
Vivir | Nutrición
Qué es el ruido de la comida y por qué se habla tanto de élSecciones
Servicios
Destacamos
Edición
Vivir | Nutrición
Qué es el ruido de la comida y por qué se habla tanto de élEscucha la noticia
24 min.
La vida está llena de ruidos, físicos y mentales. El último en entrar en esta lista se llama 'ruido de la comida'. Y no, no ... es el que hace la bolsa de patatas fritas cuando la abrimos en el cine. Aunque tiene que ver. Este fenómeno, que no es nuevo, ha empezado a ponerse en el centro de las conversaciones gracias a la popularidad de medicamentos para bajar de peso como el Ozempic o el Wegovy .
Un equipo de investigadores americanos liderados por Daisuke Hayashi, miembro del Departamento de Nutrición de la Universidad del Estado de Pensilvania, lo ha definido como «rumiación o preocupación obsesiva por la comida». Y señalan que se puede desencadenar por motivos internos como, por ejemplo, los rugidos de nuestro estómago cuando está vacío, o externos, como sería el olor a mantequilla al pasar frente a una pastelería o el de la bolsa de patatas fritas que decíamos.
La clave del estudio de Hayashi y los suyos está en la palabra 'obsesiva'. Porque todos hablamos y pensamos en comida. Para empezar, comemos tres veces al día y tenemos que hacer la compra para llenar la nevera. «Tomamos de media unas 200 o 250 decisiones alimentarias diarias. Las primeras, nada más levantarnos: ¿desayuno o no? ¿Qué me hago? ¿El café solo o con leche? ¿Vegetal o entera? ¿Qué cantidad?...», enumera el nutricionista Pablo Zumaquero. Y esto no es ninguna patología, es la vida.
El problema del 'ruido de la comida' como tal está en cuando esa voz pasa de ser un Pepito Grillo que nos ayuda a tramitar estos asuntos a un diablo que no calla ni cuando dormimos. «Son pensamientos intrusivos, molestos e incluso angustiantes», precisa Anna Díaz García, psicóloga sanitaria y experta en trastornos alimentarios. «Lo normal y adecuado es que pensemos en comida cuando tenemos que comprarla, cuando se acerca la hora habitual de comer... Sin embargo, cuando tenemos ese ruido, seguimos pensando en comida, en qué nos apetece, en qué comeremos después o incluso cuando ya estamos comiendo o justo al terminar».
Anna Díaz García
Psicóloga sanitaria y experta en trastornos alimentarios
Dice la psicóloga clínica Susan Albers, autora de varios libros sobre 'mindfulness' y alimentación publicados en España, que hay personas que se pasan «entre el 80 y el 90% de su día pensando en comida». «El 'ruido de la comida' nos afecta tanto emocional como físicamente. Genera estrés, ansiedad, culpa, vergüenza...», enumera Díaz. E incluso «puede distraernos de nuestras actividades diarias».
¿Y quiénes son estos sujetos tan obsesionados por la alimentación? Hay personalidades más susceptibles a sufrir este tipo de pensamientos: los que están a dieta, quienes tienen un patrón alimentario desordenado, los que quieren comer perfecto, los ortoréxicos... y sí, quienes sufren sobrepeso y obesidad. Así lo revela el informe 'Beyond Hunger: Understanding Food Noise' de WeightWatchers y la STOP Obesity Alliance de la Universidad George Washington, que señala que más de la mitad de las personas en estas circunstancias tienen pensamientos constantes sobre la comida. Y eso les boicotea.
¿Convendría entonces inventarse algo para extirparnos el ruido de la comida? En realidad ya lo hay. Y volvemos al inicio del artículo: Ozempic, Wegovy y todos los fármacos similares que imitan la acción de la hormona GLP-1 lo hacen. «Lo primero que se vio es que quitaban el hambre real porque simulan las hormonas saciantes. Es decir, tu cerebro recibe permanentemente en el cerebro la señal de que estás lleno. Pero luego se ha visto que también influye en nuestro comportamiento con la comida», explica Zumaquero.
- ¿Cómo?
- Producen cambios en los neurotransmisores del placer. Cuando comes un dónut, por ejemplo, se liberan endorfinas, dopamina, serotonina... pero quienes toman Ozempic no obtienen tanto placer como quien no. Con lo cual, acaban dejando de comer dónuts.
Suena bien, pero hay un problema. «Se sabe que funciona cuando se toma el medicamento, por lo que tendríamos que tomarlo de forma crónica. Pero es que se desconoce si este efecto se mantendría a largo plazo».
Otro punto importante es que «no tenemos que olvidar nunca que los seres humanos no comemos solo por hambre fisiológica. Lo hacemos por muchísimos motivos, entre ellos, por placer», señala el nutricionista. Además, «el 'ruido' de la comida no debemos silenciarlo, sino atenderlo. «A veces no se produce por una restricción física o mental de los alimentos, sino por otras circunstancias como ansiedad o depresión. Es un mensajero», defiende Díaz.
Tres preguntas antes de abrir la nevera
¿Estás cansado? Los expertos recomiendan analizar nuestros hábitos y comprobar si descansamos bien. Cuando no lo hacemos, somos más vulnerables a los caprichos.
¿Tienes sed? También es importante saber si hemos bebido suficiente agua, porque a veces confundimos hambre y sed.
¿Cómo te sientes? Si sueles caer bastante en la tentación, apúntalo, pero fijándote en cómo te encontrabas antes de hacerlo para identificar desencadenantes.
¿Te cortas mucho comiendo? La cultura de dieta se relaciona con el aumento del 'ruido de comida'. Si te restringes mucho, echa el freno y prueba a no tener alimentos prohibidos.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Santander, capital de tejedoras
El Diario Montañés
Publicidad
Publicidad
Recomendaciones para ti
Favoritos de los suscriptores
Noticias recomendadas
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Este podcast es exclusivo para suscriptores. Disfruta de acceso ilimitado
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.