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Cuando pensamos en cosas que nos pueden arruinar la existencia derivamos nuestros pensamientos hacia dramas con mayúsculas -que cada cual repase la lista de sus terrores favoritos-, pero pocos meteríamos un conflicto vecinal en esta saca. No son para tanto, ¿no? Pueden serlo: las alteraciones ... que sufrimos en nuestro tiempo de estar en casa nos sacan de quicio. «Pueden dar al traste con nuestra vida cotidiana y, en ocasiones, son motivo para un cambio de domicilio», sostienen los portavoces de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU). Los ruidos, molestias a causa de las mascotas, problemas con el uso de espacios comunes, malos olores... La lista de motivos que pueden hacer saltar el conflicto entre vecinos es larga.
Además, durante el confinamiento todos pasamos en casa más horas de las que hubiésemos querido y este catálogo aumentó en variedad e intensidad. De hecho, existen datos facilitados por servicios de mediación policial, como el de Valencia, que indican que este tipo de desavenencias aumentaron en aquella época más de un 80%. Si queremos saber cómo actuar ante un problema vecinal, he aquí un listado de lo que debemos hacer... y de lo que no.
Puede que nos lo pida el cuerpo, pero no hay que hacerlo. «Mientras no hay conflicto puedes estar alejado de tu vecino, pero cuando lo hay, debes acercarte. La solución pasa por comunicarse y descubrir cuáles son las causas del malestar», aconseja Xavier Pastor, profesor de los Estudios de Derecho y Ciencia Política de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).
Pocas ganas tenemos, ¿no? Pero es necesario. Muchas veces hay malentendidos que, conociéndonos un poco unos a otros, se evitarían. Suena a milonga bienintencionada, pero los expertos aseguran que es así. Un estudio sobre disputas vecinales y métodos alternativos de resolución de conflictos durante el primer estado de alarma por covid en Barcelona reveló que solo un 27% de los encuestados declaraba conocer bien a sus vecinos, un 30% decía conocerlos «poco» y un 14%, «nada». Y el desconocimiento es terreno abonado para problemas: si aparece una desavenencia no existe ni un mínimo espacio común de comunicación y entramos directos al reproche.
Hay que hablar con el vecino, educadamente, la primera vez que haya una incomodidad o una insatisfacción. «Si vas pronto, estarás más tranquilo al comunicarlo», afirma el profesor de la UOC. «Buena parte de los problemas con vecinos no vienen de situaciones puntuales de gravedad, sino de la acumulación de pequeños comportamientos molestos no resueltos», aseguran desde la OCU. Además, si nos callamos, corremos el riesgo de explotar un día.
No, no y no. En esto coinciden todos los expertos. La vía judicial sale cara emocional y económicamente. «Un procedimiento judicial conlleva gastos, tiempo (celebración de una junta, requerimientos previos, etc.) y la inevitable incertidumbre sobre el resultado del proceso, ya que hay cuestiones de prueba y de valoración de la intensidad de la molestia que quedan a la interpretación del juez», recalcan desde la OCU, que desaconseja esta vía.
Si queremos curarnos en salud, es bueno comentar con los vecinos si vamos a hacer en casa alguna obra o fiesta que pueda ocasionar alguna molestia, disculpándonos de antemano. «Ocho de cada diez nos dirán que no importa y se mostrarán más tolerantes ante esas molestias puntuales -aseguran los portavoces de la OCU-. Y a nosotros nos servirá de recordatorio de que no debemos excedernos».
A veces no hay manera de solucionar el problema, ni nosotros ni el administrador de la comunidad hemos logrado nada. ¿Qué opción hay sin ir a juicio? Un mediador. «Evita la escalada de malestar y genera la voluntad de cumplir las normas de convivencia», señala Blanca Torrubia, directora del máster de Gestión y Solución de Conflictos de la UOC. ¿Quién puede llevar a cabo esa mediación? Generalmente, es un mediador profesional que se puede solicitar en el servicio de mediación comunitaria de los ayuntamientos o a través de servicios privados. Se necesita una licenciatura o una diplomatura, además de una formación específica acreditada por el departamento de Justicia de la comunidad o el Ministerio de Justicia.
Los expertos afirman que, en la mayoría de los casos, funciona: la Asociación Madrileña de Mediadores, uno de los escasos organismos que ha recabado datos al respecto, estima que el 80% de los conflictos vecinales derivados a mediación acaban en acuerdo.
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