Un experto manipula restos de la tarta de nueces hallada en Lübeck.
Historia

Una tarta de nueces con casi 80 años fascina al mundo arqueológico

El pastel, recuperado en la ciudad alemana de Lübeck, sobrevivió a los bombardeos aliados en la Segunda Guerra Mundial. «Es el material más fascinante con el que hemos trabajado», afirman quienes la estudian

JUAN CARLOS BARRENA

Jueves, 25 de noviembre 2021

La conservadora alemana Sylvia Morgenstern prepara normalmente objetos de madera, metal o cuero, incluso restos de tejidos, que se recuperan en excavaciones arqueológicas en el norte de Alemania. Pero el último que ha recibido en su laboratorio se ha convertido en el reto de su ... carrera. Se trata de una tarta, presumiblemente de nueces, con una antigüedad de 79 años y hallada durante unas excavaciones en el casco antiguo de la ciudad hanseática de Lübeck. Bautizada ya por los medios alemanes como la «tarta momia», su aspecto actual recuerda pese a todo a un pastel, aunque no tampoco invita precisamente a degustarla. La tarta, completamente ennegrecida y seca, mantiene casi su forma original y en su superficie pueden apreciarse varios adornos hechos con una manga de pastelero. Armada con un pincel, pinzas y un escalpelo, lo primero que hizo fue limpiar el curioso hallazgo de tierra y polvo. «Al fin y al cabo de lo que se trata es de estabilizarla y conservarla», comenta la experta.

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Aunque es ahora cuando se ha dado a conocer, la «tarta momia» fue descubierta el pasado abril durante unas obras de excavación en la Alfstrasse de Lübeck. El edificio original resultó completamente destruido en el bombardeo de Lübeck por aviones aliados en marzo de 1942 durante la Segunda Guerra Mundial. «Bajo los escombros debió de formarse en los sótanos una oquedad que se ha mantenido cerrada herméticamente durante las últimas siete décadas y que impidió que la tarta sufriera los efectos del incendio posterior o resultara aplastada», explica Manfred Schneider, responsable arqueológico del ayuntamiento de Lübeck. Para Sylvia Morgenstern es un milagro que se haya conservado tanto tiempo y que no resultara devorada por ratas o ratones. «Desde el punto de vista de la restauración es el objeto más emocionante con el que he trabajado hasta ahora», reconoce la conservadora.

El hallazgo ha dado lugar a todo tipo de especulaciones sobre el origen de la «tarta momia». Junto al dulce se recuperó también un juego de café y varios discos de vinilo, lo que hace pensar que había sido hecha para alguna celebración y fue colocada en el sótano al tratarse de un lugar fresco para ser consumida al día siguiente. Las bombas aliadas frustraron la fiesta. Entre tanto se sabe con seguridad que la casa destruida en los bombardeos de Lübeck era propiedad del comerciante Johann Hitze, aunque este falleció dos meses antes. Su viuda Dagmar Hitze, entonces una dama de casi 70 años de edad, es la presunta autora del dulce, quizás para ser degustado con un grupo de amigas a la hora de la merienda mientras escucharían música clásica. Entre los vinilos hallados se encuentra la sonata del Claro de Luna de Beethoven.

Las autoridades de la ciudad portuaria al borde del Báltico tienen intención de exponer públicamente la «tarta momia» cuando Sylvia Morgenstern finalice su trabajo de conservación. Normalmente los restos orgánicos hallados en excavaciones arqueológicas como la madera húmeda se sumergen en polietilglicol para estabilizarlos y conservarlos. Algo que, sin embargo, excluye la experta conservadora ante el riesgo de reacciones químicas que podrían destruir el curioso hallazgo, por lo que se encuentra a la búsqueda de alternativas más seguras. Sería una pena que la «tarta momia» se perdiera después de sobrevivir a un bombardeo, el incendio de la ciudad, todo tipo de alimañas y la excavadora que sacó a la luz el sótano que la guardaba.

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