Es muy desagradable, una sensación de acidez y quemazón que te sube por la garganta». Ignacio Hernando tiene 58 años y describe así el ardor de estómago que soporta muchas noches y que le obliga a levantarse de la cama. «Me tomo un vaso de ... leche y se me aplaca un poco, pero en cuanto me tumbo, vuelve», relata. Los síntomas que padece este ingeniero madrileño son muy habituales: afectan a una de cada diez personas, que los sufren, al menos, una vez a la semana, según los datos del Centro Vasco de Aparato Digestivo.
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¿La razón? Cuando tragamos, los alimentos pasan a través de la garganta y el esófago hacia el estómago. Un músculo llamado 'esfínter esofágico inferior' controla la apertura entre el esófago y el estómago y permanece cerrado excepto en el momento de tragar. Si ese músculo no puede cerrarse, los contenidos ácidos del estómago ascienden hacia el esófago, lo que se conoce como reflujo. Y es lo que causa la sensación de acidez y quemazón.
Esta dolencia es más frecuente a medida que avanza la edad, pero también afecta a personas jóvenes. Hay factores de riesgo. «La obesidad y el consumo de alcohol favorecen la aparición de este trastorno», señala la doctora Mar Calvo, especialista en Aparato Digestivo del IMQ. El tabaco es otro desencadenante, ya que provoca que se relaje el esfínter esofágico.
Causa complicaciones más allá de la sensación de ardor. «Tiene otros efectos como regurgitación, disfagia (dificultad para tragar), vómitos, anemia, asma, ronquidos, erosiones o tos», detalla Pedro De María, miembro de la Fundación Española de Aparato Digestivo. En algunos casos, se siente también dolor en el pecho no quemante, «que se puede confundir con un infarto», añade el especialista. «La mayoría de los pacientes con reflujo gastroesofágico padecen síntomas leves de forma reiterada, no consultan al médico, se automedican y sufren la dolencia de forma silenciosa». Por eso, se considera una 'enfermedad iceberg', esto es, que solo se diagnostica a una pequeña parte de los afectados.
Además, este trastorno digestivo puede llegar a causar complicaciones más graves, «como irritación y heridas en el esófago» y convertirse en «un factor de riesgo de desarrollar un cáncer», alerta la doctora Mar Calvo.
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El Centro Vasco de Aparato Digestivo ha elaborado una lista de los alimentos y bebidas que hay que evitar porque favorecen el ardor de estómago: grasas, dulces, chocolate, cebolla, especias picantes, abusar del té y del café, bebidas carbonatadas, cítricos y alcohol. «No es que todas sienten mal a todo el mundo. A cada persona que sufre esta dolencia le afecta más un tipo de comida que otra y, por ello, deben comprobar sus reacciones a la ingesta de alimentos para evitar aquellos que le resulten más perjudiciales», resalta un informe de Consumer sobre las medidas de prevención.
Si queremos unas digestiones sin esa sensación de ardor tan desagradable es importante no solo cuidar los alimentos que comemos, sino modificar hábitos generales. «Comer despacio, consumir más fruta y vegetales frescos, pescados a la plancha, carne de pollo y pavo, arroz y pasta; y no aderezar los platos con salsas ni vinagres», son otras de las recomendaciones que aporta la Fundación Española de Aparato Digestivo.
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Es imprescindible «no hacer cenas copiosas o muy tardías por la noche. Lo ideal es dejar pasar tres horas, como mínimo, desde que cenamos hasta que nos metemos en la cama», explica la especialista del IMQ. Por ello, es más aconsejable hacer cinco ingestas a lo largo del día, para que sean más ligeras. Y hay que evitar ponernos en posición horizontal después de las comidas y cenas. «Si nos echamos una siesta, es mejor recostarnos sentados para tener el tórax más alto que el abdomen».
Dejar de fumar y perder peso –la obesidad aumenta la presión en el abdomen– también es parte de esa 'receta' para combatir la acidez, señala la doctora Calvo. Otro consejo práctico: no utilizar ropa que te apriete en la zona de la cintura, ya que ejerce presión en el estómago y entorpece la digestión. El ejercicio físico es beneficioso pero hay que evitar hacer abdominales o adoptar posturas extrañas justo después de comer.
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¿Algúnun truco eficaz? Mascar chicles sin azúcar, ya que favorece la secreción de saliva y se facilita de ese modo el lavado del ácido en el esófago, señala el estudio de Consumer.
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