

Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Escucha la noticia
4 min.
El refranero sigue siendo un termómetro fiable. Y estamos en abril. Así que lo que podemos esperar es lluvia. «A estas alturas del año, deja ... de hacer frío, pero tampoco hace calor y la atmósfera está muy dinámica», da la clave Rubén del Campo, portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET). Los datos estadísticos confirman lo que dice la sabiduría popular: «'Abril, aguas mil. Pero caben todas en un barril'. No podemos olvidarnos de la segunda parte del refrán porque es cierto que en este mes llueve a menudo, aunque no suelen ser grandes cantidades. Igual tenemos dieciocho jornadas con precipitación pero que no suman siquiera los litros que pueden caer en tres días de invierno».
Aún así, son cantidades significativas: 63,5 litros por metro cuadrado de media –es el quinto mes más lluvioso del calendario–, muy similar al registro de enero (64,5), el mes más parecido en cuanto a lluvia. La gráfica de precipitaciones dibuja una suerte de valle en febrero y marzo, para volver a elevarse en abril. De hecho, tenemos la sensación de que ya nos habíamos olvidado del paraguas y, de repente, tenemos que volver a sacarlo. Cada año.
Puede chocar porque para estas fechas es probable que hayamos vivido incluso alguna jornada veraniega. Sin embargo, las precipitaciones estos días no sorprenden a los meteorólogos. «En primavera se mueve mucho más la atmósfera y ese mayor movimiento lo propicia el sol, que a estas alturas del año ya va calentando más y hace que la diferencia de grados entre las masas frías y cálidas sea mayor y, por tanto, la atmósfera sea más dinámica», explica el representante de AEMET.
Prueba de este mayor movimiento es que el panorama cambia pronto, es decir, que lo mismo tenemos una mañana en tirantes que se pone a llover al día siguiente. O esa misma tarde. «Son habituales los chaparrones vespertinos y están provocados por ese calor que empieza ya a apretar a estas alturas del año y que choca con el aire frío de las capas más altas». Ese contraste, «que es más acusado en abril», es lo que nos obliga a sacar el paraguas cuando ya lo habíamos casi guardado. «Nos puede dar la sensación de que llueve intensamente, pero suelen ser tormentas de unos minutos que no dejan tantos litros en el acumulado. No es como cuando llueve en invierno y está cinco días sin parar».
No sucede eso en abril porque ni los anticiclones ni las borrascas duran tanto. «En invierno, las situaciones atmosféricas son más duraderas. Cuando se coloca un anticiclón sobre la península cuesta más moverlo porque la atmósfera no está tan dinámica y no es raro pasar muchos días sin lluvia. Y lo mismo al revés, cuando en diciembre se posiciona sobre España una borrasca también tarda en alejarse, de manera que puede estar lloviendo diez días seguidos». Esas situaciones tanto de lluvia como de ausencia de esta que se pueden alargar hasta dos semanas en los meses previos, en abril «solo duran tres o cuatro días», de ahí que el tiempo esté tan 'loco', porque es más cambiante.
Y el efecto, aunque se nota en toda España en general, es menos acusado en la costa. «Las zonas donde se forman más frecuentemente tormentas son las de montaña: Pirineo, Sistema Ibérico... Los chaparrones de primavera son más típicos del interior que del litoral», confirma Rubén del Campo.
– ¿El cambio climático obligará a reformular el refranero?
– En lo que respecta a abril no parece que vayan a cambiar mucho las cosas. Seguirá siendo un mes inestable por esa mayor activación de la atmósfera. Lo que sí se irá notando con el cambio climático será que se adelanta el verano y que en pleno mes de abril tendremos cada vez más jornadas propias del mes de julio o agosto. Ya lo hemos vivido. Hace un par de años en abril se llegó a 39 grados en Córdoba y se superaron los 30 en Madrid.
De hecho, en AEMET estudian este adelantamiento del verano desde los años 80. Y ya tienen datos suficiente como para sacar conclusiones. «Cada década, el verano se alarga unos diez días porque empieza siete días antes y termina tres días después». Así que haciendo la cuenta desde hace cuarenta y tantos años, actualmente es como si la temporada de baño arrancara a finales de mayo, sin esperar al 23 de junio en el calendario.
La lluvia por meses (media de l/m2)
Enero 64,5
Febrero 51,5
Marzo 59,4
Abril 63,5
Mayo 56,8
Junio 32
Julio 16,8
Agosto 21,7
Septiembre 44,7
Octubre 77,8
Noviembre 78,1
Diciembre 73,3
Andamos este años a saltos con el paraguas. Y la clave ha sido febrero. «Ha sido un mes muy seco, ha llovido las dos terceras partes de lo que es habitual en esa fecha», explican desde AEMET. Y tampoco es que en febrero llueva demasiado (hay que tener en cuenta que tiene entre dos y tres días menos que otros meses). De hecho, este mes de pleno frío ocupa la octava posición en el ranking de lluvias anuales, por detrás incluso de mayo.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Recomendaciones para ti
El ciclista vasco atropellado en Alicante murió tras caer varios metros al vacío
Alejandro Hernández y Miguel Villameriel
Noticias recomendadas
El ciclista vasco atropellado en Alicante murió tras caer varios metros al vacío
Alejandro Hernández y Miguel Villameriel
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Este podcast es exclusivo para suscriptores. Disfruta de acceso ilimitado
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.