Julio Arrieta
Miércoles, 21 de agosto 2024
¿Cómo se cazaba un mamut? La arqueología intentó dar una respuesta a esta pregunta casi desde el momento en que empezó a desarrollarse como ciencia. Se sabía que los mamuts, mamíferos proboscídeos extintos de la familia Elephantidae, habían convivido con nuestra especie hasta época ... relativamente reciente y eran conocidas las evidencias de que eran cazados. Sí, en la prehistoria cazábamos mamuts, ¿pero cómo? Un nuevo estudio, realizado por arqueólogos de la Universidad de California, en Berkeley (EE UU), que se publica en la revista científica 'PLOS ONE', viene a demostrar que usando picas plantadas en el suelo, pero no lanzas arrojadizas.
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La escena se ha representado en multitud de ilustraciones en obras de divulgación y escolares sobre el paleolítico: un mamut caído en una trampa, acribillado a lanzazos por una partida de caza, en una tundra helada. La imagen es evocadora y épica. Pero sin base arqueológica real. El estudio de los útiles líticos demostró hace mucho que las puntas de piedra conocidas no podían atravesar el pelaje y la piel gruesa de los mamuts montadas en el extremo de lanzas arrojadizas. El método de caza tuvo que ser otro.
A partir de una serie de pruebas experimentales, un equipo de arqueólogos de Berkeley, encabezado por Scott Byram, propone que los cazadores paleolíticos no usaban lanzas propiamente dichas, sino picas. Apoyaban sus conteras –el extremo opuesto a la punta– en el suelo y empalaban a los animales cuando estos les embestían. Se movía el mamut, no la lanza. Esta explicación ya se había propuesto antes, pero en esta ocasión se defiende a partir de pruebas experimentales, más allá de hipótesis y especulaciones.
Las puntas en las que se basa el estudio pertenecen a la cultura de Clovis, que se desarrolló hace unos 13.000 años en torno a Nuevo México, en Norteamérica, y durante mucho tiempo pasó por ser la primera sociedad asentada en América. Uno de sus restos característicos son las llamadas puntas de Clovis, de las que se han recuperado miles en Estados Unidos, algunas incluso dentro de esqueletos de mamut.
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Elaboradas en sílex, cuarzo o jaspe, las puntas de Clovis tienen una forma muy característica en su finísima talla que refleja cómo se encajaban en el astil, el mango de madera, que no se conserva. Tampoco queda rastro de la brea y el cordón que ayudaban a sujetarlas y que completaban el arma. Esta forma de la punta facilita saber cómo estaban enmangadas y, por tanto, cómo eran las fuerzas a las que podían ser sometidas en su uso. Esto ha permitido a los arqueólogos de Berkeley realizar con ellas un estudio experimental, para ver cómo reaccionan las armas ante la fuerza simulada de un animal de gran tamaño embistiendo. Los experimentos han revelado que una vez que la punta penetraba en la carne del animal y se desprendía del mango, funcionaba «como una bala de punta hueca moderna» y podía infligir heridas graves a mamuts, «mastodontes, bisontes y tigres dientes de sable».
Según Scott Byram, investigador asociado del Centro de Investigación Arqueológica de Berkeley y primer autor del artículo publicado en 'PLOS ONE, «este antiguo diseño indígena supuso una innovación asombrosa en las estrategias de caza». Esta tecnología antigua «distintiva está abriendo una visión a las técnicas de caza y supervivencia que han sido utilizadas durante milenios en gran parte del mundo».
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Las puntas de Clovis y sus formas habían llamado la atención de Scott Byram desde que, como estudiante, aprendió a elaborarlas él mismo. «Empezó a tener sentido que tuvieran una función distinta a la de otras herramientas», explica Byram. «A diferencia de otras puntas con muescas, era un arma más sólida». A partir de experimentos anteriores con puntas lanzadas contra arcilla y gel balístico, su equipo desarrolló una prueba para medir la fuerza que podía soportar una pica con una réplica de punta de Clovis antes de que esta se partiera y/o el astil se dilatara, ante la embestida de un animal de hasta 9 toneladas. Las pruebas demostraron que «estas puntas se diseñaron para hacer lo que hacen para proteger al usuario».
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