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Vivir | Consumo

Largas, gordas, molestas... ¿por qué las etiquetas de la ropa son tan grandes?

No es un capricho de las firmas de ropa ni por ahorrarse costes. Te explicamos la razón de que sean como libros gordos de Petete

Miércoles, 29 de enero 2025

Comprarse una prenda de ropa y estrenarla sin quitarle la etiqueta es casi una actividad de alto riesgo. A las pocas horas, en el mejor de los casos, empezaremos a notar las consecuencias de nuestra negligencia. ¿Cómo? Con picores y arañazos en la zona en ... la que este elemento roza con nuestra piel. Y con cabreo, claro, porque es una incomodidad. A veces, el enfado es de tal mangnitud que nos acordamos del nombre de todos los santos. Pero ¿por qué ocurre esto? ¿Acaso en pleno siglo XXI no se puede evitar semejante libro de Petete en la costura? Pues aunque parezca increíble no, y no por antojo de los fabricantes, sino por ley.

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«Una prenda suele llevar tres etiquetas diferentes», señala Piti Ferrer, ingeniera textil y directora general para Asia de Indet Group, una empresa catalana que trabaja con las principales marcas del mercado, entre las que están Inditex, Mango, Mayoral... La primera que vemos es la de cartón, importante para las tiendas pero que nosotros, los consumidores, arrancamos nada más comprar la prenda. De la que nos solemos quejar es la que en el sector denominan «etiqueta de composición», que es muy descriptivo porque en ella está precisamente eso: de qué está hecha la prenda en cuestión. Pero también incluye otros datos. «Describe el país de origen de la producción, país de origen del diseño, dirección y datos fiscales de la empresa dueña de la prenda…», detalla Andrea de Juan Suárez, directora del Máster de Formación Permanente en Marketing de Moda de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR).

«La etiqueta de composición se diseña y trata para que dure muchos lavados y planchados»

Piti Ferrer

Ingeniera textil y directora general para Asia de Indet Group

Es decir, una retahíla de información apabullante. Pero no es un capricho de las firmas por darse importancia, sino que están «obligadas» a recoger estos datos por la normativa europea de etiquetado de textiles. Este documento es el responsable también de que no solo sea larga la etiqueta, sino gorda ya que impone que la información «se refleje en varios idiomas», prosigue la docente. Concretamente, en el de todos los países donde se vaya a comercializar. Y ojo, porque tiene que estar todo al milímetro:«Si hay un dato incorrecto, alguna errata o no se lee bien, en aduanas pueden parar la mercancía», añade Ferrer, con el coste y el fastidio que eso conlleva.

Una vez resuelta la duda del tamaño, nos vamos a meter en otro charco: por qué esta etiqueta tan molesta no es de tela o de punto si tiene que ser tan grande. Bien, pues aquí la cosa queda en manos de la empresa que vende la prenda. Lo normal es que se haga «en poliéster o en poliamida», detalla la experta catalana. Ninguno de estos materiales es rígido per sé, «lo que ocurre es que a menudo se les da un tratamiento, un apresto, para que se impriman bien y duren», continúa. Tanto que a veces se deteriora antes la prenda.

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Y es que estas etiquetas se diseñan para que sean resistentes a los lavados y los planchados, apoya la docente de la UNIR, y para que no perdamos las 'instrucciones' de lavado que también se incluyen. Por eso, a veces nos resultan incómodas y nos rozan. La opción para evitarlo suele ser cortarlas, descoserlas o arrancarlas... aunque no siempre se puede sin dañar la propia costura de la prenda: lo saben muy bien en las tiendas de costura donde luego tiene que arreglar el desaguisado.

Cuestión de presupuesto

No obstante, hay otra etiqueta que a veces también nos molesta y no es la de composición. Es la de marca: esa que suele estar en cuellos o cinturillas y donde vemos el nombre y el logo de la firma que ha ideado la prenda. Para nosotros, los consumidores, es mero atrezo porque no nos aporta nada, salvo, a veces, el caché si estamos ante una marca de gama alta o lujo. Pero para el productor es un soporte importante por su poder publicitario y, como es el caso de los vaqueros, de exhibición. El mejor ejemplo de esto últimos lo encontramos en la marca Levi's. Por eso también la llevan todas las prendas

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«Se suelen hacer en tejido 'jacquard'», precisa Ferrer. «Aunque las marcas 'premium' apuestan más por el bordado», añade De Juan. Y en caso de las que hacen 'jeans', prefieren soportes como el cuero o un material similar. En cualquier caso, si molestan puede ser por dos motivos: por la manera en la que se cortan o con lo que se cosen, prosigue la experta de Indet Group. Lo primero lo elige la marca que hace el encargo: si se lleva a cabo de manera mecánica con calor, los bordes pueden quedar un poco mas tiesos. Y lo segundo se realiza en los propios talleres de la firma, por lo que es a ella a la que pedir responsabilidades.

– ¿Y si no es la etiqueta lo que pica, qué pica en este caso?

– A veces se usa un hilo transparente, parecido al nailon, que es el que puede rozarnos.

Aunque Ferrer no lo dice, en cualquier caso estos acabados se eligen por una cuestión de coste.

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Una crema barrera, la solución para las etiquetas 'rebeldes'

A veces, el picor o la rozadura de las etiquetas es una simple molestia, pero en otros casos, nos lleva a la consulta del médico. En la mayoría de las ocasiones nos alarmamos por encima de la gravedad, explica el dermatólogo de IMQ Jaime González del Tánago. Y es que no se trata de ninguna reacción alérgica sino a la fricción. «Estos casos se resuelven con una recomendación básica: echarse una crema barrera que no necesita prescripción médica en la zona antes de ponernos la prenda».

Aunque sí, también existen reacciones alérgicas. Son «dermatitis provocadas por los tejidos con los que se hace la ropa», más habituales en niños y adolescentes que sufren dermatitis atópica, que predispone a ello. «Por eso, si tenemos la piel sensible, la primera recomendación es retirar todas las etiquetas internas».

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¿Quién y dónde se cosen las etiquetas?

El diseño de las etiquetas de composición lo hacen las empresas que las firmas tienen contratadas para ello, pero no la cosen. «Lo normal es enviarla al proveedor», explica la profesora de la UNIR Andrea de Juan Suárez, y este se encarga de lo demás. En el caso de Indet, por ejemplo, mandan el diseño a sus delegaciones en los países donde se cosen esas prendas –tienen presencia en casi todos, Portugal, Marruecos, India, Bangladesh...– y estos se las hacen llegar a los talleres de costura de allí. Tienen margen para cambiar el porcentaje de los tejidos usados en la confección porque puede haber ligeras variaciones y hay que informar de ellas. Pero nada más: «La colocación ocurre durante el propio proceso de producción de las prendas».

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