En España hay 9,3 millones de perros, según dicen las estadísticas, por lo que una de cada cuatro familias tiene mascota en casa. Elegir al compañero de cuatro patas no es cuestión baladí: crece, requiere de una serie de cuidados básicos e implica un ... gasto extra a final de mes, de manera que hay que ser conscientes de la responsabilidad que conlleva atenderlo. La educación y el entorno juegan un papel crucial en el desarrollo del animal y se antojan clave para tener una mascota que pueda convivir sin problemas. Pero hay que tener en cuenta otros muchos factores. ¿Vale cualquier perro para cualquier persona?
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No es que haya perros para niños y otros que no lo son, pero para la vida familiar con peques, el psicólogo especialista en comportamiento animal Nacho Sierra recomienda «animales que tengan las cuatro 'eses': seguros, sociables, sumisos y sanos. Valdría cualquier perro mientras tuviera estas características», asegura Sierra, autor del libro 'Técnicas de modificación de conducta canina'.
Así que no se fijen solo en la raza, advierte. «Conozco Golden que muerden a sus dueños y Pitbull incapaces de hacerlo. Lo importante es que los padres sean equilibrados y el ambiente y la educación sea óptimo», destaca. «Elegir al animal en base a la raza es un error, es un sesgo y sin ciencia que lo sostenga. Esto solo determina la forma, el color, el tamaño y, un poco estadísticamente, el temperamento del animal. Pero, principalmente, su carácter lo moldearán varios factores como el linaje, su adaptación ambiental y su educación», ahonda Sierra.
Coincide con su tesis Patricia Guerrero, de Pat Educadora canina, que añade que «la raza los encasilla de forma injusta. La gente debe aprender qué carácter tiene cada animal, independientemente de la parte física». Ella considera que un animal con carácter dócil, paciente, cariñoso y juguetón sería ideal para esta familia con niños tan pequeños. En caso de mestizo, siempre hay que preguntar en la protectora por perros afines con niños, ya que muchos de ellos han pasado por situaciones de maltrato y vienen con miedos.
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Las necesidades del animal deben ser acordes y compatibles a nuestro estilo de vida. No es lo mismo ser una persona poco activa y casera que alguien que pasa todos los fines de semana de excursión por el campo o alguien mayor con poca movilidad. En las circunstancias de esta última, «a la hora de elegir perro, es importante fijarse en el peso, que no sea demasiado grande y que sea un animal que no exija una intensa actividad física» aunque insisten en que no por ser Bichón Maltés, Yorkshire o Chihuahua te aseguras que sea el adecuado. «Hay muchos perros miniatura que son tímidos, inseguros o dominantes. Si se encuentran en un mal ambiente o reciben una mala educación pueden tener conductas conflictivas, tanto un Rottweiler como un caniche», advierte el experto.
Y hace mucho hincapié en el asunto porque «hay gente que adquiere un perro de una determinada raza creyendo que el carácter será como el que pone en los libros de divulgación y luego llegan las sorpresas y las decepciones».
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En el caso de esta persona mayor que vive sola, los expertos recomiendan perros que no sean muy activos, ya que si lo son y rebosan energía necesitan estar casi continuamente en movimiento y su dueño probablemente no pueda ayudarles a cubrir esa necesidad. Podemos optar por animales de entre 8 y 14 kilos, que no demanden mucha limpieza, que hayan sido adiestrados y socializados, así como asegurarnos de que no tienen enfermedades crónicas ni requieren cuidados especiales o visitas continuadas al veterinario.
Ya sea porque tengas una edad avanzada o porque seas un urbanita que vive en la ciudad y no tengas tiempo apenas para sacar al perro, olvídate de los cachorros, por mucho que gusten: «Implican mucha dedicación, no solo para enseñarles a hacer sus necesidades en la calle, sino también en su proceso de habituación y socialización», explica Carlos Carrasco, educador canino de DOS adiestramiento.
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«En este caso, lo ideal es que sean canes de baja actividad y pequeños, que apenas superen los 50 centímetros de altura, como por ejemplo los braquicéfalos, descartando los pastores o tipo Terrier. Siendo así, bastarán unos 20 minutos de paseo, mientras que uno mediano requerirá moverse durante algo más de media hora al día y, si es grande, la salida debería superar la hora», calcula Manuel Lázaro, vocal del Colegio de Veterinarios de Madrid.
Si quieres un perro para vivir en el campo que sirva como guardian o lo necesitas para hacer deporte en estos ambientes, «debes dirigirte más hacia las razas de utilidad o de trabajo deportivo. Un estilo Bulldog Inglés no será la mejor opción por su tamaño, morfología y respiración, por ejemplo», señala Sierra, que destaca al Pastor Alemán como un «todoterreno». «Este tipo de perros de trabajo y utilidad necesitan mucho ejercicio y, si no se lo das, pueden presentarse problemas de comportamiento», advierte.
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Coincide con Carrasco en destacar también a los pastores belgas, Malinois (a menudo utilizado como perro policía), que requieren dueños especialistas, ya que son linajes muy seleccionados. «Sin experiencia no es recomendable. Necesitan mucha actividad física y mental». Si hablamos de guardianes o demandantes de liderazgo, cuyo entrenamiento debe darse siempre por un experto, los especialistas advierten sobre los canes con unos niveles de testosterona elevado. «Los que los tienen bajos te aseguran una convivencia más fácil, como pasa con los machos castrados en edades entre los 7 y 8 meses de edad como los perros guía, por ejemplo».
En cuanto a las características que deben reunir: capacidad para aprender nuevas habilidades con facilidad como sucede con el Pastor Alemán, obediencia como la del Doberman y lealtad, como son 'a priori' los Dogo. Todos ellos tienen olfato y oído refinado y son robustos e intimidantes –tienen un peso de entre 25 y 45 kilos–. A estas razas no las caracteriza la agresividad, sino la obediencia, la fidelidad y el estado de alerta. «Es una aberración científica hablar de razas peligrosas. A veces, hay dueños irresponsables y, otras veces, perros peligrosos con independencia de la raza», critica Sierra.
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Los perros de asistencia han recibido una educación específica que les permite acompañar y ayudar a las personas que sufren algún tipo de discapacidad. Desde ExpertoAnimal recomiendan consultar con un educador canino, etólogo o adiestrador para saber si son apropiadas según el caso concreto. Pero, ¿qué cualidades generales deben cumplir? «Deben tener un carácter positivo, alegre y predecible, así que un perro con temperamento asustadizo debe ser descartado. Tiene que ser sociable y mostrar estabilidad emocional en todo tipo de entornos, sin llegar a exponer ningún signo de dependencia mal canalizada», apunta Juan Luis de Castellví Guimerá en el blog de la Cátedra Animales y Sociedad de la Universidad Rey Juan Carlos, que destaca que a menudo vemos cómo participan en los programas de terapia perros adoptados de refugios.
Las razas que suelen ajustarse estadísticamente al rol de perros de terapia son el Labrador y el Golden Retriever. Ambos, al ser tradicionalmente de carácter equilibrado, tranquilos, juguetones y dóciles, son buenos candidatos para la convivencia también con gatos y otras mascotas que hubiera en el hogar. Estos, como cualquiera, pueden llegar a adaptarse a la convivencia siempre que se trabaje desde el principio y se dedique el tiempo adecuado.
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