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El hallazgo se produjo el viernes 24 de septiembre de 1943, en plena Segunda Guerra Mundial. El pesquero de Lekeitio Reina de los ángeles nº 2 faenaba al norte del cabo Matxitxako, con buen tiempo y algo de marejada. El patrón vio a lo lejos ... lo que le pareció una embarcación a la deriva pero que no lograba identificar. Resultó ser un hidroavión militar alemán, un trimotor Blohm Und Voss 138 C-1, y decidieron llevárselo remolcado a puerto, con la esperanza de cobrar el premio correspondiente por él. Ylo cobrarían, sí, pero no sería hasta 1947.
La historia de este avión es algo confusa. La recogió en estas mismas páginas Vicente Talón en agosto de 1968, parece que de labios de alguno de sus protagonistas, aunque su relato presenta varias imprecisiones. El texto más detallado sobre este hallazgo fue publicado en 1989 en la revista de historia aeronáutica 'Aeroplano', del Ministerio de Defensa, firmado por el entonces coronel de aviación Emilio Herrera Alonso. Ya en 2016, Maite Garamendi le dedicó un apartado en su artículo 'Aeroplano bi pasa-ta...', en la revista 'Kurik' (2016), que reproducía parte de la documentación oficial del incidente, cuya conservación tiene también su historia: fue encontrada por un ciudadano anónimo tirada en la calle.
Entre estos papeles está el expediente del hallazgo remitido desde Lekeitio a la Comandancia de Marina de Bilbao. El documento detalla que al encontrarse «el vapor de pesca nombrado Reina de los ángeles nº 2 «el día 24 de septiembre de 1943 dedicada a las faenas de la pesca de bonito a setenta millas al Norte de Cabo Machichaco, observó que flotaba un bulto, que a gran distancia daba la sensación de que se trataba de un barco averiado, pero al acercarse a él se encontraron con el citado hidroavión».
Según la versión de Talón, el hallazgo sucedió «a eso del alba. Distinguieron como un enorme bulto que, al principio, confundieron con un barco a la deriva. Pero, acercándose más, se llevaron una tremenda sorpresa al ver que se trataba de un hidroavión alemán» intacto, como nuevo. Herrera añade por su parte que el avión, que se había quedado sin combustible al volver de una misión cerca de Irlanda, había sido dejado por su tripulación 38 horas antes «con el ancla de capa con la esperanza de poder recogerlo». De nuevo según Talón, «al principio, los arrantzales prorrumpieron en grandes voces para llamar la atención de los ocupantes del aparato; pero, como nadie respondía, saltó a bordo Jesús Anacabe Badiola, encontrándose con que el aparato había sido abandonado. Entonces les dijo a sus compañeros: 'Eztago iñorbe, eruan daigun Lequeitiora, sapra mandua daukaguta' («No hay nadie, vamos a llevarlo a Lekeitio, que tenemos repartimiento» por el hallazgo).
«Guardia permanente»
No recoge este abordaje el expediente oficial. El documento se limita a decir que los arrantzales remolcaron el avión «hasta este puerto, donde llegaron el día 25 a las ocho de la mañana, poniéndolo inmediatamente en conocimiento de esta Autoridad de Marina y quedando debidamente anclado en la bahía». Se avisó al Comandante Militar de Marina, en Bilbao, y simultáneamente se cursaron dos oficios para solicitar a la Guardia Civil de Costas y al Regimiento de Infantería nº 54 de la defensa costera para que estableciesen, respectivamente, «una guardia permanente a bordo del hidroavión» y otra «desde tierra, impidiendo todo acceso de personas al mismo».
Por fin, el aparato fue inspeccionado por varios mandos militares el día 30. Al considerar que no ofrecía Lekeitio «suficientes garantías de seguridad», decidieron que fuese remolcado hasta Bilbao, «lo que fue realizado por el mismo vapor de pesca Reina de los Ángeles nº 2». Se dejó amarrado en la dársena de Portu, en Barakaldo, custodiado por una guardia del Ejército del Aire.
El Bv-138 C-1 X4-AH despegó de su base en Biscarosse, Las Landas, a las 6 de la mañana del 22 de septiembre. Se quedó sin combustible al regresar de su misión de reconocimiento al Oeste de Irlanda y tomó agua, de noche, a unas 20 millas al Suroeste de Arcachón. Según Herrera, «cuando 38 horas después fue avistado por los arrantzales de Lekeitio, había derivado unas 70 millas a una velociad de 2 nudos». La tripulación había sido rescatada por un barco de la Kriegsmarine, que por el oleaje no pudo remolcar el aparato y lo dejó anclado para volver a por él. Comenta Herrera en una nota que, curiosamente, «en la relación que de las vicisitudes de todos los Blohm und Voss publica Theodor Mohr en el nº 204 de 'Le Fan de l'Aviation', el X4-AH nº de serie 13 80 31 1037 figura como hundido por la marejada tras un amaraje forzoso en 22 de septiembre de 1943». El BV-138 medía 19,85 metros de longitud y tenía una envergadura de 26,94 metros. Su peso en vacío era de 10.800 kilos. Estaba propulsado por tres motores diésel Junkers Jumo 205D de 647 kW cada uno. Su velocidad máxima era de 265 kilómetros por hora y la de crucero de 240. Tenía una autonomía de 3.930 kilómetros. Formaban su tripulación 6 personas: piloto, copiloto, operador de radio y tres artilleros para servir otras tantas ametralladoras, una a proa, otra a popa y la tercera montada en un puesto abierto sobre el techo, detrás del motor central. Podía transportar bombas, minas o cargas de profundidad, o en su lugar hasta diez pasajeros.
Tanto el patrón del pesquero, Hipólito Guezuraga, como su tripulación, dejaron claro que «ninguno de ellos renuncia a la parte que pudiera corresponderles por el hallazgo», lo que es comprensible teniendo en cuenta la situación económica de la época. El avión fue valorado en 1.600.000 pesetas «a su salida de la fábrica», cantidad que fue reducida «en un 50% al estar en servicio», quedando en 800.000 pesetas.
Al armador y la tripulación les costaría ver su parte del dinero. El acta del cobro del «premio de hallazgo», 73.762,50 pesetas en total, lleva fecha del nueve de abril de 1947. El armador se llevó el 50%. El patrón y el resto de tripulantes cobraron 2.783,49, salvo un «mozo» y un «encargado», que ganaron 1.391,74, y la única mujer del listado, mencionada en el mismo como «llamada», que obtuvo 695,87 pesetas.
¿Y qué fue del avión? Se sabe que se le retiró la escolta en 1946, al año siguiente del fin de la Segunda Guerra Mundial. Por el tipo especial de gasoil que necesitaba, era inútil para el Ejército del Aire español. El teniente coronel Enrique Cárdenas lo entregó a la «comisión de control anglonorteamerica, a través de los cónsules de Gran Bretaña y los Estados Unidos en Bilbao», explica Herrera. Probablemente acabó desguazado.
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