«Hoy he desayunado lentejas». La moda más radical de los nutricionistas

«Es mejor que tomar galletas, lácteos azucarados y un zumo», señalan los dietistas, que han abierto la puerta a legumbres y verduras en la primera ingesta del día

Jueves, 8 de junio 2023

Hoy he desayunado lentejas, la recomendación más radical de los nutricionistas. Es una opción saludable y merece la pena darle una oportunidad, aunque va a costar a los dietistas ponerlo de moda. Yo me apunto a probarlo, porque es sano y porque mis compañeros ... de redacción no paran de criticarme por animar continuamente a comer alimentos «tan 'tristes' y poco apetitosos». Aunque lo único que hago es trasladar recomendaciones de médicos y nutricionistas. Esta vez, ya que iba a aconsejar un hábito nutricional un poco radical, obligaba a una 'cata' previa. Así que hoy... lentejas para desayunar.

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Lo primero que hay que tener en cuenta es que elaborar este tipo de desayuno con legumbres exige levantarse de la cama con hambre o hacer deporte antes. Reserva también más tiempo que cuando te tomas solo un café con una tostada. ¿Qué me ha pasado? Que me he levantado sin pizca de hambre, he dejado la cocina hecha un desastre y he llegado tarde a trabajar. Para probar varias opciones me he confeccionado un menú con cuatro maneras de comer lentejas. Son estas:

Humus

Es quizás la más agradable: humus untado en una tostada integral. Eso sí, obliga a elaborarlo el día anterior porque lleva tiempo, pero resulta delicioso. Yo he preparado el hummus con zumo de limón, ajo, comino, cilantro fresco, semillas de sésamo, almendras crudas y aceite de oliva virgen, como si uniéramos todos los grupos de alimentos más saludables que existen en un paté. Un diez.

Revuelto

La segunda propuesta es el revuelto de lentejas. Al principio desconfías de la combinación, pero hay que atreverse –mi hijo, acostumbrado a todo tipo de experiencias de 'platos saludables' muy radicales, no ha aceptado compartir la tortilla y me miraba comerla desde lejos con cara de darle pena–. Prepararlo es tan simple como echar las lentejas en una sartén con un poco de aceite y añadir un huevo, o dos, y todo lo que se nos ocurra: ajo molido, perejil, tomate... Está bueno.

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En ensalada

Las otras dos alternativas ya se me han hecho un poco más cuesta arriba. Quiero pensar que es porque mi estómago no está preparado para este asalto de legumbres a las siete y media de la mañana, menos hoy, que nos hemos levantado con 30 grados tras una noche tropical. El tercer plato ha sido una pequeña ensalada con las lentejas que me habían sobrado del día anterior y a las que he añadido maíz, tomate, lechuga, cebolla y pimiento rojo. La otra opción a la ensalada era tomarlas como quedaron ayer cocinadas, solo calentarlas. La más rápida, pero igual menos atractiva.

Avena con legumbres

La última opción era añadir las lentejas a los copos de avena integral del desayuno -existen muchas recetas que combinan esos dos alimentos, no me lo estoy inventando-. Pero en este último plato (he hecho bien en dejarlo para el final) he 'pìnchado': solo he podido comer una cucharada. Definitivamente tengo que depurar esta receta y la solución puede pasar por cocinar las lentejas y la avena un poco para que compacten. Hoy no tenía tiempo para tanto.

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El experimento de las lentejas para desayunar me ha hecho pensar en que los cambios en nutrición deben ser progresivos y con pequeñas acciones. No se trata de venirse arriba de la noche a la mañana. No puedes pasar de zamparte un croasán untado en leche con cacao azucarado a comerte las lentejas que sobraron del día anterior según te levantas de la cama. Pero lo bueno es que en el proceso, en los intentos, vas dejando atrás malos hábitos. Que quitas las galletas y la bollería... pues ya hemos dado un paso. Que prescindimos de los cereales azucarados y optamos por un yogur, una pieza de fruta y una tostada con queso fresco... pues otro salto de gigante en beneficio de nuestro organismo. Luego un día descubres que el humus de garbanzos o el aguacate resultan muy sabrosos untados en la tostada, mejor que un embutido, y de ahí a hacernos un revuelto de lentejas para desayunar ya no hay nada.

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