Uno de los fuertes que completaban la línea fronteriza que separaba Britania de Caledonia. arkeologi museoa
La gran muralla romana llega hasta Bilbao
tiempo de historias ·
El Museo Arqueológico de Bizkaia abre una exposición sobre el muro de Adriano con fotografías y materiales arqueológicos de esta fortificación, de 117,5 kilómetros de longitud, que dividía Gran Bretaña en dos mitades
La conquista romana de la isla de Gran Bretaña, iniciada por orden del emperador Claudio a partir del año 43, se produjo con relativa rapidez. Sin embargo, los romanos no fueron capaces de controlar toda la isla, en la que establecieron la provincia de Britania, ... por lo que acabaron creando una frontera entre Solway Firth y el río Tyne. Este límite se convirtió en una construcción en torno al año 122, durante el reinado del emperador de origen hispano Publio Elio Adriano (117-138), nacido en Itálica, actual Santiponce, provincia de Sevilla. El 'vallum aelium', que es como lo llamaban sus constructores, era una muralla de 117,5 kilómetros que dividía la isla en dos, quedando al sur la zona de ocupación permanente y dejando el norte, Caledona, en manos de los pueblos nativos. Esta fortificación, que se conserva en buena parte, es uno de los monumentos arqueológicos más notables de Europa y está reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, es la protagonista de la exposición 'El muro de Adriano', abierta hasta el 19 de mayo en el Arkeologi Museoa de Bilbao.
Comisariada por María Millán, la muestra es el resultado de la colaboración entre el propio museo bilbaíno, el Museo de Oiasso, en Irún, y el Vindolanda Charitable Trust (Inglaterra). La exposición está formada por fotografías tanto del propio muro como de las fortificaciones que lo completaban y de materiales de todo tipo obtenidos en sus excavaciones arqueológicas, sobre todo de las del asentamiento romano de Vindolanda. Se podrán ver además con réplicas de algunos objetos relacionados con este sistema defensivo, como delicadas tablillas de escritura o un cuenco de bronce, hallado en 1725, en el que se nombran algunos de los fuertes que lo completaban. Así, se podrán ver fotografías de botas de campaña de legionarios romanos -las caligae-, herramientas de madera y armas. Estos hallazgos han permitido conocer mejor la vida en estas zonas periféricas del Imperio romano y por ellos se sabe que antes de que se construyera el muro, en la zona fronteriza hubo acuartelado un contingente de caballería várdula, nombre que los romanos daban a la población del cantábrico Oriental, esto es, a los habitantes de los territorios que luego serían Bizkaia y Gipuzkoa. La muestra se completa con materiales arqueológicos originales procedentes de los yacimientos romanos vizcaínos de Forua y Aloria (Orduña).
El muro de Adriano era el límite septentrional del Imperio. Unos quince o veinte años después de su construcción, se levantó una nueva línea fortificada más al norte, menos trabajada, entre Clyde y Forth, el muro de Antonino, pero la nueva muralla no se tradujo en un avance real hacia el norte de la ocupación romana de Gran Bretaña y unos cincuenta años después fue abandonada, estableciéndose de nuevo el límite en el muro de Adriano. Este se completaba con 16 fuertes anexos a la propia pared, varias torres, cuatro puestos de avanzada al norte y otros seis grandes campamentos de apoyo al sur, entre ellos el citado de Vindolanda, uno de los yacimientos romanos más notables del Reino Unido.
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