Cuando el franquismo nombró una alcaldesa en Bizkaia
Tiempo de historias ·
La designación de Teresa Ibarguchi al frente del Ayuntamiento de Ubide levantó un gran revuelo en la España de 1967, sin costumbre de ver a mujeres en esos cargosSecciones
Servicios
Destacamos
Edición
Tiempo de historias ·
La designación de Teresa Ibarguchi al frente del Ayuntamiento de Ubide levantó un gran revuelo en la España de 1967, sin costumbre de ver a mujeres en esos cargosA comienzos de febrero de 1967, una mujer de Ubide se hizo famosa en toda España y dio lugar a un encendido debate en la prensa. Se trataba de María Teresa Ibarguchi, designada nueva alcaldesa de la localidad por el gobernador civil de Bizkaia. En ... aquellos tiempos, la idea de tener a una mujer al frente de un consistorio resultaba chocante hasta bordear, para muchos, lo inconcebible: no solo quedaba todavía muy lejos la igualdad entre los sexos, sino que, además, la dictadura franquista apostaba de manera inequívoca por perpetuar los roles tradicionales y relegar a las mujeres a tareas domésticas, de cuidados o, como mucho, docentes. La noticia de que en Bizkaia había una alcaldesa fue recogida a lo grande por los periódicos regionales y amplificada a continuación por los nacionales, que incluso saludaron a la debutante como primera regidora de la historia de España.
De inmediato se produjo la consiguiente reacción, ya que en distintos puntos del país empezaron a publicarse airadas cartas de protesta que reivindicaban ese título para alcaldesas de los años 20. Diarios como 'Las Provincias' en Valencia, 'El Faro de Vigo', 'El Ideal Gallego', 'El Correo Catalán' o 'El Norte de Castilla' aportaron sus candidatas para ese reconocimiento. Según un estudio de la catedrática Guadalupe Gómez-Ferrer, que ha repasado y analizado todas aquellas propuestas, la primera alcaldesa de España fue Matilde Pérez Mollá, que el 27 de octubre de 1924 se puso al frente del Ayuntamiento de Quatretondeta, en la provincia de Alicante. El revuelo sacó a la luz los nombres, mayormente desconocidos hasta entonces fuera de sus comarcas, de siete mujeres que habían ocupado alcaldías durante la dictadura de Miguel Primo de Rivera. La profesora Gómez-Ferrer recoge que se trataba de personas «afectas al régimen, de ideología política conservadora y defensoras del catolicismo».
Cuatro décadas después, cuando se produjo el nombramiento de Teresa Ibarguchi, el dictador era otro, pero los criterios para las designaciones a dedo venían a ser los mismos. La alcaldesa de la pequeña localidad al pie del Gorbea -que, eso nadie lo discutió, se había convertido en la primera mujer que ocupaba ese cargo en Bizkaia- poseía profundas convicciones religiosas: además de cumplir con la comunión diaria, pertenecía al Instituto de Misioneras Seculares y había hecho los votos de pobreza, obediencia y castidad. EL CORREO le dedicó una doble página, encabezada por el titular 'Ubidea: el nuevo alcalde es una mujer', en la que destacaba un inusual despliegue fotográfico: a Teresa la retrataron con la azada, cuidando la huerta del caserío, tomando la lección a sus tres sobrinos y atendiendo los pucheros en la cocina. En la entrevista, la alcaldesa explicaba que la habían propuesto para el cargo «los del pueblo y la Sección Femenina» (la rama de Falange para las mujeres) y detallaba que, entre sus siete hermanos, había un sacerdote, organista en Vitoria, y dos monjas franciscanas, una en Roma y la otra en Burgos. Además, emprendía un resumen rápido de los problemas del pueblo: «Las tierras de labranza no son suficientes para mantenernos a todos. Los hombres van a trabajar a las fábricas y talleres de Ochandiano y Villarreal», lamentaba.
La cobertura que la prensa dio a la noticia, firmada por hombres, abundaba en el tono paternalista tan característico del machismo de la época y, a menudo, lograba sonar terriblemente retrógrada justo cuando se proponía investirse de progresismo. El diario madrileño 'Ya', por ejemplo, publicó una viñeta con un «modelo para maceros del Ayuntamiento de Ubidea», en la que los dos funcionarios complementaban su uniforme de gala con sendos ramos de flores. Muchos periodistas insistían en que a Teresa había que llamarla 'alcalde', porque la única acepción reconocida para la palabra 'alcaldesa' era la de 'mujer del alcalde': en realidad, según corrige la Real Academia Española, la definición de 'mujer que ocupa el cargo de alcalde' ya aparecía en su diccionario de 1927. En la 'Hoja del Lunes' de Madrid, el falangista alavés Lucio del Álamo publicó una breve semblanza de la «alcaldesa sin marido», «serenamente guapa», en la que jugaba con la letra de una popular coplilla: «Es alta y delgada, acaso como su madre, pero no tiene bigote como su padre».
Huelga decir que el cambio de sexo en la alcaldía no implicó un giro político: en el pueblo continúa vivo hoy el recuerdo de las tensiones de aquellos años, con un Ayuntamiento que ejercía de brazo ejecutor del régimen en este rincón de la comarca de Arratia. Cuatro meses después, en junio de 1967, se produjo el segundo nombramiento de una alcaldesa en Bizkaia, y fue en la misma zona: había quedado vacante la alcaldía de Artea y el gobernador designó a Emilia del Barrio, de 54 años. Emilia también era soltera y, aunque en aquel momento no ejercía, había trabajado como maestra en Dima, además de desempeñar un cargo en la Sección Femenina. En 1969, la nómina de regidoras vizcaínas se ampliaría con un tercer nombre, mucho más conocido: el de Pilar Careaga en Bilbao.
Las alcaldesas franquistas de Ubide y Artea -fallecidas, respectivamente, en 2017 y 2006- solían consultarse las dudas. «Al principio, impone el oficio, pero después una se hace a todo. Creíamos estar un poco 'chinadas', pero los pueblos caminan también bajo nosotras -explicaban en una entrevista conjunta en este periódico-. Una mujer puede ser tan buena alcaldesa como buen alcalde el hombre». Esa última idea, un tanto inesperada entre representantes de la dictadura, está hoy plenamente aceptada por la sociedad, pero su reflejo práctico sigue avanzando con lentitud. De las primeras elecciones municipales de la democracia, celebradas en 1979, solo salió elegida una alcaldesa en toda Bizkaia: se trataba de Margarita Arriandiaga, en Elantxobe. En las últimas, las del mes pasado, la cifra de alcaldesas ronda la treintena, lo que supone solo una cuarta parte de los 112 municipios del territorio.
Noticia Relacionada
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Fallece un hombre tras caer al río con su tractor en un pueblo de Segovia
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.