Mina A Fraguiña. Txema Rodríguez

La catedral negra

Sitios especiales: mina a fraguiña, carballeda, orense ·

A Fraguiña es la mina subterránea más grande del mundo y de sus galerías salen cada año 275.000 toneladas de pizarra

Txema rodríguez

Domingo, 14 de agosto 2022, 00:05

Al salir de O Barco se toma una sinuosa carretera hacia Carballeda. El asfalto está roto por el paso de vehículos pesados y el valle, según se asciende, parece estar formado por montañas de piedras negras y grisáceas que caen unas sobre otras hasta donde ... se pierde la vista. Por alguna pasan, envueltos en la bruma de la mañana, en caminos dibujado sobre el polvo, camiones y furgonetas. Toda esta comarca, con vistas al Sil y frontera con León se ha construido en buena medida arrancando la pizarra de la tierra como, muy cerca, hicieron los romanos lo propio con el oro de Las Médulas. Pero aquí, en A Fraguiña, ya no se interviene sobre el paisaje.

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Todo pasa a cientos de metros de la superficie y, gracias a los avances tecnológicos, en este lugar se excavan cámaras que pueden llegar a medir sesenta y cinco metros de altura y doscientos de longitud. Es la mina subterránea más grande del mundo y de ella salen, según explica Eduardo Álvarez, el ingeniero al mando, 275.000 toneladas brutas de pizarra cada año que una vez elaboradas se transforman en 27.000 toneladas de lo que aquí llaman 'louxa', que vendrían a ser grandes baldosas lisas de pizarra gris o negra de grano fino. Ahora en A Fraguiña hay seis cámaras, dos de ellas ya explotadas y rellenas con material de deshecho, dos en las que se trabaja y otras dos que se están comenzando a preparar.

El proceso, dice Eduardo, es el siguiente: «Hay una primera etapa de preparación de la bóveda de las futuras cavernas mediante técnicas mineras usando perforación y voladura que dará continuidad a la extracción por bancos descendentes del rachón (bloque en bruto) de pizarra dando lugar a cámaras de hasta 65 metros de altura». Para extraer las grandes piezas se cortan en bloques con un hilo diamantado y a continuación se aprovecha la esquistosidad, su organización en láminas, de la pizarra para ir dividiéndola en bloques manejables para su transporte con la ayuda de palas con martillo y un picador hidráulico.

Calor y humedad

En las profundidades de A Fraguiña el calor y la humedad de las filtraciones forman un atmósfera densa y pegajosa a la que se une el polvo en suspensión. La oscuridad y el atronador ruido de los extractores de aire crean un ambiente no apto para mentes impresionables, aquí trabajan, repartidos en turnos de ocho horas, medio centenar de personas. Para la elaboración de la 'louxa' se requiere la dedicación de otros 130 en las naves de elaboración de Cafersa en O Barco.

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Lo interesante de esta mina, además de sus espectaculares dimensiones, es la apuesta por un modelo de extracción que deja atrás las canteras tradicionales, como hacía en los años setenta. Las grandes cuevas de A Fraguiña permiten una actividad minera que no tiene incidencia medioambiental ni altera el paisaje. «Todos los huecos mineros generados en el interior son rellenados a medida que avanza la explotación con el estéril generado en el ciclo de explotación. El impacto exterior se reduce solo a la bocamina que da acceso al interior», explica el ingeniero.

El 99% de la pizarra que sale de aquí se vende en el extranjero. Francia, Alemania, Reino Unido y Benelux son los destinos más habituales para las baldosas de este material que da vida a una de las zonas más alejadas de la riqueza de Galicia. Aquí no hay costas, rías, mariscos ni peregrinos en pantalón corto con rumbo a Santiago. Sin embargo, estas montañas de roca densa permiten crear oscuras catedrales ocultas a los ojos de los extraños. Lugares donde las máquinas y los hombres se ponen a prueba cada día.

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