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Cerveza (2,70 euros), café (1,70), 'no consumición' (1,50). Así queda reflejada la cuenta en un local de Liaño (Cantabria) donde desde hace semanas cobran euro y medio a las personas que entran y no quieren tomar nada (los precios de la cerveza ... y el café los hemos puesto a modo de ejemplo). La noticia, por excepcional, se ha hecho viral y el dueño de esta coctelería ha salido a explicar que no es que quiera engordar la caja, sino que ha tomado esta decisión «por sentido común, lógica, coherencia y por dignificar la profesión» y porque, dice, «no tiene sentido sentarse en un bar a no consumir. Esto es un trabajo, un negocio».
La inusual decisión de este hostelero no va a cambiar significativamente sus beneficios a final de mes, pero da pie a un debate que no es nuevo: ¿puedo entrar en un bar y no tomar nada? Pues puede hasta que el dueño decide que no puede. Porque, antes de cobrar 1,5 euros por la 'no consumición', este hostelero (y todos) han dado este 'servicio' gratis muchas veces. «El hostelero puede cobrar lo que quiera por lo que quiera. Así que es legal cobrar por no tomar nada», marca el punto de partida del debate Enrique García, portavoz de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU). Pero se apresura con el matiz: «Es legal siempre y cuando se informe claramente al cliente de esta tarifa. Si se lo cobran sin haberle avisado antes, habría base para denunciarle».
Para demostrar que el cliente está al tanto de este cobro, debería recogerse en el listado de precios, advierten desde la OCU. «La ley no especifica si hay que colocar un cartel, advertirlo de viva voz o incluirlo en las cartas, pero sí que este cobro debe estar recogido en una lista de precios y que esta lista debe estar a disposición del cliente».
Funcionaría igual, dice Enrique García, que cuando te cobran un suplemento por estar sentado en la terraza (por ejemplo: 1,7 el café en barra y 2,70 si lo tomas en las mesas de fuera). «Lo que debe incluir ese extra es el IVA; si no, no sería legal», advierte el experto de la OCU.
Ahora, bien, este cobro por 'no consumición', que aunque excepcional es legal... ¿Podría llegar a convertirse en 'norma'? No lo cree José Luis Yzuel, presidente de la Confederación Empresarial de Hostelería de España.
«Es absolutamente anecdótico y no creo que se vaya a generalizar. Además, sería difícil de aplicar». Yzuel interpreta el gesto de este hostelero cántabro como «un acto de protesta». «Es una reacción a lo que estamos viviendo. Lo que antes pagabas a mil, ahora lo pagas a tres mil porque crecen los alquileres, sube la luz... Y, claro, tener un local iluminado, climatizado... cuesta. Un metro cuadrado vale dinero», insiste.
Y es ese metro cuadrado el que está ocupando, precisamente, la silla de esa persona que se ha sentado y no toma nada. Una circunstancia, por otro lado, que muy pocas veces se da. «No pasa mucho, no. Aunque, de vez en cuando, sí entra alguna cuadrilla en la que alguno de sus miembros no pide nada. Precisamente hace unos días me topé con una situación así. Al lado de mi mesa había un grupo de personas y una de ellas no quería tomar nada. El camarero se lo hizo notar y el cliente acabó pidiendo algo testimonial».
Sobre el precio, los 1,5 euros que ha establecido el hostelero cántabro, el portavoz de la Confederación Empresarial de Hostelería de España cree que es una cantidad «razonable» porque «ya no hay apenas consumiciones por ese precio».
Habrá que ver cómo responde la clientela ante el cobro de la nueva tarifa, pero no cree Yzuel que se le vaya a volver en contra ya que, dice, «los consumidores son también cada vez más comprensivos».
Lo demostraron, recuerda, cuando algunos locales, por la alta demanda de terrazas durante la pandemia, fijaron un tiempo máximo de estancia en las mesas de la calle, por ejemplo una hora por cada consumición. «Pagar por una consumición no te da derecho a barra libre de todo ni tampoco de horario. Y cuando se dan pequeños abusos (estar tres horas sentado en una terraza con un refresco mientras espera un montón de gente) la clientela lo entiende».
De hecho, el hostelero de Liaño asegura que la mayoría de opiniones que ha recibido de los clientes a su cobro por no consumir en el local son «positivas». «En un negocio de hostelería cada silla tiene un coste de luz, de impuestos, de local, de plantilla. Al cliente le ofreces una atención, música, calefacción, baño... Creo que es sentido común, dignificar el trabajo», argumenta.
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