Premio por cazar un buitre y otras historias del Bilbao de hace un siglo
Verano de 1924. ·
En la prensa local aparecían también crímenes entre fabricantes de gaseosa, hombres-mosca portugueses, silbadores sospechosos, párrocos que curaban los ojos y críos que lanzaban gatos a las damas
Ha llegado el momento de retroceder un siglo. Bienvenidos a las noticias de julio y agosto de 1924, que nos muestran un Bilbao y una Bizkaia a veces sorprendentes en su diferencia y otras, extrañamente parecidos a los nuestros: como de costumbre, copiaremos una selección procedente de 'El Noticiero Bilbaíno' y 'El Pueblo Vasco' y centrada en los sucesos, los avisos oficiales y la publicidad más local. No son todas las noticias de la misma fecha, sino que se fueron publicando a lo largo del periodo correspondiente, y están tal cual, con mínimas adaptaciones en la ortografía y la puntuación.
Cazaron un buitre vivo. Cuando regresaban de su excursión a Pagasarri el domingo, varios jóvenes vieron cerca de una hondonada un pájaro enorme, que se ocultaba en una enramada del camino. A palos lo aturdieron y lo capturaron. Se trata de un enorme buitre que fue llevado a casa de uno de los cazadores, llamado Luis Villalba. Será presentado a las autoridades para que den el premio establecido por caza de animales dañinos.
Un crimen en Baracaldo. A cosa de las 11 de la mañana de ayer sonó un disparo de arma de fuego en plena calle de los Fueros y algunos transeúntes vieron que un hombre caía al suelo, al parecer herido, y que otro se daba a la fuga (...). Acudió el Juzgado y procedió a la identificación del cadáver, que resultó ser el de Federico Quiroga, de 31 años, casado, natural y vecino de Sestao, dueño de una fábrica de limonadas establecida en una planta baja de la calle de Chávarri. El desgraciado deja esposa y cuatro hijos, todos ellos de poca edad (...). Según informes particulares, el matador se llama Alfredo Uría López, de 20 años de edad, soltero y habitante en la calle de San Juan de esta localidad, número 3, donde su padre tiene también establecida fábrica de limonadas. El domingo pasado, Federico Quiroga se encontró en Sestao al Alfredo y, al parecer, discutieron por resentimientos anteriores, debidos al oficio, y como el Alfredo, muchacho de genio altivo, fuese maltratado de palabra y obra por Federico, escapó prometiendo venganza. Ya no pasó más hasta ayer, en que Alfredo vio a Federico en Baracaldo y se fue tras él, alcanzándole en la calle de los Fueros. Alfredo se acercó al Federico, le dio un golpe en el hombro y, al volverse este, Alfredo le preguntó: «¿Ya me pegaría y me insultaría usted aquí como me pegó y me insultó el domingo en Sestao?» (...).
«La doncella está contenta» porque tiene Aristo para limpiar la plata: un anuncio publicado en el verano de 1924.
Cuarenta y tres mil pesetas que vuelan. A un hombre de buena fe, que hace dos meses vino de Norteamérica a Bilbao con un capital de 50.000 pesetas y las depositó en un banco local, le timaron ayer dos sujetos 43.000 pesetas. Las otras 7.000 parece que las metió en un negocio en Valladolid, de donde vino hace tres días. Al venir a sacar las 43.000 pesetas, unos amigos en el café le hicieron una confesión: el padre de uno de ellos murió en América, rico. Remordimientos de conciencia le obligaron, a la hora de la muerte, a restituir más de cien mil duros mal adquiridos a persona que también falleció. Pero, no pudiendo hacer la entrega directamente al perjudicado, era voluntad del testador distribuir esa suma entre los pobres de Bilbao, por mediación de los curas párrocos de la villa. «Aquí está la suma», le dijeron, enseñándole una artística caja de metal, con su llavecita, con la que la abrieron, mostrándole algunos billetes de banco. Y el hombre 'picó' y se encargó de hacer personalmente la entrega de esas cantidades a los párrocos, reservándose, según la voluntad del testador, una importante suma por su trabajo. «Pero es menester –agregaron los timadores– que usted entregue por lo menos 50.000 pesetas en garantía de las 500.000 y de las reservadas por el reparto de la suma». «No tengo más que 43.000», replicó. Y los timadores aceptaron. Al poco rato de salir del café volvió el hombre con las 43.000 pesetas, que acababa de sacar del banco, entregándolas, a cambio de la caja con los billetes y valores, a dichos sujetos. Y se despidieron. El hombre fue hacia San Nicolás, abrió la caja y se enteró de su desgracia. Allí había billetes falsos y recortes de diarios.
Parecieron los papás. Días pasados una vecina de la calle de Elcano denunció que no podía hallar por parte alguna a los padres de un niño de pecho que le habían dado a criar y, como no le pagaban, tenía que entregar el niño a las autoridades. Ayer, la mujer vio a los padres en la calle y los mandó detener. Y en la comisaría la madre se hizo cargo de la criatura.
Indignación. El domingo, sobre las ocho de la noche, el lanchero encargado de los baños de la tercera presa del río, Julián Villa, envió a comprar vino a un hijo suyo de 7 años de edad, llamado Francisco. El niño regresó con el vino y, al examinarlo el lanchero, la emprendió con el pobrecillo, acusándole de haberlo bebido o de haberse dejado engañar. Como el niño le contestase que él no se lo había bebido, el padre, indignado, le cogió en alto y lo tiró al río. El pobrecillo empezó a pedir auxilio arrastrado por la corriente y, ayudado por otras personas, logró salir del peligro, con un susto más que regular y temeroso de que su padre le volviese a tirar al río. Las personas que allí había, presas de justa indignación, empezaron a protestar y a increpar al Julián Villa, acudiendo el municipal, que, enterado del hecho, le puso a la disposición del juzgado. ¡Costó no poco trabajo encalmar los ánimos!
El dentífrico Dentol daba a los dientes (y a los colmillos de elefante) «la blancura de la leche».
¡Qué asco! El vecino del piso primero de la casa número 25 de la calle de Espartero [hoy Juan de Ajuriaguerra] llamó el domingo al municipal de la calle y le hizo saber que al patio interior correspondiente a su habitación caen gusanos que proceden de la ventana del piso tercero. El municipal comprobó la denuncia y averiguó también que esos gusanos caen de una fresquera colocada en la ventana de dicho piso, en la que el inquilino, al cerrar tiempo ha la habitación para irse a veranear, debió dejar trozos de carne y pescado que ahora están en descomposición y que producen los gusanos.
Un litigio con unos gitanos. Ayer recibió el gobernador en su despacho a una familia de gitanos que fueron a pedirle amparo. Le explicaron que hace unos dos meses una joven de la familia reclamante fue atropellada por un camión. Esa gitana, dedicada a trabajos de circo, sostenía a los demás familiares. Y ocurre que, de resultas del atropello, la joven perdió una pierna, quedando inútil para el trabajo, y sus padres tuvieron que vender unos caballos y un carruaje para atender al sostenimiento y curación de la muchacha. Ahora tiene un litigio el dueño de ese camión con los reclamantes para aclarar quién fue el causante de que la gitana, que se encontraba en la cuneta de la carretera, fuese atropellada, y esto puede dar lugar a una dilación con perjuicio para esa familia, que está atravesando una situación crítica.
Una joven que dijo llamarse Esclavitud Figueroa fue ayer detenida en la calle de las Cortes, acusada de escándalo y de insolentarse con los gubernativos.
¡Ojo!, enfermos de los ojos. El párroco de Valles (Burgos) indicará medio sencillísimo para curaros radicalmente en una semana.
Sobre una indemnización. Ayer manifestó el gobernador que, por fin, había conseguido que se indemnizase a la familia gitana en la cantidad de 5.000 ptas (...).
Jubol, el «laxante racional».
Aviso. El señor Bordier, químico, 4 calle Hoche, Courbevoie, París (Francia), viene de Pasajes todos los trimestres desde hace 20 años para la destrucción de ratas, ratones y cucarachas. Previene a su numerosa clientela de que un antiguo dependiente suyo se hace pasar por su hijo, con pretensiones de conocer los secretos del producto. El señor Bordier no tiene ni ha tenido ninguna persona encargada de representarle. Estará en Bilbao, en el Hotel Inglaterra, hasta el 25 del corriente.
In fraganti. A las cuatro de ayer tarde fue detenido en el Banco de Vizcaya, en el momento de meter la mano en el bolsillo de un caballero, con intención de robarle tres mil pesetas que momentos antes le vio guardar, un sujeto sospechoso y de alguna edad. Una vez en la Comisaría Municipal, se supo que se trataba de un carterista apodado 'El Curita de Valencia', de cincuenta y siete años de edad.
Manía de incultura. Ayer, al pasar por La Casilla el coche en que gusta de pasear una respetable dama bilbaína, unos chiquillos mal educados tuvieron la ocurrencia de lanzar al interior del carruaje un gato, causando el sobresalto consiguiente a la anciana señora (...). Vivimos en una época en que se rinde culto por los niños a la manía de la incultura, al afán de la indisciplina. Los tranvías y los automóviles son asaltados, se insulta a la ancianidad, se hace mofa de las mujeres, se organizan partidos de fútbol y partidas de pedrea con una frecuencia desoladora, se blasfema... Una de las principales causas de esta actividad de la bestiecilla humana estriba en la inhibición del principio de autoridad ante estos casos por el absurdo motivo de que son niños los que en ellos intervienen. (firmado: Chimbito).
¡Infanticidio! A las 11 de la mañana de ayer, el médico de la Casa de Socorro Sr. Iturbe entregó al municipal Andrés Pérez un oficio para el juzgado, haciendo constar que había sido requerido por el inquilino de la casa número 21, tercero izquierda, de la calle de Ledesma, para que visitase a la sirviente M.M.R., de 22 años, que se encontraba enferma. Al personarse el Sr. Iturbe en la casa, la enferma le refirió que, sobre las diez y media de la mañana del día anterior, había dado a luz una criatura a la que envolvió en una sábana y ocultó entre las ropas de la cama, con el fin de que no se enteraran sus señores. Efectivamente, debajo del lecho halló el médico la criatura muerta, ignorándose si violentamente. Por el momento, nada más se pudo precisar. La joven quedó a disposición del juzgado.
Quinium Labarraque, «heroico medicamento».
Se fracturó una clavícula y se le rieron. En una barraca de la feria, en donde hay una plataforma giratoria, penetró el domingo el joven de 18 años Eduardo Valle y le dio la 'tontuna' de meterse en la 'pista diabólica'. Cuando menos se lo figuraba, dio con su 'vera efigie' en aquellas endemoniadas plataformas, siendo lanzado, entre carcajadas y violentas sacudidas, contra la barrera de la pista. Al levantarse dolorido, como viera que el dolor iba en aumento, se trasladó al hospital. Tenía fracturada la clavícula derecha.
El escalatorres portugués. Primero fueron las autoridades las que se opusieron a que el escalatorres Nestor Lopes trepara en sitio céntrico de la villa para exhibir sus habilidades de hombre-mosca, como él se titula. Más tarde fueron los propietarios de los dos edificios céntricos, Teatro Arriaga y Hotel Inglés, en los que él se fijó para hacer la exhibición; pero Nestor Lopes no ha desmayado en sus propósitos y al fin ha conseguido del dueño de la casa num. 5 de la carretera de Basurto a Castrejana, donde está enclavado el garaje Abando, autorización para realizar su experimento.
El matonismo en acción. El domingo, a cosa de la una y media de la tarde, la dueña de la taberna existente en la planta baja de la casa número 10 de la Sendeja llamó la atención de un parroquiano para que se ausentara, porque allí no podía tumbarse a dormir como había hecho. El parroquiano soltó una blasfemia y le dijo a la dueña que no le daba la gana. La mujer, asustada, fue enseguida a las oficinas de la guardia municipal y pidió auxilio al municipal Segundo Pérez, el cual acudió en el acto a la taberna y despertó al durmiente, haciéndole saber que estaba de más allí. El hombre, indignado, se encaró con el guardia como un basilisco y le dirigió las frases insultantes más groseras e intolerables que existen en el lenguaje propio del burdel. El guardia hizo valer su autoridad y, agarrando por el brazo al insultador, le sacó de un empellón a la calle. Una vez allí, el citado sujeto, que había abierto una enorme navaja, se abalanzó sobre el municipal, con tal destreza que fue milagro que no le alcanzara el cuello. El municipal evitó el lance instintivamente, dando un salto y defendiéndose con el bastón, y entonces el agresor repitió hasta cinco o seis lances, que fueron rechazados a bastonazos (...). Dijo llamarse Francisco Rivas Feijóo, de 29 años, soltero, de Pontevedra y domiciliado en Las Arenas.
Felicidad interrumpida. Al llegar ayer tarde a Bilbao por el tren del Norte y apearse en la estación, fue detenida una parejita de novios que venía a Bilbao, huyendo de los respectivos hogares paternos y de la oposición a sus amores. Los tortolitos, los dos de 20 años, residen en Vitoria, y las familias, al conocer la fuga, recurrieron al gobernador de Álava y este al de Vizcaya para efectuar la detención. Hoy volverán a casa de los padres para recibir la sanción a sus culpas.
Detención. Ha sido detenido un invididuo que iba silbando por la calle. Los guardias creyeron que por medio de sus silbidos se entendía con gente maleante y le interrogaron; el hombre se insolentó con ellos y les amenazó con llamarles al orden, dada su amistad con una personalidad que ejerce mando y con el hijo de esa personalidad. A pesar de ello, le detuvieron.
El desastre del domingo. Desde que hacemos las revistas de toros en este periódico, y ya va para seis años, hemos venido abogando (y ello nos ha proporcionado algunos disgustos) por la prohibición absoluta de las fiestas de noveles, que el día menos pensado van a originar algo muy grave. De los 24 diestros que tomaron parte en la indecorosa mamarrachada, ocho visitaron la enfermería, dos de ellos heridos de gravedad. No queremos decir más. Basta consignar que de los seis novillos, dos o tres –es igual– volvieron al corral, y matadores y banderilleros se distinguieron por su miedo, por su ignorancia y por su desconocimiento absoluto de lo que es la lidia de reses bravas (firmado: Don Justito).
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