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Cuentan los especialistas en el tratamiento de las hemorroides, medio en broma medio en serio, que la población se divide entre los que tienen almorranas y los que las van a tener. La anécdota sirve para hacernos una idea de la cantidad de personas que ... padecen esta patología tan común y de la que tan poco se habla. Es decir, «casi todos en algún momento de nuestra vida las tendremos, aunque se calcula que 'solo' la mitad sufre por ellas. Las hemorroides patológicas, esas que se inflaman y causan molestias como picor, incomodidad, sensación de presión, quemazón o sangrado de color rojo brillante, afectan, sobre todo, a hombres y mujeres de mediana edad, embarazadas y madres recientes», señala el farmacéutico Juan Desmonts.
Antes de tratarlas es importante confirmar que realmente se trata de almorranas, «porque muchas veces pueden confundirse con una fisura, una fístula o incluso una pequeña infección», alerta la doctora Izaskun Badiola, proctóloga en el hospital San Juan de Dios. A grandes rasgos, se podría decir que una hemorroide «es un ensanchamiento de las venas en el ano (externas) o en el recto (internas) que pueden llegar a sobresalir (prolapso)». La mayoría de las veces se trata de una molestia pasajera, pero en ocasiones pueden llegar a resultar incapacitantes para la persona que las padece. Estas son algunas de las claves que explican su prevención y tratamiento.
Causas
Además de un componente genético, las almorranas salen principalmente por un exceso de presión sobre las venas del ano y el recto que suele estar causado por «embarazos, partos, estreñimiento crónico, pero también por diarreas, obesidad, sedentarismo, levantar pesos a diario, alteraciones del esfínter... Además, el envejecimiento es otro factor de riesgo para la aparición de hemorroides al conllevar, en muchos casos, el debilitamiento de los tejidos que sujetan la zona anorectal», enumera el fundador de Dosfarma.
La doctora Badiola recuerda que el embarazo, sobre todo el tercer trimestre, «es uno de los momentos en los que más crisis hemorroidales se producen, junto con el parto. Con el esfuerzo del expulsivo el tema de las almorranas se suele descontrolar», admite la proctóloga.
Cuatro grados
Los especialistas distinguen cuatro grados «en función del nivel de exteriorización y de cuánto tiempo está fuera la hemorroide. Si el 'bultito' que notamos se mete solo para dentro sería un grado 2; si tenemos que ayudarlo con el dedo a meterlo para dentro y se mantiene sería un grado 3; y si está fuera todo el rato ya estaríamos hablando de un grado 4. Con las hemorroides se debe actuar desde el principio para evitar males mayores, pero también es verdad que hay pacientes con grado 4 a los que apenas les afecta en su vida diaria y otros con una hemorroide de menor grado que están desesperados. El tratamiento se debe individualizar en función del nivel de disconfort que sufre el paciente», explica Badiola.
Prevención
Una de las claves para evitar la aparición de las molestas almorranas es llevar unos hábitos de vida saludables desde el punto de vista dietético e higiénico. «Es importante llevar una dieta rica en fibra y beber agua con frecuencia para evitar hacer esfuerzos excesivos a la hora de ir al baño. En este sentido, poner los pies sobre una banqueta para tener las rodillas por encima de la cadera cuando nos sentamos en el retrete hará que el ano esté más abierto y facilitará el tránsito intestinal. Eso sí, no se puede estar mucho rato en la taza del baño ni abusar de sustancias como el alcohol, la cafeína o el picante», insiste la especialista del hospital San Juan de Dios. Tener una vida activa (practicar algún deporte, caminar...) y evitar pasar muchas horas de pie o tumbados también ayudará a prevenir su aparición.
Tratamientos
En primer lugar, si se tienen hemorroides lo primero que hay que hacer es evitar el papel higiénico. «Lo ideal es lavarse con agua y jabón después de ir al baño y secarse bien. Con eso ya hacemos mucho –explica la proctóloga–. Si no se puede, existen en el mercado unas toallitas especiales para limpiarse. Las pomadas también pueden ayudar a rebajar las molestias, pero deben aplicarse de forma puntual porque algunas contienen corticoides. También se puede probar con baños de agua templada durante diez minutos. Si esto no funciona, el siguiente paso es tomar ibuprofeno o paracetamol para aliviar la inflamación. Y si el bulto está fuera debemos meterlo siempre para dentro con el dedo. Si con eso tampoco es suficiente, pasaríamos a técnicas instrumentales (bandas, escleroterapia...) para cicatrizar la hemorroide y, en último caso, se recurre a la cirugía».
Explica Juan Desmonts que, en caso de sangrado, es preciso consultar con el médico cuanto antes «porque puede que no se trate de hemorroides, sino de otras enfermedades como cáncer colorrectal o anal, enfermedad de Crohn, colitis ulcerosa, divertículos, fisuras, pólipos o úlceras gástricas».
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