicados en la reyerta, entregándolas los dos que tenían licencia de caza.