Miguel Noguera: «Pierdo el culo por lo joven y lo moderno»
Preguntas impertinentes ·
«Me identifico a duras penas con la figura del humorista. No soporto sobre mí el aura festiva asociada al oficio», dice el autor de '¡PAM!'Secciones
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«Me identifico a duras penas con la figura del humorista. No soporto sobre mí el aura festiva asociada al oficio», dice el autor de '¡PAM!'YouTube fue uno de los grandes aliados de Miguel Noguera (Las Palmas, 43 años) cuando comenzó a pergeñar su Ultrashow, un discurso donde va explicando y mostrando ideas de toda índole sin solución de continuidad. Los vídeos y el boca-oreja lograron que una forma ... de hacer humor tan ligada al ámbito underground no solo diera pie a una buena colección de libros –'¡PAM!' es el último– sino a llegar al gran público a través de programas como los de Buenafuente o Broncano.
–Siete libros sin contar 'Hervir un oso', ¿hasta cuándo se ha propuesto vivir del cuento?
–Hasta la muerte, espero; como todos los que vivimos del cuento.
–Todos ellos en Blackie Books. Confiese, ¿tiene mucho de esnob?
–Disculpa, se me va inculcando, ¿eh?, pero aún tengo que asegurarme del significado de la palabra esnob cada vez que aparece. ¿Dices que si imito las maneras de aquellos que considero distinguidos o a la moda? Hm. No los imito, no tengo tanta vitalidad, pero sí pierdo el culo por lo joven y lo moderno. Lo valoro acríticamente por el mero hecho de serlo y me arrimo a ello.
–Nació en Las Palmas, se mudó a Mallorca con tres años y con 18 se fue a Barcelona a estudiar Bellas Artes. ¿Le fue muy difícil adaptarse a la gran ciudad?
–En mi caso no. También te digo que Barcelona no es Ciudad de México. No he estado en Ciudad de México. Era por no decir Nueva York. Tampoco he estado en Nueva York. Lo siento, Josep (le llama Josep).
–¿Cómo era el joven Miguelín que andurreaba por Mallorca?
–'Andurrear', ojo. Lo he buscado: «Andar de una parte a otra fingiendo hacer algo útil». Yo no fingía hacer algo útil. No manipules. En fin, el Miguelino en estado de pupa era introvertido, empollón, obediente y aficionado a decir «paridas», vamos, al bromeo verbal absurdista más o menos continuo.
–Creo que comenzó a trabajar como dibujante en una empresa de tarjetas de felicitaciones. ¿Puede ser un trabajo creativo y alienante a la vez?
–No, Josep: Trabajé unos años como camarero y luego entré en un estudio que producía retratos semimecánicos en serie. El trabajo es alienante por definición, sea o no creativo.
–¿Recuerda cómo fue su primer Ultrashow y cómo surgió este espectáculo? He leído por ahí que los hacía desnudo…
–Hice un par de ellos desnudo, sí. En cualquier caso, el primer Ultrashow lo hice vestido (traje negro y camisa roja), no se llamó Ultrashow, ocurrió en una tetería y fue embarazoso y catártico.
–Lo que hace no tiene parangón. ¿Cuáles son sus influencias?
–No haría esto que hago de no haber estudiado Bellas Artes. Y no hubiese estudiado Bellas Artes de no ser por el cómic europeo de los 80-90 (las revistas Zona '84, NSLM, Fernando de Felipe, etc.).
–Su Ultrashow resulta inclasificable, ¿cómo lo definiría usted?
–Nada, me sitúo ante el público con una serie de pseudocontenidos anotados en una hoja de papel y un Power Point con dibujos y fotos. A partir de allí lo que surja: El discurso autorreferente, la deriva, las imágenes gore. Es un discurso en falso, bufonesco e histriónico.
–Hace unos años, renegaba en las entrevistas del término cómico o humorista. ¿Por qué?
–Y sigo renegando. Me identifico a duras penas con la figura del humorista. No soporto sobre mí el aura festiva, desenfadada y cómplice que se le asocia al oficio. Puedo ser socarrón, pero siempre desde el cinismo y la negrura; desde la fractura; nunca desde el lugar común y los valores comunes.
–Pues ahora le veo más cómodo en esa etiqueta, ¿ha bajado usted de nivel o ha subido el de la comedia que se hace en este país?
-Evidentemente a ojos del mundo soy humorista. La gente viene al Ultrashow por lo hilarante, y a mí me encanta que se rían y hacerlos reír. Aunque eso no significa que yo me perciba como un profesional del humor.
–¿Cuánto tiempo dedica a pensar ideas? ¿Tiene muy pautada su forma de trabajar?
–En pensarlas ninguno. No las pienso; surgen y las anoto. El tiempo lo invierto en seleccionarlas y plasmarlas sobre el papel. Las anoto en Open Office, después selecciono, escribo y dibujo.
–Creo que puede pasarse horas en una cafetería, cocinando ideas. ¿Hace gasto o sobrevive con una consumición?
–Sí, sí, visito a diario dos o tres cafeterías del barrio y paso unas horas en cada una. La mayor parte del tiempo procrastino: entro compulsivamente en Twitter, Whatsapp, Spotify, Tumblr, Instagram, Youtube, Tiktok, etc. Hago una consumición por cafetería: Cortado o cortado y minipasta. Multiplica los ocho euros aproximados que me gasto al día (incluyendo el desayuno) por siete: ¡56 €! Por cuatro semanas: ¡224 € mensuales! Eso me cuesta el coworking.
–Hablando del móvil, ¿ha menguado su capacidad de concentración?
–Puede ser. En cualquier caso, nunca he sido inmersivo; no caigo en trances que me hagan perder la noción del tiempo. Aunque el arte sea mi pasión la práctica artística no me apasiona. Solo me he concentrado obligado por un contrato, esto es, cuando he trabajado, esto es, cuando he sido camarero, teleoperador, etc.
–Por cierto, ¿no le da vergüenza? A los 43 años, enseñando el pito en Hits Live de los Venga Monjas.
–Enseño el pene por una buena causa: Combatir a Amazon.
–¿Quién le cae peor? ¿Xavi Daura o Esteban Navarro?
–Sin duda, y a mucha distancia de Xavi: Esteban. Eso sí, ambos me caen mal.
–¿Cómo conoció a estos dos titanes del vídeo y el humor?
–Nacho Vigalondo linkó un vídeo de Venga Monjas en su blog allá por 2006. El vídeo me encantó, me pareció genial –cosa rarísima en mí, que algo me guste del todo, sin ambages–. Por suerte, un amigo mío, Rubén Martínez –aka Eukanuba–, tuvo la iniciativa de invitarlos a un sarao raro y allí nos conocimos. El resto es... ¡GRISTORIAAAA! ¡Joseeep! ¡Que te me desmayas! ¡Josep, muñeco de felpa! ¡Ven aquí! Tqm.
–Comenzó a aparecer en sus vídeos y a ganar en popularidad -ellos, además, colgaron varios de sus Ultrashows en YouTube-. ¿Se lo recuerdan mucho los Venga Monjas? ¿No le estarán forzando a salir en todos los vídeos? Si necesita ayuda, grite.
–No, tío, no me reclaman nada. Y pobres de ellos si lo hacen. Somos amigos y nos admiramos mutuamente, con esto te lo digo todo. Además les he ayudado mucho con la cementera –tienen una cementera superolvidada en Montornés–. Me he pegado unos madrugones que flipas para ir a remover el cemento. Eso no tiene precio.
–No cabe duda de que el Ultrashow y la forma que tiene de contar esas ideas, tienen un gran componente teatral… Pero con el tiempo su presencia en sketches, series y películas, ya sea con cameos o con papeles más importantes -'Taller capuchoc', 'Extraterrestre', 'Algo muy gordo'- ha ido a más en todo este tiempo. ¿Se ha ido formando más en el arte de la interpretación o todo surge de forma natural?
–Mira, no soy actor. Ni sé ni me gusta actuar. Los cameos eran cameos y por suerte hace años que no aparezco en ninguna parte. De hecho, estuve más cerca del mundo del teatro años antes del Ultrashow, cuando asistí a una escuela de teatro y clown en Barcelona. El clown bien, el teatro fatal. Mi entrenamiento es el propio Ultrashow y el Infrashow, un podcast que grabo semidesnudo en la oscuridad de mi dormitorio desde hace cinco años.
–¿Ha tenido alguna vez el famoso síndrome del impostor?
–Intento que no haya lugar para eso. Es también por ese motivo que no me postulo como cómico, actor, escritor o dibujante. No reclamo poseer maestría técnica en nada. Soy un ignorante, ¡ponme a prueba! Huyo de la profesionalidad y el oficio en todas sus dimensiones. Todo lo que tenga que ver con ella me deprime y me asquea.
–Esclarezcamos un asunto que me trae de cabeza. Comienza sus ultrashows con una tonada de corte medieval gregoriano. ¿De verdad canta en un coro? ¿Cuándo ensaya? ¿Dónde le podemos ver?
–¡No es gregoriano! Bueno, no importa. Canto en el Cor Bruckner Barcelona. Ensayamos semanalmente. El coro tiene una web y puedes escucharlo en Spotify y Youtube.
–¿Cuál es el peor momento que ha pasado sobre un escenario?
–Por suerte no he tenido un «peor momento» concreto, en el sentido de que ocurriera algo malo, por así decirlo, en una actuación. Sí tengo –eso sí, cada vez menos– momentos de zozobra durante algunos shows: Detonados o no por un factor externo –por ejemplo, si creo intuir el rechazo de un espectador en la penumbra– me asaltan pensamientos de autodescrédito mientras actúo. Cuando eso ocurre, no me queda más remedio que seguir declamando vehementemente, esgrimiendo un fervor hueco, mientras el pensamiento de que soy un fraude y un imbécil me corroe. Actuar juzgándome desde la mirada despectiva de mi peor enemigo (enemigo obviamente imaginario); ese es el peor momento, Josep.
–¿Y el mejor?
–Los momentos más felices se dan cuando improviso y la energía del público hace que surjan ideas instantáneas. Raros momentos de hilaridad en los que uno se pregunta: ¿Estamos en Jauja? ¿Hemos llegado a Jauja?
25/08 Tenerife, Garachico. Jaleo Fest 2022
2/09 Madrid, teatro Luchana
16/09 Barcelona, teatro Goya
7/10 Madrid, teatro Luchana
14/10 Barcelona, teatro Goya
29/10 Valencia, La Rambleta
4/11 Madrid, teatro Luchana
6/11 Mallorca, Rivoli. Fes Jaja 2022
11/11 Barcelona, teatro Goya
18/11 y 19/11 Sevilla, Platea Odeón. Sevilla Fest 2022
20/11 Granada, Palacio de Congresos
30/11 Ibiza, VIII Festival Mal del Cap
2/12 Madrid, teatro Luchana
11/12 Málaga, La Cochera Cabaret
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