Solo es nata la grasa de leche

Ojo que no te cuelen preparados con aceites de palma, coco... que imitan su aspecto

Viernes, 13 de enero 2023, 00:09

La nata ha estado en el foco de atención de los consumidores estas pasadas Navidades. Una denuncia de FACUA-Consumidores en Acción sacó a la luz que algunos supermercados –que fueron multados– comercializaban roscones que se presentaban fraudulentamente como rellenos de nata cuando, en realidad, ... llevaban un preparado de grasas vegetales hidrogenadas de palma. Tras este engaño surgen preguntas: ¿Se podría estar repitiendo en otros productos?, ¿cómo detectar que nos estamos comiendo grasas hidrogendas en lugar de nata?, ¿qué ingredientes debe llevar?, ¿en qué nos debemos de fijar en la etiqueta?

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Confundir al consumidor

El Ministerio de Consumo lanzó una alerta tras el caso de los roscones: «En la etiqueta debe aparecer como ingrediente único la nata y estar hecha con leche de vaca, como máximo, algunos aditivos y conservantes. Y, en ningún caso, llevar grasas de palma, coco y otras hidrogenadas». Pero la industria de la alimentación utiliza trucos para confundir al consumidor. «En los envases puede poner 'sabor a nata' o hasta 'relleno con n.', son algunos trucos que emplean los fabricantes y conducen a error. Por ello, debemos leer la lista de ingredientes y no fiarnos de esos reclamos», destaca la farmacéutica Gemma del Caño. Y, en ocasiones, «aunque el envase indica que se trata de nata, está incluida en muy poca cantidad, ya que el componente principal son aceites de coco y palma», precisa la experta, conocida en redes sociales como Farmagema.

Lo que ocurre es que a la industria de la alimentación le interesa utilizar la grasa de palma porque «es barata, no da sabor, es sólida a temperatura ambiente y se almacena bien», añade. La OMS ha pedido su eliminación de los alimentos, pero en España solo existe una recomendación de las autoridades sanitarias a las empresas para que minimicen su uso.

La ley dice que es obligatorio indicar en el envase la cantidad de un ingrediente utilizado en la preparación o fabricación de un alimento cuando «figure en su denominación» o «se destaque en el etiquetado por medio de palabras, imágenes o representación gráfica». Por tanto, vulneran la normativa las marcas que en su denominación indican exclusivamente 'nata' cuando también se han utilizado otros ingredientes, como el preparado de grasas vegetales, o los que dibujan la nata en el envase que luego no incluyen.

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Muchas grasas saturadas

«El principal nutriente de la nata no deja de ser grasa, aunque sea procedente de la leche, lo que hace que sea un alimento altamente calórico», precisa Ana Haro, titulada en Tecnología de los Alimentos. Al igual que todos los productos lácteos, «es rica en ácidos grasos saturados y colesterol». Por ello, «se aconseja un consumo moderado, ya que el exceso de grasa saturada puede favorecer la arteriosclerosis, uno de los factores desencadenantes de las enfermedades cardiovasculares», apunta Haro. No tiene el mismo valor nutricional que la leche. «Cuenta con un tercio de la proteína y la mitad de la lactosa de la leche», detalla la experta.

Eso sí, «siempre será mejor consumir nata que el preparado de grasa hidrogenada de palma», resalta Del Caño. «Las grasas hidrogenadas aumentan el colesterol malo (LDL), reducen el bueno (HDL) y provocan la acumulación del colesterol en las arterias, con lo que aumentan el riesgo de cardiopatías o accidentes cerebrovasculares, diabetes, obesidad, hipertensión. Y, según han destacado las últimas investigaciones, favorecen la metástasis de cáncer», advierte la Academia Española de Nutrición y Dietética.

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Si habría que destacar alguna propiedad beneficiosa es su aporte en vitamina A, «que supera unas seis veces el contenido de la leche entera de la que procede», añade la experta. De igual forma, aunque en menor proporción, es rica en vitamina D y destaca la presencia de calcio, aunque en cantidades inferiores a la leche.

Conservación

Las natas se clasifican por su porcentaje de materia grasa respecto al peso del producto final –desde el 12% a más del 50%–. Al ser un alimento delicado, debemos respetar las normas de conservación: en el refrigerador tiene que estar a menos de 8 grados. No hay problema a la hora de congelar la nata una vez abierta si nos ha sobrado. «Es muy importante guardarla en un envase hermético, de tal manera que exista la menor cantidad de aire posible para mantener bien sus propiedades», precisa Haro. A la hora de descongelarla es necesario poner el envase en la parte alta del frigorífico y esperar ahí su descongelación completa.

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Tipos

  • Nata para cocinar Tiene menor contenido en materia grasa, suele estar entre el 15% y el 18%. Por ello, es más ligera, líquida y de color blanco amarillento. Aporta unas 190 calorías por cada 100 gramos. En esa porción encontramos unos 18 gramos de grasa, 2,5 gramos de proteínas y 5 de hidratos de carbono. Se emplea para elaborar salsas, gratinados y también, como espesante en algunos platos.

  • Nata para montar La proporción de materia grasa ha de ser de un mínimo del 35%, y puede llegar a alcanzar al 50%. El poder calórico de la nata para montar es de unas 360 calorías por cada 100 gramos. En esa misma cantidad encontramos unos 48 gramos de grasa, 2,7 gramos de proteínas y 1,8 gramos de hidratos de carbono. De textura más espesa, no solo se emplea en repostería, sino que también puede utilizarse como sustituto de la nata para cocinar. En ese caso, su cometido no es el de montarla, sino proporcionar mayor cremosidad a una salsa.

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