Aestas alturas del año y con los virus desatados, quien más y quien menos ya lleva un par de catarros entre pecho y espalda. Por no hablar de los que cada invierno encadenan resfriados y gripes como quien colecciona cromos. Te levantas con un ligero ... dolor de cabeza, algo más cansado de lo habitual, pero no le das mayor importancia y te vas al trabajo. «Me habré enfriado», piensas. A medida que pasan las horas, empiezas a notar un picorcillo en la garganta, mocos... y sueltas un par de estornudos que confirman lo que ya sospechabas: un trancazo de manual. Echas mano del botiquín y te tomas un paracetamol cada ocho horas para superar el bache. Pero pasan los días y los síntomas, en lugar de remitir, van a más. Uy, igual no es un simple catarro. Y surge la duda: ¿me tomo un antigripal y veo cómo evoluciono o mejor pido cita con el médico? «En primer lugar, debe quedar claro que, tengamos un catarro o una gripe, ambas son enfermedades causadas por virus, de manera que no sirve de nada automedicarse con un antibiótico que tengamos en casa», alerta Carlos Fernández Moriano, responsable del Área de Divulgación Científica del Consejo General de Farmacéuticos.
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Lo siguiente en lo que debemos fijarnos para saber si basta con acercarnos a una farmacia o tenemos que acudir al ambultatorio es la gravedad e intensidad de los síntomas. «La mayoría de las infecciones respiratorias que sufrimos en esta época del año son leves y transitorias. Si lo que tenemos es un pequeño dolor de cabeza, mocos, un poco de fiebre y malestar durante unos días puede ser suficiente con acudir a una farmacia, comentarle al boticario lo que nos ocurre y dejarnos aconsejar sobre lo que nos conviene para venirnos un poco arriba», señala Fernández Moriano.
Ahora bien, si el enfermo pertenece a un grupo de riesgo (lactantes, mayores de 65 años, embarazadas, personas inmunodeprimidas, con cáncer...) o si los síntomas empeoran con el paso del tiempo (fiebre alta, dificultad respiratoria, dolores de cabeza y musculares muy intensos), lo recomendable en ese caso es pedir cita con el médico de cabecera. «La duración de los síntomas en el resfriado suele ser de una semana, aunque la tos puede durar hasta quince días, mientras que la gripe tarda algo más en desaparecer, en torno a los diez días», precisan en la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen).
Con esto claro, podemos 'tirar' de algunos medicamentos para tratar los síntomas y hacer más llevadero el proceso. «Los anticatarrales, que se pueden dispensar sin receta y no tienen grandes efectos secundarios, suelen incluir una combinación de diferentes principios activos que ayudan a mejorar el estado general del paciente. Lo más frecuente es que incluyan un analgésico (ibuprofeno, paracetamol, ácido acetil salicílico...) para bajar la fiebre y aliviar el dolor; un antihistamínico (clorfenamina) para reducir el picor de ojos, los estornudos y la secreción nasal; y un descongestivo (fenilefrina, pseudoefedrina...) para 'desatacar' la nariz», enumera el farmacéutico.
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Para tratar la tos es importante diferenciar entre la seca y la productiva. En el caso de la primera, se puede recurrir a medicamentos antitusivos (dextrometorfano), mientras que si se expulsan flemas lo que tenemos que tomar es un mucolítico (acetilcisteína, carbocisteína...) para ayudar a que sean más fluidas. La Asociación Española de Pediatría (AEP) desaconseja el uso de anticatarrales en niños menores de 12 años.
Explica la farmacéutica Marián García, conocida en redes sociales como Boticaria García, que la mayoría de los laboratorios apuesta por los antigripales a base de paracetamol (Pharmagrip, Bisolgrip, Frenadol, Vincigrip, Gelocatil Gripe o Termalgin Gripe), aunque algunos medicamentos con gran solera para tratar esta enfermedad, como es el caso de la Couldina, contienen ácido acetil salicílico. Desde hace unos años, existe un antigripal con ibuprofeno, el Bisolfren, que contiene únicamente 200 miligramos del analgésico, la mitad de lo que solemos tomar en una única dosis». Otra duda frecuente es si los medicamentos 'forte' son realmente más efectivos. «La diferencia es que contienen una dosis mayor de analgésicos: 1.000 miligramos de paracetamol frente a los 650», aclara Boticaria García.
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Tomar leche con miel o hacer vahos de eucalipto para 'soltar' los mocos pueden ayudar en algunos procesos catarrales, «pero en ningún caso van a curar enfermedades por sí solos. Algunos remedios caseros incluso pueden empeorar los síntomas. Que un producto se venda como natural no significa que sea inocuo», alertan en el Consejo General de Farmacéuticos. Otros 'trucos' directamente no funcionan. «Ni partir una cebolla y dormir con ella cerca de la cama hace que respires mejor ni tomar propóleo evita que tengas resfriados. Lo mejor para tener a raya nuestro sistema inmunitario es mantener un correcto estado nutrcional».
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