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SARA BORONDO
Miércoles, 7 de diciembre 2022, 00:16
El salpicadero de los coches ya no sirve solo para dejar los papeles, algunos modelos incorporan hasta una bandeja de carga inalámbrica para el smartphone. Eso lo tienen normalmente solo los vehículos de alta gama, pero la mayoría de los conductores utilizan los conectores USB ... para cargar el móvil durante los trayectos (la recomendación es que la batería no llegue al 100% ni baje del 20%).
Lo que ocurre es que la velocidad de carga de cualquier teléfono a través del USB del coche es pequeña. No solo eso. Cargarlo así puede resultar perjudicial para la vida útil de la batería (y del dispositivo, a fin de cuentas). La razón es que estos conectores no están diseñados para cargar el móvil, aunque la mayoría de conductores le den este uso.
Están más pensados para insertar una unidad de almacenamiento USB con música, vincular el teléfono al sistema de entretenimiento o utilizar CarPlay y Android Auto (los sistemas operativos adaptados de Apple y Google). Son puertos sin la potencia necesaria para cargar el móvil. De hecho, el voltaje de la batería del coche puede variar, aunque sea muy ligeramente, por lo que no está optimizada para un teléfono inteligente.
Cuanto más antiguo es el vehículo y más moderno el teléfono que se conecta, mayores son los problemas, ya que los móviles son más potentes cada vez. No es solo que la batería no consiga cargarse durante los trayectos, sino que a largo plazo el aparato puede sobrecalentarse, bloquearse o estropearse por el fallo de algún componente interno.
La mejor opción, si el vehículo no cuenta con un dispositivo de carga inalámbrica o si el teléfono no es compatible con la tecnología, es utilizar un adaptador para el conector de mechero del coche. Dicho adaptador debe ser específico para nuestro terminal, así como el cable a través del cual lo conectemos. El encendedor del coche proporciona 12 voltios de potencia y los smartphones suelen usar 5 voltios.
Los adaptadores adquiridos en sitios no especializados –y muy baratos– pueden acabar afectando también al funcionamiento del teléfono porque no suelen estar fabricados con elementos de calidad. Si el adaptador no es el original del fabricante del smartphone o si no funciona bien, puede que no regule el voltaje de la manera correcta y envíe demasiada energía al móvil. Estos picos de energía pueden sobrecalentar los componentes del teléfono.
Las precauciones respecto a coches y smartphones van más allá de la carga. Los móviles están diseñados para funcionar a una temperatura de entre 15 y 25 grados (aunque pueden hacerlo diez grados por arriba o por debajo de esa horquilla). Fuera de ese margen lo más probable es que tras unos minutos sufran daños irreparables, llegando incluso a agotarse o estallar su batería.
De modo que un coche al sol en verano con el teléfono dentro es una de las peores ideas si queremos que un móvil nos dure años. Y lo mismo puede decirse cuando visitamos un paraje nevado o con temperaturas demasiado bajas.
Por otro lado, conviene recordar que, tras la modificación de la Ley de Tráfico y Seguridad Vial que entró en vigor el 21 de marzo de este año, no se puede sostener un móvil (ni ningún otro dispositivo) en las manos mientras se conduce. Esto implica la retirada de hasta 6 puntos del carné de conducir y una multa de 200 euros.
Si lo cargas toda la noche se estropea: La mayoría de los dispositivos actuales (teléfonos, tabletas electrónicas, ordenadores portátiles...) detienen la carga de su batería al llegar al 100% de capacidad, lo que evita cualquier riesgo por sobrecarga.
Mantener wifi y Bluetooth conectados consume mucha batería: A día de hoy las distintas formas de conectividad inalámbrica apenas consumen batería, algo indispensable por la irrupción de los relojes y pulseras inteligentes, que intercambian información con los teléfonos durante toda la jornada.
La carga rápida disminuye la vida útil de la batería: En términos generales la carga a voltaje 'normal' y aquella 'rápida' o sin cables tienen un impacto idéntico en la salud de la batería.
Ahorrarás batería si cierras las aplicaciones en segundo plano: Abrir y cerrar aplicaciones supone un consumo de batería mucho más grande que dejarlas ejecutándose en segundo plano.
No debes usar el móvil mientras se está cargando: Ni aumentan los riesgos de incendio ni la batería se resiente en exceso (gracias a los avances de la técnica). Eso sí, el móvil tardará mucho más en cargarse si lo manejamos durante el proceso.
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