RAÚL CANALE

¿Qué hace un super madrugador levantado a las 4 de la mañana?

Meditar, salir a correr, ver las noticias, leer... y hasta poner la lavadora, que es el tramo bueno. Cesar y Rafael nos cuentan por qué se levantan antes de que salga el sol

Martes, 15 de junio 2021

Hace muchos años que Rafael Antonin (Barcelona, 65 años) no pone el despertador. ¡Y nunca ha llegado tarde al trabajo! «Me despierto entre las cuatro y las cuatro y media de la mañana. Me hago un zumo de naranja y un cortado, veo las ... noticias, hago la cama y ventilo la habitación antes de irme al gimnasio. El día que me toca cambiar las sábanas pongo la lavadora. ¡Aprovecho el tramo bueno!». Rafael se dedica al negocio del petróleo y, a ratos, a sus seguidores de Instagram –es Rafuel, el 'youtuber' cocinillas más veterano–. Es un supermadrugador vocacional. Como César Piqueras (Valencia, 43 años), conferenciante, escritor y experto en liderazgo. «Me levanto entre las cinco y cinco y media y antes de entrar a trabajar leo, medito, hago deporte... Madrugar me hace estar más activo, enérgico y muy productivo. Eso sí, a las nueve de la noche soy un zombi. De nueve a diez es mi peor rato, estoy ya flojito, pero a esas horas mi hija de 4 años tiene una energía que se come el mundo».

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Los super madrugadores son una 'rara avis' en un país que se acuesta pasada la medianoche y se levanta con sueño a las siete para ir a trabajar. En Estados Unidos, sin embargo, es una tendencia en auge y allí Jocko Willink, un exmarine, se ha convertido en una estrella mediática del madrugón. Cada día publica en su cuenta de Instagram una foto de su reloj al despertar (ayer eran las 4.17).

Como Willink, Rafael y César son dos madrugadores convencidos, pero, ¿es sana esta costumbre? Se lo preguntamos a Ana Fernández, neuróloga y Coordinadora del Grupo de Estudio de Sueño de la Sociedad Española de Neurología. Y no le ve ninguna pega. «Lo importante es dormir un mínimo de siete horas y que sean de noche. Es igual de sano acostarse a las ocho o nueve de la noche y levantarse a las cuatro de la mañana que hacerlo a la una de la madrugada y despertarse a las ocho o las nueve». A los primeros se les llama popularmente alondras, y búhos a los segundos. Que seamos de uno u otro grupo «está determinado genéticamente» y es indiferente en lo que a salud respecta. «Hay quien con cinco horas de sueño se encuentra bien, pero lo recomendable es no dormir menos de seis ni más de diez».

«¡Fíate de los madrugadores!»

¿En qué momento hay que descansar esas horas? «Lo ideal es estar sincronizado. Las personas mayores, por ejemplo, tienen el reloj biológico adelantado, de ahí que a medida que envejecemos nos acostamos antes, además de dormir menos. Mientras que en la etapa adolescente tenemos un retraso de fase, por eso los chavales se acuestan demasiado tarde y se encuentran muy cansados a primera hora». Al margen de las horas de sueño –«no hay que obsesionarse con contarlas», advierte la doctora–, el mejor indicador de que una persona duerme cuando y cuanto le corresponde es el autochequeo. «Si te levantas descansado, eres capaz de prestar atención y el estado de ánimo es bueno, significa que duermes lo suficiente».

Y así se sienten César y Rafael, pese al madrugón. «Cuando por trabajo tenía que ir a Tudela, por ejemplo, estaba allí a las ocho de la mañana. ¡Y vivo en Barcelona! A esas horas te cruzabas con dos camiones en la carretera. A la madrugada le he sacado muchos kilómetros. En mi trabajo un cliente decía: 'Fíate de éste, que es madrugador. La gente que se levanta temprano siempre ha tenido buena fama».

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– ¿Qué se siente al levantarse mientras el país duerme?

Rafael: Paz...

César: Tengo tiempo para mí sin robárselo a la familia. La gente dice que no hace deporte porque no tiene tiempo. Yo lo hago a las seis de la mañana.

Buena costumbre, aplaude la neuróloga: «El deporte a primera hora de la mañana, y mejor aún si te da la luz del sol, es mucho más activador que un café».

– ¿El mejor momento del día?

César: Cuando, tras haber hecho deporte, meditación, etc., despierto a la familia.

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Rafael: Los quince minutos de siesta. A mí me gusta ver las noticias con la tele apagada, ja, ja.

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