Borrar
Urgente Grandes retenciones en La Avanzada, el Txorierri y Malmasín por varios accidentes
Ilustración del 'Codex Calixtinus' reproducida en una edición facsímil.
Los vascos «colmados de maldades» del Camino de Santiago

Los vascos «colmados de maldades» del Camino de Santiago

Tiempo de historias ·

Escrito hacia 1160, el 'Codex Calixtinus' es un itinerario de la ruta jacobea que presenta una descripción pésima de los paisanos euskaldunes, de los que «suele decirse que descienden de los escoceses»

Nuria Lago

Martes, 16 de abril 2019, 00:23

Las guías de viaje no son un invento del siglo XIX. Su escritura y uso vienen de época griega y romana, y son una buena herramienta para conocer mejor el pasado. Una de las más curiosas es el Libro V del 'Liber Sancti Iacobi', el 'Codex Calixtinus', conocido también como 'Guía del peregrino medieval'. Compilada o escrita por un autor francés hacia 1160 y tradicionalmente atribuido al monje benedictino Aymeric Picaud, es una descripción práctica de lo que hoy se conoce como Camino Francés, en la que llama la atención el negativo retrato que el autor presenta de los vascos, sus costumbres y lengua.

Por la razón que fuera –un mal encuentro, un asalto, un engaño o simplemente la brecha del idioma– el autor de esta guía no sacó una impresión demasiado grata de los vascos y navarros -los primeros son los que viven al norte de los Pirineos, los segundos al sur, incluidos vizcaínos, alaveses y guipuzcoanos-, que debió de conocer en su propio peregrinaje. Así, cuando aquel romero francés llegó a Baiona, la zona le pareció «falta de pan y vino y de todo género de alimentos excepto el alivio que representan las manzanas, la sidra y la leche». A diferencia del actual País Vasco francés, Navarra sale mejor parada en este aspecto, puesto que la región al sur de los Pirineos ya le parece «rica en pan, vino, leche y ganados».

Aquel anónimo visitante, que debía de estar acostumbrado a entornos más aristocráticos, apuntó que los navarros, «como se ve, visten mal, lo mismo que comen y beben mal». Según describe, la gente no hacía distinción de estamentos y comían en la misma mesa amos y criados. Además, todos comen alegremente del mismo recipiente «... y nada de cucharas, sino con las propias manos, y beben todos del mismo jarro. Cuando los ve uno comer, le parecen perros o cerdos».

El autor nos dice que los navarros vestían con «ropas negras y cortas hasta las rodillas, como los escoceses, y usan un tipo de calzado que llaman abarcas (…) Gastan, en cambio unos mantos negros de lana que les llegan hasta los codos (…) parecidos a un capote a los que llaman sayas».

Al autor del Libro V del 'Liber Sancti Iacobi' las regiones vascas que atraviesa el Camino no le parecen muy seguras y advierte a sus lectores sobre varios puntos de peligro. El primero está nada más llegar a Baiona, donde nos alerta del riesgo que corre el inocente viajero de ser estafado por los paisanos.

«Viene, cerca de Port de Cize, el territorio de los vascos, con la ciudad de Baiona en la costa, hacia el Norte», comienza el autor. «Es ésta una región de lengua bárbara, poblada de bosques, montañosa», añade, adelantando por dónde va a ir el tono de su texto. «En este territorio, es decir, en las proximidades de Port de Cize, en las localidades de Ostabat, Saint-Jean y Saint-Michel-Pied-de Port –continúa–, los recaudadores de portazgo son tan malvados que merecen la más absoluta condena, porque armados con dos o tres garrotes, salen al paso de los peregrinos arrancándoles por la fuerza injustos tributos», prosigue, presentando un problema del que él mismo pudo ser víctima. «Y si algún caminante se niega a pagar el dinero que le piden, le golpean con los garrotes y en medio de amenazas le registran hasta las calzas y le quitan el censo».

Las gentes de esta región «son feroces como es feroz, montaraz y bárbara la misma tierra que habitan. Sus rostros feroces, así como la propia ferocidad de su bárbaro idioma, ponen terror en el alma de quien los contempla. Como legalmente sólo pueden cobrar impuestos a los mercaderes, el que cobran a los peregrinos y viajeros es ilegal. Cuando la tarifa sobre algo es de cuatro o de seis monedas, ellos cobran ocho o doce, es decir, el doble». El cobro irregular a los peregrinos estaba muy extendido. Tal debía ser la situación, que desde el propio texto se pide a las autoridades la excomunión de los recaudadores de portazgo hasta que entren en vereda.

Tres peregrinos en una ilustración medieval.

El siguiente punto negro del itinerario es el paso de los Pirineos (por el monte Port de Cize, indica el texto, un lugar cuya identificación actual se ignora). «Los impíos de los navarros y de los vascos tenían por costumbre, a los peregrinos que se dirigían a Santiago, no sólo asaltarlos, sino montarlos como asnos y matarlos». Menos mal que a la bajada está «el Hospital de Roldán, luego la villa de Roncesvalles»..

«Desleales y lujuriosos»

Físicamente es difícil distinguir a unos de otros, porque «navarros y vascos tienen características semejantes en las comidas, el vestido y la lengua», aunque «los vascos son de rostro más blanco que los navarros». Lo que sí tiene claro el autor es el carácter de todos ellos, en los que por lo menos reconoce algunas cualidades como el valor, hacer ofrendas a Dios, o ser buenos pagadores.

Ahí se acaba la parte buena del perfil antropológico de los paisanos, porque resulta que son «un pueblo bárbaro (…), colmado de maldades, de color negro, de aspecto innoble, malvados, perversos, pérfidos, desleales, lujuriosos, borrachos, agresivos, feroces y salvajes, desalmados y réprobos, impíos y rudos, crueles y pendencieros, desprovistos de cualquier virtud y enseñados a todos los vicios e iniquidades». De remate, el autor hace una advertencia a sus compatriotas, porque «por una miserable moneda, un navarro o un vasco liquida como pueda a un francés».

En su descripción de las costumbres de los locales, hay un punto que el texto se vuelve tan explícito que puede etiquetarse de pornografía. «En algunas de sus comarcas, en Vizcaya o Álava por ejemplo, los navarros, mientras se calientan, se enseñan sus partes, el hombre a la mujer, y la mujer al hombre». Por si fuera poco, «los navarros fornican incestuosamente al ganado». Además, «dan lujuriosos besos a la vulva de su mujer y de su mula». Algo más adelante, plantea una curiosa idea sobre el origen de vascos y navarros: «Se suele decir que descienden del linaje de los escoceses por lo semejantes que son a ellos en sus costumbres y aspecto».

Pero a pesar de su evidente antipatía hacia los euskaldunes, al autor de este texto se le debe el mérito de elaborar un pequeño glosario en euskera: «A Dios le llaman urcia; a la Madre de Dios, andrea María; al pan, orgui; al vino, ardum; a la carne, aragui; al pescado, araign; a la casa, echea; al dueño de la casa, iaona; a la señora, andrea; a la iglesia, elicera; al presbítero, belaterra, lo que quiere decir bella tierra; al trigo, gari; al agua, uric; al rey, ereguia; a Santiago, iaona domne Iacue». Todo comprensible hoy día. Aunque el autor no puede dejar de expresar su opinión negativa sobre la lengua vasca, que le recuerda «los ladridos de los perros por lo bárbaro».

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Premios Goya

La quiniela de los premios Goya 2025

Equipo de Pantallas, Oskar Belategui, Borja Crespo, Rosa Palo, Iker Cortés | Madrid, Boquerini, Carlos G. Fernández, Mikel Labastida y Leticia Aróstegui

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elcorreo Los vascos «colmados de maldades» del Camino de Santiago