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Su trabajo era muy duro, estaba mal pagado y además ha quedado en la sombra con el paso del tiempo. O ha sido invisibilizado, si se prefiere. Pero no era algo excepcional. Las cargueras estuvieron presentes en los muelles de Bilbao por lo menos desde ... el siglo XVII, que es cuando estas mujeres aparecen citadas en la documentación histórica por primera vez. «Aunque es muy probable que estuvieran ahí desde mucho antes», como comentan las historiadoras Amaia Apraiz Sahagún y María Romano Vallejo. Son las autoras del libro 'Cargueras: Un trabajo a reivindicar', que sirve de respaldo documental a la exposición del mismo título inaugurada este lunes y que permanecerá abierta hasta el 24 de mayo en la sede bilbaína de las Juntas Generales (Hurtado de Amezaga, 6).
Las cargueras aparecen citadas en documentos en el siglo XVII. Las de puerto, porque de las de tierra adentro hay constancia documental anterior. «El trabajo de carga ha estado asociado a las mujeres desde siempre. En Balmaseda y Muskiz se documentan mujeres cargando piedra y otros pesos ya en el siglo XVI», escriben Apraiz y Romano. Cuando una centuria después las cargueras aparecen citadas en Bilbao, se dedican a «cargar y descargar pescado, fardos de lana, mercadurías...», en cestos que llevan sobre sus cabezas. Se tiene constancia de su trabajo manual hasta mediados del siglo XX, cuando se impone el uso de la maquinaria, «pero se ha hablado muy poco de ellas, siendo las grandes desconocidas». Algo a lo que quiere poner remedio esta exposición, formada por documentos, reproducciones de obras de arte y, sobre todo, fotografías que recogen la labor de aquellas mujeres en un arco que va desde el siglo XVIII hasta bien entrado el XX. De hecho, ocupan un lugar destacado las fotos de dos cargueras que desempeñaron su labor a mediados del siglo pasado, Francisca Tejero Martín y Luisa Ardanaz Lastra. Los nietos de la segunda asistieron a la apertura de la exposición.
Como señaló la presidenta de las Juntas Generales, Ana Otadui, el objetivo de esta exposición es reivindicar «la contribución real de las mujeres en nuestra historia, dotándolas de una visibilidad que durante siglos no han tenido». Estas cargueras fueron «imprescindibles en la economía de Bizkaia», aunque su trabajo estuvo «vinculado siempre a la pobreza a pesar de su importancia».
Fueron también mano de obra explotada en condiciones durísimas. La prensa de finales del XIX y principios del XX que se preocupó por reflejar –o denunciar– su realidad, recogió numerosos accidentes laborales –los ahogamientos en la ría eran comunes–, maltratos físicos –hay algún caso de cargueras muertas a palos por sus patrones– y salarios miserables. Porque, por supuesto, cobraban menos que los hombres por el mismo trabajo.
Las cargueras del puerto llegaron a ser consideradas una especie de molestia social. Algo feo pero necesario, porque los barcos había que descargarlos, que era mejor que no se viese demasiado. «En el siglo XIX, llegaron incluso a ser expulsadas de los espacios públicos en los que esperaban la llegada de un nuevo barco».
Pero su actitud no fue pasiva. «Mejorar sus condiciones económicas y laborales fue su obsesión», explicó Apraiz. Se movilizaban e incluso en 1903 crearon «la Sociedad de Trabajadoras del Muelle, que tenía distintas secciones a lo largo de la ría, en Erandio, en Deusto, en Bilbao».
La exposición 'Cargueras. Un trabajo a reivindicar', está abierta en la Sala de Exposiciones de las Juntas Generales de Bizkaia (Hurtado de Amezaga, 6). La muestra se inauguró este lunes y estará abierta hasta el 24 de mayo.
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