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Ignatius Farray : «La derecha ha descubierto que ir de rebelde le da votos»
Ignatius Farray

«La derecha ha descubierto que ir de rebelde le da votos»

El humorista lamenta que en la izquierda «estemos un poco perdidos malentendiendo la corrección con un puritanismo paralizante»

oskar belategui

Miércoles, 28 de julio 2021, 00:08

Juan Ignacio Delgado Alemany (Granadilla de Abona, Tenerife, 1973) es cómico gracias a un profesor de música y ética que le regaló 'La conjura de los necios' y empezó a llamarle Ignatius, como su protagonista. Colaborador de 'La Resistencia' y 'La vida moderna', confiesa que si ofende a algún espectador después no puede dormir.

-Cuando le descubrí, lejos de resultar el humor algo reconfortante, con usted era algo inesperado y peligroso que te mantenía en tensión.

-Qué bonito, gracias por decírmelo. El deber de un cómico es aprovechar de la mejor manera que tu talento te permita el privilegio que te da la gente de comportarte de cierta forma. El público te da esa complicidad y traicionarías ese espíritu si te refugias en una zona de confort y apuestas por un humor cliché.

-El placer del humor incómodo.

-Hay un cierto placer desde un punto de vista antropológico en que una persona esté expuesta, vulnerable, y el resto de la tribu alrededor en la sombra contemplándole. Eso ya es una situación de tensión y de riesgo en sí misma. La comedia consiste en aliviar ese miedo. Lo contrario de la risa no sería el llanto, como muchas veces podemos entender, sino el miedo. La comedia como ansia de libertad para no dejar que ese miedo te paralice. Aquí, en Madrid, de una manera electoralmente interesada nos han hecho pensar que la libertad era poder tomarse dos cañas en una terraza. Pues a lo mejor la comedia aspira a un concepto más elevado de la libertad.

-¿Se asusta cuando ve actuaciones suyas del pasado?

-Sí. Procuro no verme porque me da vergüenza. La sensación que más se ha repetido al terminar una actuación a lo largo de estos veinte años es de remordimiento y arrepentimiento. Me gusta jugar al límite, pero si noto que he derrapado después no puedo dormir.

-En su libro de memorias, 'Vive como un mendigo, baila como un rey', afirma que llegó a la comedia deambulando más que caminando. ¿A qué se refiere?

-Nadie tiene las ideas claras sobre nada. Y si las tiene muy claras, si no duda, es sospechoso. Me gusta la frase de 'todo lo que sucede conviene'. Yo voy sobreviviendo sin un plan. Me apaño con lo que voy encontrando e intento hacer del defecto virtud y convertir mis carencias de cómico en estilo, porque me puede la ansiedad y la histeria. Por perseverar, por puto flipado, me gano la vida de esta forma.

A tortas sobre el escenario

Ignatius Farray reconoce que alguna vez ha llegado a las manos encima de un escenario. «Me han esperado fuera para pegarme. Y en una ocasión, en una cervecería de Malasaña, un chico neonazi borracho se subió a pegarme y soltar sus mierdas por el micro. Yo caí en la provocación y la gente nos tuvo que separar. El dueño del bar llamó a la Policía y se presentó el Grupo Centauro, especializado en tribus urbanas».

-Sufrió 'bullying' en el colegio.

-Creo que yo mismo buscaba el 'bullying'… Como me veían el rarito de la clase, iban a por mí. Recuerdo a los niños tirándome piedras con siete años y yo dirigiéndome hacia ellos en plan mesiánico: '¡Dios, perdónales, porque no saben lo que hacen!'. Más que otras personas, yo mismo soy el que más 'bullying' me he hecho.

-Sostiene que se sentiría perdido si el humor no tuviera límites.

-Los límites son necesarios. Cuando te marcan dónde está la pared, sabes dónde tienes que empujar. Nietzsche decía que el artista es el que baila encadenado. Pretender vivir sin límites es una postura idealista y naif.

-¿Cómo lleva un humorista que en los últimos tiempos desde la izquierda se viva una parálisis por la corrección política y las posturas más punkis y antisistema vengan de la derecha?

-La derecha y la ultraderecha han descubierto que comportarse de una manera desvergonzada les confiere un aura rebelde. Y han visto que es aprovechable electoralmente. En la izquierda estamos un poco perdidos malentendiendo la corrección y el respeto con un puritanismo decepcionante y paralizante. Si haces comedia de algo no significa que lo menosprecies. La comedia es trascender un problema y contemplarlo desde otro punto de vista. No es confrontación, sino que su último poder sería la conciliación. A lo máximo que puede aspirar es a crear un vínculo entre dos personas que se ríen juntas por encima de una dimensión ideológica.

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