Si en los últimos tiempos te has encontrado por la calle a una persona empujando lo que parece un carrito para bebés, pero sin embargo lo que hay dentro es un perro o un gato, tranquilo, el mundo aún no se ha vuelto loco. Pese ... a que haya quien intente humanizar a su mascota y hablarle como a un niño que tiene un berrinche, algo que los especialista en comportamiento animal critican por activa y por pasiva, pueden cumplir una función útil para mejorar la calidad de vida de los animales con problemas de movilidad así como para su transporte de manera limpia, segura y cómoda en los viajes y trayectos en el caso de los felinos, que suelen estresarse más que los canes al salir de casa.
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De hecho, para los primeros, es básico para llevarlo de forma segura y cómoda al veterinario. Para los segundos, existen distintos carritos debido al uso, ya que no solo se usan para salir de paseo en razas sobre todo braquicéfalas, sino que son perfectos para los que tengan alguna dificultad física que les impida recorrer un camino entero.
¿Podemos utilizar el mismo carrito para un bebé que para nuestra mascota? Nada más lejos de la realidad. Aunque puedan parecer similares, no es recomendable utilizar un carrito para bebés como cochecito para perros, ya que son accesorios muy diferentes, diseñados con otros materiales y finalidades y, sobre todo, con medidas de seguridad totalmente distintas, ya que, por ejemplo, los cochecitos para bebés habitualmente no se cierran al 100% ni incluyen los arneses o correas de seguridad necesarios en los cochecitos para mascotas.
Los precios de los carritos para perros suelen oscilar entre los 70 y los 200 euros en Zooplus, conocida tienda online que vende accesorios para las mascotas. Todo dependerá del peso del animal así como del uso, ya sea para paseo o tipo remolque para ir en bicicleta o incluso mientras uno hace running y disfrutar de la compañía de tu perro sin que se canse.
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En cuanto a las mochilas, existen en formato trolley, bolsa de viaje con ruedas o con un gran frontal transparente que satisface esa curiosidad natural que poseen al tener la posibilidad de ir viendo todo lo que sucede fuera. Normalmente, sus precios oscilan entre los 30 y los 120 euros. El coste suele depender mucho del material del que estén hechas. En su interior también puede llevar extras para proteger del calor o del frío que lo encarecerán. Si tienes un gato tus opciones de movilidad por la ciudad, en las que proliferan los lugares pet friendly, parecen estar mucho más limitadas, por lo que son una buena opción.
¿Y qué es lo que tenemos que tener en cuenta? Como aspectos claves están el material, la ventilación y por supuesto, la seguridad. Desde Fundación Affinity aconsejan que tanto el transportín como los bolsos o mochilas sean fáciles de lavar para poder eliminar olores desconocidos o de otros animales que pueden provocar el rechazo del gato a entrar. Los de plástico o con un revestimiento plástico, permiten una limpieza más fácil y profunda. Mientras que los de mimbre y cartón son los más difíciles de mantener limpios. En cuanto a la forma, es recomendable que la parte superior se pueda desmontar, ya que favorece el proceso de habituación del gato, y en la clínica veterinaria, ofrece la posibilidad de explorar al animal sin forzarle a salir de su espacio seguro.
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Por otro lado, hay que optar por transportines robustos pero ligeros. Ten en cuenta que una vez el gato esté dentro, su peso puede alcanzar varios kilos y manejar un transportín pesado con suavidad y precisión puede ser difícil. Si para solucionar el problema del peso optas por un sistema de ruedas que te ayuden a transportarlo mejor, los expertos recuerdan que el ruido de las ruedas en superficies irregulares podría asustar al gato. La capacidad es otro detalle importante. Como vas a llevarlas a tu espalda, en caso de mochila, tampoco pueden admitir muchísimo peso. La carga máxima suele ser de unos 15 kg, aunque las hay de solo 5 kg como máximo.
De media un gato pesa entre 3,5 y 4,5 kilos pero algunos pueden alcanzar los 10 kilos. Así que antes de comprar un transportín fíjate en el tamaño de tu gato. Para que la medida del transportín sea adecuada, el gato debería caber bien, poderse dar la vuelta, ponerse de pie y tumbarse cómodamente. La opción que usemos tiene que prevenir la huida del animal, por lo que debe tener cierres a prueba de fuga. Por último, que no se nos olvide dejar respirar al animal. La presencia de rejillas en las puertas y ranuras en las paredes es fundamental para evitar que suba demasiado la temperatura en el interior así como para tener un contacto visual con la mascota.
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