Nos dejaron alucinados desde el primer vuelo. Pusieron al alcance de nuestra mano la capacidad de hacer vídeos y fotos aéreas espectaculares, solo vistas antes en el cine, pero ahora tienen un sinfín de funcionalidades y prometen mucho más.
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Hablamos de los drones, esos vehículos ... aéreos no tripulados que actualmente se utilizan en muy diversos ámbitos. Se aplican, por ejemplo, a la seguridad. «Para la vigilancia de fronteras (inmigración ilegal, contrabando, tráfico de drogas...), el control del tráfico rodado (detección de infracciones, control de velocidad, radar de tramo...), supervisión de catástrofes naturales (volcánicas, inundaciones, terremotos...), protección de infraestructuras (en aeropuertos, centrales nucleares, puertos...) o la lucha antiterrorista», enumera Jaime Cabezas, jefe de Área de Plataformas Aéreas No Tripuladas de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA).
«Además, cumplen funciones comerciales, como transporte de mercancías, transporte de medios para primeros auxilios (desfibrilador, flotadores de rescate...), inspección de infraestructuras (edificios, puentes, presas...), levantamiento cartográfico; de investigación, como estudios de la atmósfera, sistemas de protección contra el hielo para aviación, medición de campos magnéticos en zonas polares; militares –lucha contra la piratería, supervisión de zonas de operación de tropas, detección de dispositivos explosivos improvisados–; y medioambientales –supervisión de cultivos, lucha contra plagas, control de vertidos marinos, lucha contra los incendios–», agrega el especialista.
Todo ello forma parte de la cuarta revolución industrial en la que estamos inmersos, la de los robots, como afirma Gonzalo de Santisteban, director del Departamento de Drones del centro de formación de vuelo European Flyers. «Los drones se van a ver cada vez más en cualquier tipo de aplicación. Es una tecnología que está cambiando la sociedad, junto a otras como el 'machine learning' o la inteligencia artificial», dice.
– ¿Cuáles son sus ventajas?
– El uso de los drones se suele comparar con el de los helicópteros. Por ejemplo, la inspección de líneas eléctricas antes se hacía en helicóptero e iban a bordo tres personas (piloto, copiloto y el operador de cámara). Ahora se hace con un dron, que puede controlar una sola persona (aunque se recomienda que sean dos, piloto y copiloto). Esto no solo es más económico, pues la hora de vuelo de helicóptero son 3.000 euros, frente a los 1.400 euros al día que cuesta el vuelo de un dron, sino que también es más rápido, menos peligroso (porque el piloto no está en la cabina), y más sencillo, porque despegar un helicóptero es bastante complejo. Además, en general, los drones se mueven con tecnología eléctrica, que es más sostenible que la combustión, pero incluso aquellos que utilizan combustión pesan mucho menos y son más eficientes que otros sistemas –explica el instructor de European Flyers.
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Por otra parte, los drones muchas veces llegan a donde otros vehículos no pueden, como ocurrió en La Palma con los perros atrapados por la lava del volcán de Cumbre Vieja. Una zona a la que los helicópteros no podían acceder para rescatarlos, por la cantidad de ceniza suspendida en el ambiente, pero sí un dron para llevarles agua y comida.
El especialista de la AESA añade que, a nivel profesional, los drones también «pueden realizar misiones clasificadas como las tres D (dangerous, dull and dirty, es decir, peligrosas, tediosas o sucias) de manera más eficiente que la aviación tripulada, y su capacidad de trabajar en enjambres cooperativos multiplica el alcance y resultados de las misiones».
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Lo que también tienen los drones, por estar al alcance de todo el mundo, es una normativa muy estricta. Hasta los 250 gramos, se permite volarlos sin licencia, pero, si son más pesados, el piloto debe registrarse en la sede electrónica de la AESA y obtener el número de operador según la normativa europea, así como tener un mínimo de formación acreditable en función de la categoría en la que opere (abierta, específica o certificada) y un seguro obligatorio de responsabilidad civil.
En cualquiera de los casos, siempre se deben tener en cuenta las limitaciones al vuelo de drones en ciertos lugares por motivos de cercanía de aeródromos, zonas militares o protección medioambiental, entre otros. Las multas por un uso indebido pueden alcanzar los 225.000 euros para drones de uso recreativo y de hasta 4,5 millones para los de uso profesional.
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Tantas son sus aplicaciones que ambos especialistas auguran un futuro prometedor. «Los drones permitirán que la aviación llegue a ser autónoma. Es decir, los pilotos seguirán siendo necesarios y su puesto no desaparecerá, pero algún día dejarán de pilotar desde el aire y lo harán desde tierra. En otras palabras, habrá una deslocalización del puesto de trabajo y la aviación tripulada y la no tripulada convivirán juntas», asegura De Santiesteban.
Además, «estos aparatos son menos contaminantes y, tras la implementación del sistema de control de tráfico aéreo para drones (denominado U-space en Europa), podrán operar incluso en ambientes urbanos. Hay muchas más posibles vías aéreas que terrestres y, en consecuencia, menos posibilidad de atascos».
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Aunque surgió como un divertimento, el manejo de los drones ha pasado a convertirse en una profesión de futuro en pleno auge. Sin embargo, todavía hay mucho desconocimiento sobre este sector. El 52% de los jóvenes españoles señalan que no saben qué tienen que estudiar para poder ser piloto de drones, aunque 1 de cada 3 sí que se plantea la profesión, según los datos extraídos de una encuesta realizada por European Flyers en la que han participado más de 2.000 jóvenes de entre 15 y 20 años.
Donde más interés despierta la profesión es en Madrid y Castilla La Mancha, con un 35% de interesados. Además, genera más atracción entre los hombres (38%) que entre las mujeres (24%) y entre los jóvenes de 19 a 20 años que entre los de 15 a 18.
Otro aspecto desconocido son sus salidas profesionales, que actualmente son muchas y variadas, como trabajos de medioambiente, rescate, audiovisuales o industriales. Así como es un conocimiento extra muy demandado en los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado.
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