Solange Vázquez
Sábado, 23 de septiembre 2023, 00:10
Al alemán le pasa como al japonés, que es muy rico en palabras que sirven para describir un concepto para el que otras lenguas no tienen un vocablo específico. Los amantes de la filosofía lo saben: ahí está el 'zeitgeist', el espíritu de cada época, ... y también la 'schadenfreude', el regocijo ante la desgracia ajena. Y, bueno, también son capaces de bajarse del pedestal de las ideas más altas y trascendentes para bajar a los retretes y resumir en una palabra realidades mucho más cotidianas: la palabra 'heimscheißer' designa, en su acepción más literal, a una persona que solo quiere defecar (o que lo prefiere) en su propia casa, según el blog 'German is weird' ('El alemán es raro'), que ha recopilado este tipo de curiosidades en un libro.
Publicidad
En realidad, casi todo el mundo es un poquito 'heimscheißer' . 'Como en casa, en ningún sitio', suele resumir la gente cuando se le pregunta al respecto. Pero hay grados, claro. Una cosa es que todo el mundo prefiera su baño y otra, que tenga serios problemas para obrar en uno ajeno. Hay cantidad de gente que evita hacerlo en el trabajo y que llega a casa apurada después de mucho contenerse. Otros ya han regulado sus horas para no tener que aventurarse en váteres extraños.
«Parcopresis o síndrome del intestino tímido es el nombre que recibe el hábito, muy común, de no hacer de cuerpo hasta no llegar a casa. Los aquejados sufren por la falta de privacidad que les supone defecar en baños públicos», describe Amaia Sanz, proctóloga de Proktos Clinic, especialista en Cirugía General y del Aparato Digestivo. Tal y como destaca, es muy común, «tanto entre adultos como en niños».
Y tiene sus consecuencias. Las personas que tienen esta fobia «a menudo sufren estreñimiento porque difieren el deseo defecatorio y cuando llegan a casa este ya ha desaparecido».
Es decir, que los 'expertos' en aguantarse las ganas hasta llegar a su propio WC acaban con problemas reales: «Aguantarse las ganas es perjudicial: hemorroides, fisura anal o daño en el suelo pélvico por esfuerzos continuos para evacuar en el caso en de que el paciente tenga que hacer esfuerzo...».
Publicidad
¿Cómo podemos hacer frente al rechazo a hacer de vientre en váteres públicos? La doctora hace hincapié en la palabra 'hábito'. A veces nos dejamos llevar por manías corregibles que luego acarrean consecuencias negativas simplemente porque nos acostumbramos. Charles Duhigg, uno de los investigadores más destacado en este terreno, señala que un hábito está compuesto de una señal, una rutina y una recompensa (las costumbres arraigadas conllevan una subida de la dopamina, la hormona del bienestar). Así, defecar en casa, tranquilitos, supone un plus de 'felicidad'.
Por eso la gente acostumbrada a ello hace malabares con tal de llegar a esa zona de confort para aliviarse. Y no solo es una respuesta cerebral lo que hay detrás de un 'intestino tímido'. También es fisiológica: al llegar al domicilio, el ambiente influye en nuestro organismo: varía hasta nuestro nivel de adrenalina y la tensión muscular... y todo ello hace que las ganas de ir al baño se disparen. Es la forma en que el cuerpo responde al ambiente: se relaja y ya no se le puede parar, de ahí que muchos atraviesen el umbral ya 'in extremis'. Hay investigadores que sostienen que, cuando ya estas yendo hacia casa, una cascada de factores 'desencadenantes' –mentales y físicos– producen la señal (imparable) de que es hora de evacuar a gusto.
Publicidad
Puede que, de esta manera, la gente que solo quiere su WC tenga todo más o menos controlado, pero ¿qué ocurre cuando se van de vacaciones o de fin de semana? Es mucho tiempo... «En estos periodos, el estreñimiento es muy común, también por por diferentes motivos: cambio de dieta, cambio de hábitos o menos acceso a baños, porque pasamos mucho tiempo visitando lugares o al aire libre», apunta la proctóloga.
¿El resultado? A veces pasan días y días sin ir al baño y se buscan remedios caseros o de farmacia para aliviar la situación. Suele ser algo ocasional para el común de los mortales, pero en el caso de los 'heimscheißers' es una prueba difícil. Ahí va un truco (además de beber mucha agua y tomar fibra) que implica al cerebro, que es el que, al final, regula el proceso: consiste en crear una rutina cuando llegue el momento. Ponernos música, hacer una actividad concreta antes, intentar establecer un horario... Si en nuestro domicilio creamos este hábito y nos funciona, es probable que, si reproducimos las condiciones al tener que usar un baño ajeno, también se obre el 'milagro'.
Publicidad
Sólo en casa
Causas Temor a que los baños estén sucios, falta de privacidad (cuestión de ruidos, olores) o falta de relax (ahí está el dicho de 'me pones más nervioso que cagar en el baño de un bar sin pestillo')
Miedo En casos serios es propio de personalidades muy preocupadas por ser vistos negativamente, ansiosas y con miedo al fracaso.
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.