Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Con los alimentos en plena escalada de precios es el momento de acercarnos a la zona de congelados de los supermercados. Ahorraremos un 40% en verduras y más de un 30% en algunos pescados, sin perder un ápice de los beneficios que aportan a nuestra ... salud. «Comprar congelados es una medida de ahorrar simple y al alcance de cualquiera», anima la Organización de Consumidores y Usuarios, que ha realizado un estudio sobre cuánto podemos recortar la factura de la compra si optamos por congelados. También han testado si aportan el mismo valor nutricional que los frescos.
La OCU llama la atención sobre las graves consecuencias que tiene para los consumidores que la cesta de la compra esté por las nubes. «Sabemos que la inflación y la carestía de la vida afecta a los hogares españoles hasta límites casi insospechados, de manera que muchas familias han dejado de comprar alimentos tan básicos como carne o pescado u otros productos frescos porque están fuera de su alcance».
El informe concluye que optar por verduras congeladas frente a las frescas supone un ahorro de más del 40%. La diferencia supera el 90% en el caso de los guisantes y el 70% para las judías verdes. Espinacas, brócoli y habas son otras de las verduras con las que más ahorramos al comprarlas congeladas. Los beneficios para el organismo son los mismos, ya que las pérdidas de nutrientes en hortalizas y verduras están relacionadas con el proceso de conservación y con la forma de cocinarlas, no con su congelación. Las verduras se suelen congelar rápidamente tras su recolección y la ultracongelación industrial (a muy bajas temperaturas) preserva las vitaminas y los minerales.
Incluso en algunos casos, las concentraciones de nutrientes pueden llegar a ser mayores en algunas verduras congeladas frente a las frescas. Esto se debe a que las bajas temperaturas paralizan las pérdidas que se pueden producir por oxidación en los productos frescos, por ejemplo durante su transporte .«Reducir la temperatura a estos productos alarga su vida útil y, además, hace que no crezcan las bacterias ni los microorganismos», precisa el nutricionista Pablo Zumaquero. Cocer o hervir las verduras es la causa de que pierdan más vitaminas, que se quedan en el agua. Mientras que la cocción en microondas o al vapor mantienen mejor el contenido en nutrientes.
El ahorro no solo es económico, sino de tiempo. Ya están cortadas, lavadas y, en ocasiones, prácticamente listas para su consumo. Son, además, cien por cien aprovechables debido a que venden solo las partes utilizables.
España es el país europeo que más pescado consume, por detrás de Noruega, Islandia y Portugal. Pero los altos precios han provocado un fuerte descenso. En la actualidad, más de una cuarta parte del pescado que se vende en España (el 27%) es congelado.
La mayor diferencia de precio se detecta en la merluza: un 38% más barata si es congelada. El atún, el bacalao o los langostinos también son más económicos congelados. Sin embargo, otras especies son más baratas frescas, como las anillas de calamar, el salmón o los gallos.
El pescado fresco y congelado nos aporta iguales beneficios. «Mantiene muy bien los nutrientes y la textura, además de la vida útil», señala Pablo Zumaquero. En la OCUprecisan que «las especies que se congelan pueden ser de distintas calidades». Pone un ejemplo: «Las merluzas que se suelen encontrar en pescaderías son europeas, de mayor calidad que las del cabo o argentinas, que se venden congeladas», advierte la OCU.
En España hay poca tradición de adquirir carne congelada. En la comparativa de la OCU, analiza piezas de pollo, como cuartos traseros, jamoncitos (muslos) o alitas. La conclusión: es un 20% más barato que el fresco.
En este caso, desde el punto de vista nutricional tampoco hay diferencias entre pollo fresco y congelado. Pero, eso sí, se puede echar a perder en el congelador porque se nos pase la fecha. Generalmente, los cortes enteros de pollo crudo duran unos nueve meses, mientras que el molido y los menudos solo de tres a cuatro meses.
– Evita comprar productos con escarcha por encima o que se encuentren apelmazados, ya que puede ser síntoma de pérdida de la cadena de frío.
– Conviene dejar los paquetes de congelados para el final de la compra y llevar una bolsa especial con el fin de evitar que se descongelen antes de llegar a casa.
– Comprar un producto fresco (pescado por ejemplo) para congelar en casa no es lo mejor: es preferible adquirirlo ya congelado, pues la ultracongelación a 40 grados bajo cero es un proceso pensado para mantener mejor las características del alimento, de una manera que no se puede lograr con un congelador doméstico, que no baja de los 20 bajo cero.
– El pescado congelado es muy versátil y hay muchas variedades. Es una buena manera de diversificar la ingesta de pescado en la dieta. Pero debemos tener cuidado con el consumo de algunas especies como el atún: no está recomendado en embarazadas ni en niños de menos de 10 años.
– La forma de descongelar el producto es vital para preservar su calidad. Mientras que las verduras se pueden cocinar sin descongelar, el pescado, marisco o la carne debe hacerse en la nevera, con tiempo suficiente. De esa forma, se mantienen sus propiedades nutricionales y no se compromete su seguridad alimentaria.
– Lo que más afecta al valor nutricional de los alimentos es el proceso culinario. La cocción en microondas es la mejor manera de mantener las vitaminas y otros nutrientes de la verdura, mientras que hervirlo en agua nos hace perderlas.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.