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¿Sabía que las hernias de la pared abdominal, esos pequeños e incómodos bultos que salen en la zona del ombligo o en la ingle, representan el 60% de las bajas laborales que necesitan pasar por quirófano? De hecho, es una de las intervenciones programadas ... más frecuentes. «En principio, todas las hernias son quirúrgicas por definición. Es decir, la única manera de repararlas es operarlas. Para quien todavía tenga dudas sobre qué hacer, es interesante que sepa que tiene más posibilidades de que esa hernia se termine estrangulando con el paso del tiempo que de una complicación en quirófano», advierte el doctor Eduardo Garaizabal, cirujano general del Igualatorio Médico Quirúrgico (IMQ), antes de desvelar las claves en el seguimiento y tratamiento de esta patología tan habitual.
A grandes rasgos, se podría decir que las hernias de la pared abdominal –no confundir con las cervicales o las de hiato– son «pequeños agujeros que se abren en la musculatura del abdomen, por los que se cuela el contenido de dentro de la tripa en forma de bulto más o menos grande. Y el contenido de esta protuberancia puede ser solo grasa o ir acompañada de parte del intestino, del colon o de otras vísceras», describe el doctor Garaizabal.
En general, este tipo de hernias aumentan de tamaño con los esfuerzos y el paciente puede notar molestias continuas o intermitentes. En algunos casos, el bulto desaparece espontáneamente si se presiona hacia dentro, «pero esto no significa que se cure, sino que simplemente se reduce durante un tiempo», precisan en Quirón.
Aunque lo que más suele llamar la atención a los pacientes es el tamaño de la protusión, en realidad lo más importante desde el punto de vista de la 'gravedad' es el contenido, qué es lo que sale por ese agujerito que se ha abierto en la pared muscular. «Por ejemplo, en las hernias umbilicales, que son las que aparecen en la zona del ombligo, casi siempre se trata de grasa y la alteración para quien la padece es más estética que 'peligrosa'. Además, el paciente suele darse cuenta enseguida de su presencia y lo consulta con el médico. Sin embargo, en las inguinales es relativamente habitual que también se cuele parte del intestino y no pueda volver a meterse para dentro. Cuando sucede esto, además de resultar doloroso, la protusión puede quedar estrangulada porque no le llega bien la sangre y entonces ya se convierte en una urgencia quirúrgica», alerta el cirujano.
«En el caso de estas hernias, llamadas incarceradas o irreductibles, el paciente nota un dolor súbito abdominal, además de un endurecimiento del bulto. También puede ir acompañado de vómitos y estreñimiento. Si no se interviene a tiempo se puede poner en compromiso el contenido intestinal y obligar incluso a una resección (extirpación) de las vísceras afectadas», añaden en Quirón.
Las hernias de la pared abdominal pueden presentarse a cualquier edad. De hecho, «las umbilicales son muy frecuentes en bebés, embarazadas y también en personas obesas, mientras que las inguinales se ven mucho ahora en jóvenes deportistas por la práctica continuada de ejercicios de fuerza», precisa el doctor Garaizabal.
En cuanto al tratamiento, siempre es quirúrgico. «Una hernia te puede dar más o menos la lata, pero solo se puede solucionar en quirófano», coinciden los especialistas. La intervención, que se realiza con anestesia local, consiste en 'reparar' el agujero formado en la pared abdominal para que no vuelva a abrirse. «En el 99% de los casos se coloca una malla de refuerzo y es una intervención que también se puede hacer por laparoscopia». Uno de los motivos por el que algunos pacientes no se atreven a pasar por quirófano es la baja laboral. Los cirujanos insisten en que la recuperación es sencilla y que la vuelta al trabajo depende mucho de a qué se dediquen. «No es lo mismo un bombero que una persona que puede teletrabajar. En cualquier caso, el plazo máximo para retomar la normalidad es de un mes», revela el cirujano del IMQ.
Umbilical o epigástrica
Es una de las más frecuentes y aparece en el ombligo o por encima de él. «Su aparición casi siempre se relaciona con un embarazo o un aumento de peso», precisan en Quirón.
Inguinal
Esta hernia aparece como un bulto en la ingle. Y es mucho más frecuente en los hombres que en las mujeres, con una proporción de 12 a 1. Explican los especialistas de Quirón que la posibilidad de padecer una hernia inguinal aumenta con la edad en los hombres, mientras que en ellas se mantiene constante a partir de los 40 años.
Crural
Se localiza también en la ingle, pero por debajo del pliegue inguinal. «Suele ser de menor tamaño, de consistencia más dura y dolorosa. Este tipo de hernia es más frecuente en las mujeres».
De Spiegel
Es poco frecuente y aparece en el área ubicada entre la fascia del músculo recto anterior y las vainas de los músculos laterales. Es decir, en uno de los lados de la tripa por debajo del nivel del ombligo. «El orificio normalmente es pequeño (de 1 a 3 centímetros) y su contenido habitual suele ser intestino o grasa del interior del abdomen».
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