«La gente me ve porque se divierte, no espera a Punset»

Dice que en un supermercado, él estaría «en el pasillo de la risa», aunque en realidad Sergio Fernández está por todas partes: colaborador en 'El Hormiguero', 'El Desafío', 'Tu cara me suena', 'Me resbala', 'Más de Uno' y apuesta segura en el teatro, el cómico nacido en Marbella en 1973 no fue monaguillo antes que fraile, sino botones en un hotel de cinco estrellas. Allí descubrió «todas las clases de personas que existen», una propina de lujo para sacarle punta al humor y para encontrar eso que la gente quiere.

- ¿Se mueve bien por la calle?

- Mira, hablo contigo de camino a un 'resort' para desconectar una semana, acabo de pararme a comprar dos botellitas de agua y mi hija se ha quedado en el coche. Cuando he salido, lo tenía rodeado de gente. Igual que si voy con gorra y mascarilla; me reconocen. ¡Será por el movimiento!

- Pero sigue siendo 'El Monaguillo'. ¿Para cuándo el ascenso?

- La verdad es que me estoy haciendo mayor y sigo con un mote de pequeño. Ya tendría que ser por lo menos fraile... Me lo puso José Luis Salas cuando empecé con él en Onda Cero Marbella. Me recogió de la calle y me metió en la radio con ese nombre para diferenciar al gamberro, al que se bebe el vino del cura. Por entonces, yo tenía mi contrato fijo como botones en el hotel Puente Romano de Marbella...

- Eso sí que sería una buena escuela para lo que vino luego...

- Los que hacemos humor intentamos descubrir todas las clases de gente que hay a nuestro alrededor, y en un hotel de cinco estrellas gran lujo hay de todo: vi naves ardiendo más allá de Orión (risas). A mí me cambiaban el turno cuando venía alguien importante; la gente se encontraba bien conmigo. Me acuerdo de BBKing, José Carreras, Gloria Gaynor, Severiano Ballesteros, Niki Lauda... No eran famosetes, eran auténticos mitos. Y hoy todo eso me sirve para el humor. La diferencia es que en el hotel lo hacía con una persona y en la televisión, afortunadamente, para millones.

- ¿Se considera un 'showman'?

- Es que con la palabra 'showman' se me enfada Toni Cantó... Yo siempre me he considerado un entretenedor, porque he tenido la suerte de aprender de todas las disciplinas y con los mejores. La gente me ve porque se divierte, no espera a Punset.

- ¿Cuántas veces ha tenido que elegir en los últimos años?

- En los últimos años llevo la mochila bastante llena, porque he dicho que no a pocas cosas, y las que he rechazado era porque no me veía. La suerte es que tengo mucha energía, soy agotador para los demás.

- Le falta 'MasterChef'...

- Me lo han ofrecido en los últimos cuatro años, pero no hemos podido encajarlo porque es un programa en el que te tienes que meter a 'full' y tengo otros compromisos. Además, no quiero ir para que vayan ganando otros, porque el día que entre voy a arrasar. Los dejo locos.

- ¿'El Monaguillo' tiene 'haters'?

- Apenas, pero sí hay alguno que de repente te dice en redes: «No tienes ni puta gracia». También tiene que existir el pobre.

- Hoy es difícil hacer humor.

- Sí, y hoy hay que proteger a la gente más débil, pero también seguir haciendo humor de las cosas cotidianas. Yo he quitado de mi espectáculo cosas que no son agresivas por si acaso. Es que ya hay diez mil colectivos de cosas: ya hay uno de saltamontes de campo, de grillos, de la concha fina... Hoy los monólogos de Gila serían tiroteados. Yo, por ejemplo, arriesgo mucho en mi espectáculo porque la mitad es improvisado, pero cuando lo dices de corazón y la gente ha ido a relajarse, las cosas se entienden.

- ¿A qué figura se adora en la Parroquia de 'El Monaguillo'?

- Faemino y Cansado, Martes y Trece, Pedro Reyes... Siempre me ha gustado lo surrealista y poco a poco le he ido metiendo el costumbrismo. Ahora hago algo más comercial: yo hoy sonaría en Los 40 Principales y no en Radio 3.