Cuente este mes con un desembolso extra de entre 700 y 800 euros. Es lo que nos vamos a gastar los españoles estas Navidades entre comilonas, viajes, lotería, regalos... por cabeza. Supone un 15% más que el año pasado y es porque en estas fechas ... bajamos la guardia y no somos tan capaces de resistirnos a los caprichos. «Y menos aún este año, la primera Navidad 'postcovid' en la que estamos libres de restricciones», recuerda José Ortiz Gordo, coordinador del grupo de psicología y marketing, publicidad y consumo del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid Esta circunstancia no hace sino unirse a otras que hacen tradicionalmente de estas fechas un caldo de cultivo ideal para el derroche. «Si nuestro estado de ánimo es muy positivo, gastamos más, pero también si nos sucede lo contrario, si nos invade la tristeza o incluso la rabia. Estos días, además, tenemos una sobrecarga de información. Con tal bombardeo de publicidad, ¿cómo saber qué producto nos conviene más? No tenemos tiempo para comparar y, además, nos da un poco igual porque como tenemos que comprar diez o doce regalos no podemos pensar mucho en cada uno. Y luego está el propio ambiente navideño, que es más propicio para la compra impulsiva que el mes de abril, por ejemplo», describe el panorama el psicólogo. Es en este «contexto» de jolgorio y estrés cuando nuestro cerebro coge «atajos» para tomar decisiones, «sesgos» en el lenguaje profesional. «Son herramientas automatizadas a las que recurrimos para procesar la información y tomar decisiones rápidas sobre nuestras compras». Decisiones poco meditadas. Estos son algunos de esos sesgos que nos empujan a comprar sin pensar.
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El precio
En enero nos tiraremos de cabeza a buscar las mejores ofertas, pero hoy, solo unos días antes, ¿por qué no nos resultan igual de atractivas las gangas?, ¿por qué recelamos incluso?, ¿por qué el 7 de enero una camiseta de 4 euros nos parecerá poco menos que una compra maestra y hoy no nos importa pagar más del doble por un trozo del 'turrón más caro del mundo'? «Pensar que lo más caro es mejor es un sesgo habitual. Y algunas marcas, como esta del turrón, lo explotan al cien por cien. ¿Por qué esta estrategia funciona tan bien en estas fechas? Pues porque invitamos a la familia a cenar y queremos agasajarles con lo mejor», explica Ortiz Gordo.
La disponibilidad
¿No se ha fijado nunca en algunos carteles de comercios que anuncian 'Últimos días. Liquidación por cierre' y esos últimos días se alargan semanas o meses? Es otro de esos 'atajos' que saben las marcas que nos empujan a comprar. «'Compra ahora, que me lo quitan de las manos'. En realidad el producto no se va a agotar, pero te meten ese 'agobio', te hacen creer que tienes que comprarlo ya porque luego no habrá disponibilidad. Y ante una circunstancia así, ¿quién se para a pensárselo mucho?», se pregunta el experto.
Si lo compran muchos...
«Cuando mucha gente compra algo te anima a hjacer lo mismo porque 'todos no pueden estar equivocados'. Pero igual es solo una moda, un 'boom', y eso no significa necesariamente que sea bueno. Lo hacen muchas marcas que venden artículos deportivos y el ejemplo más cercano es la publicidad que han hecho con un modelo de zapatillas Air Jordan. La marca ha sacado a la venta un modelo inspirado en unas zapatillas de hace casi treinta años. Se ha inventado una historia que cuenta que se ha encontrado en un almacén un modelo olvidado del año 95, incluso han recreado una caja deteriorada. Es mentira, una invención, y la gente sabe que está comprando unas zapatillas nuevas... pero el gancho publicitario ha conseguido generar una demanda brutal. Y eso nos lleva al sesgo de 'si todos lo quieren en porque es bueno'», pone el ejemplo el psicólogo.
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Notoriedad
Cuenta Ortiz Gordo que en Reino Unido hay establecimientos que lucen un cartelito oficial que les acredita como proveedores de La Corona. «Basta con que algún miembro de la Casa Real haya comprado algo alguna vez ahí para poder exhibir el cartel, ya sean unos bombones, una corbata o unas zapatillas de casa. Para un británico poder decir: 'Te he comprado los bombones que le gustaban a la reina' es un atractivo». En España este reclamo no funciona tanto, pero funciona otro: «Estas son las gambas que compran en el restaurante tal. Y como ese local es una referencia conocida para todo el mundo, comprar donde ellos compran nos hace sentir bien». Aunque eso no signifique, insiste el especialista, que ese producto (léanse los bombones de la reina o las gambas del estrella Michelín) sea mejor que otro parecido, advierte el especialista.
Falso consenso
Este sesgo tiene una foto muy clara: el típico bar de comidas a tope de gente, mientras el de al lado está vacío. ¿Acaso dan peor de comer en el otro? No necesariamente, pero gente llama a gente. «Cuando compramos algo y vemos que más personas han hecho los mismo nos reafirmamos en la compra realizada. ¡Hemos acertado!».
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Regalos: 393 euros. Casi la mitad (203 euros) se destina a los regalos de los niños. Un 29% de los encuestados dice que recibe regalos «poco útiles»
Celebraciones: 138 euros. Por un lado, las celebraciones familiares y con amigos (103 euros). Por otro, las quedadas con compañeros de trabajo (35 euros).
Viajes: 101 euros. Se incluyen los viajes para reunirse con la familia pero también las escapadas vacacionales.
Lotería de Navidad: 70 euros.
Fin de año y festejos 32 euros. Fiestas en pubs, discotecas...
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