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«Muy poca gente lo sabe, pero el primer aeropuerto de Bilbao estuvo en Artxanda. Yo cuando lo vi en la documentación dije, 'esto será una bilbainada'. Pues no, era de verdad». Así contaba Joseba Barrio, autor con Juanjo Olaizola de 'El funicular de ... Artxanda, 1915-2015', la primera impresión que se llevó al descubrir este curioso dato durante el trabajo de documentación para su detalladísimo libro. Su asombro se multiplicó cuando se topó a continuación con la noticia de que el único pasajero del primer vuelo sin escalas entre Bilbao y Madrid fue el político socialista Indalecio Prieto.
Ocurrió el 27 de julio de 1920 y la prensa se hizo eco del viaje, aunque en los titulares primó la circunstancia de que Prieto era el pasajero sobre la novedad de que se trataba del primer vuelo ininterrumpido desde la villa hasta la capital de España. Así, 'El Pueblo Vasco' tituló en su primera página que «Prieto se traslada a Madrid por la vía de los aires». El subtítulo destacaba la corta duración del trayecto «con el aviador Poiré, en poco más de tres horas».
El citado libro de Barrio y Olaizola incluye el relato actual más amplio del viaje. El hecho de que un estudio sobre el funicular aporte tanta información sobre el aeródromo de Artxanda se explica porque los creadores del segundo eran los empresarios y gestores del primero. En un tiempo en el que la aviación era un espectáculo de masas, la pista de vuelo era una de las atracciones que habían ideado para llevar usuarios al monte, junto con el casino y la popular pista de patinaje.
En 1920 Funicular de Archanda S.A. invirtió 20.214,80 pesetas en la construcción de una pista y un hangar para los dos aviones del piloto contratado para dar paseos aéreos –o bautismos del aire–, el francés Alphonse Flavien Poiré, un veterano de la Gran Guerra. Poiré era un caballero del aire, un personaje de novela. Piloto de exhibición y competición, había obtenido sus credenciales de aviador en 1913, a los 19 años. El estallido de la gran guerra le sorprendió en Rusia, donde era famoso por los vuelos que realizó ante el Zar Nicolás II y de su corte. Una de sus exhibiciones congregó a 50.000 espectadores en San Petersburgo, a los que Poiré asombró con sus acrobacias.
Rusia era aliada de Francia, por lo que Poiré puso su avión a disposición del Ejército imperial. Efectuó más de 100 vuelos de guerra, alcanzó el grado de teniente y en su historial destaca que realizó el primer bombardeo aéreo de la historia militar rusa (un solo obús de 42 mm sobre unos desdichados alemanes). Obtuvo numerosas condecoraciones, tanto rusas como francesas, y acabó la guerra en el Ejército de Tierra de su país. Después, Como tantos pilotos veteranos, se estableció como aviador turístico y de exhibición, oficio que le trajo hasta Bilbao.
La pista de Artxanda se estrenó el 17 de julio de 1920. En una crónica que recogen Barrio y Olaizola en su libro, el diario 'El Nervión' detalló que «el servicio quedará montado a base de dos aparatos Caudron, que ofrecen una garantía de seguridad increíble, destinándolos por ahora al servicio de paseos aéreos, cobrando 50 pesetas por persona, por efectuar un vuelo y 100 pesetas si éste se prolonga hasta el mar».
Pero los gestores del Funicular descuidaron el papeleo de las instalaciones aeronáuticas. Al poco de entrar en funcionamiento el servicio de Poiré, «el ministerio de Fomento se creyó en el caso de prohibirlo por no contar el citado aeródromo con la autorización reglamentaria que no podía serle otorgada sino después de seguir los trámites de rigor», según contaba 'El Pueblo Vasco'. Entonces «la empresa de Archanda solicitó del diputado por Bilbao, señor Prieto, que gestionase cerca del citado ministerio la pronta tramitación del asunto, a fin de que Mr. Poiré pudiese reanudar sus interrumpidos vuelos».
El político socialista se mostró algo reticente y puso los retrasos de los trenes como excusa para dar largas, marear le perdiz y atrasar 'sine die' su viaje a Madrid. Pero, según contó él mismo después en el diario madrileño 'La Voz', a uno de los intelectuales de su tertulia del Café Bulevard se le ocurrió que lo de los retrasos «se arreglaba con que Poiré me llevase en su aparato». Y «así quedó convenido después de algunas naturales vacilaciones del diputado por Bilbao», según 'El Pueblo Vasco'.
El despegue se planeó para las cuatro de la tarde del martes 27 de julio de 1920. «Se preguntó antes a Miranda por el estado del tiempo y se contestó que por allí ofrecía buen aspecto». Prieto se preparó para pasar frío –la carlinga del avión era abierta– y se «preservó adecuadamente con un bizarro traje de motorista de su amigo Antonio Bandrés». Para completar el equipo, «se encasquetó hasta la nuca una amplia gorra». Después, «besó, no sin emoción, a uno de sus hijos que acudió a Archanda a despedirle y se acomodó –difícilmente– en su puesto de pasajero», delante del piloto, escribía el reportero de 'El Pueblo Vasco'. Después montó Poiré, «luego de haber reconocido minuciosamente el aparato». El avión despegó en hora, tomó altura sobre Zorroza y enfiló «la línea del Cadagua para dirigirse a Villarcayo, a Burgos y hacer desde esta capital vuelo directo a Madrid». Poiré no conocía la ruta y le dibujaron un mapa en una cartulina «del tamaño de una postal», según recordaría Prieto, pero optó por seguir el trazado del ferrocarril.
«La verdad, se va bastante bien, pero es un poco aburrido», declaró el político bilbaíno a 'La Voz'. Prieto viajó delante del piloto, por lo que no pudieron hablar durante el vuelo y tuvo que limitarse a admirar el paisaje. «Cuando se desciende, la impresión es la misma que se experimenta al bajar en un ascensor», apreció.
Prieto realizó sus gestiones con éxito ante Fomento, prometió a su mujer que regresaría en tren e incumplió su promesa, porque quiso volver a Bilbao con Poiré. Este segundo vuelo fue más complicado y terminó en un aterrizaje forzoso en Burgos por una avería en el motor. Poiré reanudó sus vuelos turísticos en Artxanda, pero tuvo que abandonarlos porque un incendio acabó con sus dos aparatos en marzo de 1921. Otro aviador reanudó su servicio, pero Funicular de Archanda S.A. decidió suspender los paseos aéreos en 1921.
El aviador francés regresó a su país y se convirtió en piloto de pruebas de la firma Caudron, el fabricante de sus aparatos bilbaínos. En noviembre de 1922 le encargaron testar el Caudron C-74, un biplano cuatrimotor con capacidad para 10 pasajeros diseñado por Paul Deville. El primer vuelo fue un éxito, por lo que Poiré decidió presentar el modelo al 'Grand Prix des Avions de Transports'. El 14 de noviembre de 1922 despegó de la pista de Le Bourget acompañado por los mecánicos Bovillier y Courcy. Uno de los motores falló y el avión se estrelló. Sus tres tripulantes murieron al instante. Caudron decidió suspender la fabricación del modelo, del que solo había construido el prototipo accidentado.
Alphonse Poiré (1883-1922), teniente de la Armada Imperial Rusa, Caballero de la Orden de San Vladimir, Caballero de la Legión de Honor y Aviador de Bilbao, está enterrado en el cementerio de Batignolles, en París.
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