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No nos gusta complicarnos: cuando tenemos que buscar algo en Internet solemos recurrir a la opción más popular (Google) y pinchar en los primeros resultados. ... Consultar más allá supone un esfuerzo que pocos asumen. Y lo que ocurre es que algunos de los resultados dispuestos en primer lugar encierran sitios fraudulentos; diseñados a imitación de otros oficiales para robarnos información sensible o conseguir que descarguemos programas maliciosos. Sin ir más lejos, la firma de ciberseguridad ESET ha identificado páginas que se hacían pasar por las de MasterCard o ChatGPT para sustraer numeraciones de tarjetas de crédito.
Para entender mejor por qué debemos pensárnoslo dos veces antes de confiar en lo primero que muestra Google, hemos hablado con Nímrod Puente, especialista SEO y Director del Máster de Marketing y Comunicación Digital de IMF Business School, quien explica en primer lugar cómo funciona el algoritmo del buscador a la hora de ordenar los resultados: «Google trata de entender todo el contenido de Internet. Para ello envía unos bots también conocidos como 'arañas' (por eso de que rastrean la red), encargadas de leer el contenido de las páginas web, ver lo rápido que cargan y categorizarlas en función de su calidad y tipo de información. Las arañas guardan estos datos en los servidores de Google para que, cuando alguien busque 'cómo hacer el mejor café del mundo' (por poner un ejemplo), aparezcan las páginas que se consideran mejores para dicha búsqueda».
De este modo, que los primeros resultados que obtengamos sean más o menos fiables depende de los expertos en posicionamiento web (SEOs), «las personas que se dedican a mejorar las páginas para que las arañas de Google las consideren ideales para todas las búsquedas relacionadas con su temática. Para esto, desgraciadamente, no hay que hacer un buen contenido, sino el que sabemos que gusta a los bots: textos largos de entre mil y dos mil palabras, donde aquello que busca el usuario se explica al final para que así permanezca más tiempo en la página».
Otra forma que tienen los ciberdelincuentes de colarse en las primeras posiciones es previo pago, a través de anuncios: «Se identifican porque van acompañados de un cartelito que pone 'patrocinado'. Es el anunciante quien decide cuánto está dispuesto a pagar por cada clic, sabiendo que solo tendrá que hacerlo si los usuarios entran a su página a través del anuncio en cuestión», explica Puente.
Una vez conscientes del problema, toca identificar las señales que deberían hacernos sospechar al buscar cualquier cosa en Internet. Según el especialista SEO, «debemos asegurarnos de que la página a la que hemos accedido sea segura (debe aparecer el símbolo de un candado en la barra del navegador). Además, comprobaremos que las opiniones sobre la web sean fiables antes de tomar una decisión o hacer una compra; y observaremos muy detenidamente su url. Lo ideal es no introducir ningún dato personal (y menos bancario) en ninguna web de la que no nos fiemos del todo».
A lo anterior, los expertos en ciberseguridad suman el uso de extensiones de navegador diseñadas para detectar 'phishing' y 'malware' (sitios ilegítimos y programas dañinos, respectivamente); y no confiar, por norma, en resultados patrocinados cuando busquemos descargar un archivo u obtener asesoría financiera.
Dado que quienes manipulan los resultados de Google también pueden buscar influir en nuestras opiniones con fines ideológicos o electorales, otra estrategia apuntada por Puente es contrastar la información: «Podemos hacer uso de herramientas como la IA para ver qué nos dice sobre una web en concreto, pero también seguir pinchando en diferentes enlaces hasta obtener una visión global de cualquier tema». Igualmente, resulta oportuno indagar en las publicaciones anteriores de aquellos portales informativos que huelan a chamusquina: «¿Tienen esos artículos antiguos un tono sensacionalista? ¿Parecen redactados únicamente para complacer a Google o verdaderamente albergan un propósito informativo? Si aún te quedan dudas y quieres ir más allá, herramientas como 'Way Back Machine' nos dejan ver cómo era la web años atrás, para saber si ha cambiado mucho, si es una página de usar y tirar o si se ha mantenido firme en el tiempo».
A fin de cuentas, la clave está en averiguar qué pretende una web al dar una información: «Muchas veces el conflicto en los comentarios les lleva a tener más visitas, otras veces la cantidad inhumana de artículos diarios que hacen les da más puntos para salir en Google; y ninguna de estas cosas son indicativo de una buena información. La única defensa es buscar en más sitios y formarnos una opinión personal. Obviamente esto lleva tiempo y, por desgracia, los contenidos de no más de 20 segundos a los que nos hemos acostumbrado (TikToks, Reels...) dificultan obtener una información veraz y objetiva», sentencia Puente.
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