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Miguel Gutiérrez-Garitano
Domingo, 3 de julio 2022, 00:22
«La Historia está para descubrirla», sostiene el exministro Manuel Pimentel, que ha plasmado un brillante prólogo en el libro 'La Vitoria de Magallanes' de inmediata publicación. Escrito como un libro de viajes o como un moderno 'making of' por el periodista y escritor vitoriano Ramón Jiménez Fraile, la obra pone patas arriba las creencias más asentadas en torno a la gesta más grande hecha por humanos hasta la llegada del hombre a la Luna. El autor vitoriano, antiguo corresponsal de EFE y funcionario retirado de la Unión Europea en Bruselas, demuestra, con documentos de la época, cómo la nao que circunnavegó la Tierra por primera vez se llamaba en realidad 'Vitoria' y no 'Victoria', apelativo que, no obstante, es el que ha perdurado. Según Jiménez Fraile, así se conoce en realidad «en todos los documentos de época», al barco que completó la primera vuelta al mundo; a partir de este dato el autor reescribe la gesta, remontándose a los orígenes de Magallanes en el actual barrio de Vitoria de Oporto. Al respecto, también contextualiza la relación entre el nombre del histórico barco y el Convento de la Victoria de Triana, que fue punto de partida y fin de la aventura.
A pesar de la cantidad de volúmenes escritos hasta la fecha sobre la gesta de Magallanes y Delcano –que así firmaba el de Getaria, como recuerda el historiador- Jiménez Fraile saca del baúl de la Historia datos olvidados hace tiempo o no tratados hasta la fecha. En este sentido, el libro rescata la memoria de personajes secundarios que no por ello dejaron de desempeñar un papel importante, como los grumetes y pajes que suponían una cuarta parte de los expedicionarios. También se refiere a la mano de obra indígena y a los nativos que fueron incorporados como guías, a veces de forma voluntaria, otras a la fuerza. Se interesa, en particular, por la suerte de los nativos de las Molucas que participaron en la última parte del viaje, una decena de los cuales murieron en ruta, siendo tres los que llegaron a Sanlúcar de Barrameda.
Pero sin duda es la demostración, con hechos y documentos de la verdadera fecha en la que se completó la vuelta al mundo, una de las más interesantes aportaciones del libro. Como se sabe, el próximo 6 de setiembre de 2022 se celebrará, de manera oficial, el V Centenario de la Primera Vuelta al Mundo. En Euskadi, ese día (Día de Elkano - Elkano Eguna) ha sido declarado festivo para conmemorar «el quinto centenario de la primera circunnavegación a la tierra capitaneada por Juan Sebastián Elkano».
Fue en efecto el 6 de setiembre de 1522 cuando uno de los cinco barcos que componían la Armada de la Especiería regresó a Sanlúcar de Barrameda, de donde había salido tres años antes. En realidad, técnicamente hablando, la embarcación en cuestión ya había completado la circunnavegación de nuestro planeta dos meses antes, a finales de junio, cuando cruzó durante el viaje de vuelta, viniendo de Oriente, su trayectoria (derrota, en lenguaje marinero) de la ida navegando hacia Poniente.
La bitácora del piloto griego Francisco Albo, que durante siglos había permanecido oculta, permite ahora determinar el 29 de junio como el día más probable en que se produjo dicha intersección, la cual tuvo lugar -como señala el autor- «a la altura del cabo Skirring», en el actual Senegal. Este hecho obliga a considerar como primeros circunnavegadores a un número superior al de los dieciocho individuos que regresaron a la Península, cuyos nombres figuran en placas y monumentos de Sanlúcar de Barrameda, Sevilla, Guetaria. También conviene, en consecuencia, asociar al continente africano, en concreto a Senegal y Gambia, a la conmemoración.
Pero no acaban ahí los hallazgos de Jiménez Fraile en su excelente libro. Por ejemplo, se cuestiona, con numerosos testimonios de época (incluida una anotación anónima encontrada en California), la tesis oficial de que la nao Victoria (mejor dicho, Vitoria) se perdió en el mar. El autor recoge numerosos testimonios que aseguran, por el contrario, que el barco estuvo, en la segunda mitad del siglo XVI, varado en las atarazanas de Sevilla donde era «canibalizado» (utilizado para construir otras embarcaciones). «Uno de los testimonios concluyentes en este sentido se encuentra recogido -apostilla Ramón-, en páginas arrancadas del códice original de la Crónica de Indias del capitán Gonzalo Fernández de Oviedo que el autor ha localizado en una librería privada de California, a donde fueron a parar hace un siglo a resultas de un expolio».
El libro aporta también novedades respecto a la percepción que tenemos del relato de la primera vuelta al mundo tal como fue construido a partir del siglo XIX. Respecto al papel desempeñado por Elcano en la travesía de vuelta, Ramón Jiménez Fraile ofrece datos que apuntan a un trabajo en equipo, más que individual, señalando al papel de su piloto y maestre griegos. Asimismo, basándose en referencias documentales que han pasado desapercibidas, saca a relucir episodios aún no estudiados, como sentencias de muerte dictadas en la expedición cuando Elcano ejercía de capitán. Lo cual pondría en aprietos la idílica imagen ofrecida, por ejemplo, por la serie de televisión 'Sin Límites', donde se muestra a un Elcano generoso, ajeno a la crueldad de Magallanes, que trata toda decisión en consenso. Parece que más bien era un hombre de su época que tomaba decisiones duras en una situación límite.
Como dice el prologuista, Manuel Pimentel, el autor «pone patas arriba no la gesta en sí, sino la manera en que ha sido contada a lo largo de los siglos». El libro aborda asimismo la figura de Magallanes; contiene, asimismo, una importante aportación para la historiografía de la primera vuelta al mundo ya que revela un documento de época inédito y altamente fiable que da cuenta de los orígenes familiares del explorador luso, el cual estaba emparentado con un importante noble español de origen portugués que había sido traidor a la corona lusitana. Para Jiménez Fraile «este hecho arroja nuevas luces sobre el personaje que, al servicio de la Monarquía Hispánica, hizo realidad el sueño de Colón consistente en alcanzar Oriente navegando hacia Occidente».
El autor lamenta en su libro que las conmemoraciones del V Centenario de la Primera Vuelta al Mundo han sido concebidas y desarrolladas en España para «consumo interno», no habiéndose construido un relato global acorde con el acontecimiento y no habiéndose aprovechado el «tirón» de esta gesta en términos de «diplomacia pública». También señala la desproporción entre el gran número de obras de ficción sobre esta temática y la escasa investigación de base. En cuanto a la utilización de las fuentes, el autor -que es miembro desde hace años del comité editorial de la Sociedad Geográfica Española- ha acudido a las versiones originales, en particular del relato del cronista Antonio Pigafetta, sacando a relucir «graves errores de interpretación de los hechos debido a malas traducciones».
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