La fortaleza volante que aterrizó junto a un caserío
Segunda Guerra Mundial ·
El B-17 'Bachelor's Bride' resultó dañado el 25 de junio de 1944 en una misión sobre Francia e intentó alcanzar la pista de Sondika sin lograrloSecciones
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El B-17 'Bachelor's Bride' resultó dañado el 25 de junio de 1944 en una misión sobre Francia e intentó alcanzar la pista de Sondika sin lograrloDurante la Segunda Guerra Mundial la España de Franco fue un país neutral aunque escorado hacia un lado, el de las potencias del Eje, el de la Alemania nazi. A lo largo del conflicto fueron muchísimos los aviones de uno y otro bando que acabaron ... en suelo español, que alcanzaron bien por accidente o bien como refugio, para evitar caer en territorio enemigo. Este fue el caso de varios bombarderos estadounidenses. Uno de los incidentes de este tipo más llamativos, por el contraste del tamaño del avión implicado con el silencio absoluto de la prensa local, sometida a la censura, que se las apañó para que no se supiera nada del asunto, fue el del aterrizaje forzoso de la fortaleza volante 'Bachelor's Bride' el 25 de junio de 1944 en una campa cerca de la pista del aeródromo de Sondika, junto al caserío Iberre de Loiu o en Erandio Goikoa, según los diferentes testimonios.
Conocido como 'flying fortress' (fortaleza volante), por sus fuertes defensas, el Boeing B-17 era un bombardero pesado cuatrimotor que fue proyectado en la década de 1930 para el Cuerpo Aéreo del Ejército de los Estados Unidos (USAAC). Capaz de volar a casi 11.000 metros de altura a una velocidad máxima de 462 kilómetros por hora y a una velocidad de crucero de 293, podía acarrear y descargar sobre su objetivo 2.700 kilos de bombas a un máximo de 3.219 kilómetros de distancia de su punto de partida, carga que se podía aumentar, cuanto más corto fuera el alcance de la misión, hasta un máximo de 7.800 kilos de bombas. El avión medía 22,66 metros de longitud y tenía una envergadura –la distancia entre los extremos de las alas– de 31,62 metros. Era un buen blanco para los cazas alemanes. Pero no era un blanco fácil. Tenía ametralladoras en la proa, en una torreta ventral, en otra superior, en la cola y a los lados. La tripulación del B-17 podía tener hasta diez hombres: piloto, copiloto, navegante, bombardero, mecánico de vuelo, radioperador, artillero de cola, artillero ventral y dos artilleros laterales. Se llegaron a fabricar hasta 12.731 unidades y fue el modelo de bombardero que lanzó más bombas que ningún otro avión durante la Segunda Guerra Mundial.
El B-17G 'Bachelor's Bride' despegó de Bassingbourn, Cambridgeshire, en Inglaterra (Reino Unido), el 25 de junio de 1944 para liderar un grupo de siete bombarderos en una misión sobre un aeródromo de Toulouse, entonces parte de la Francia de Vichy, el régimen autoritario pronazi encabezado por el mariscal Pétain.
Según precisa Roberto Gastañaga –en un artículo dedicado a este episodio en la web 'Fighting Basques' de la asociación Sancho de Beurko– a la hora y media de sobrevolar el canal de la Mancha, el bombardero comenzó a soltar humo por uno de sus cuatro motores. Sin poder tomar altura, su comandante, el teniente (Lt.) Ferrall K. Goodrich, cedió el liderazgo de la misión al B-17 al mando del teniente Malone, «quien pensó que el avión de Goodrich había sido alcanzado por los antiaéreos alemanes al atravesar la costa francesa».
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Julio Arrieta
A unas 60 millas de la frontera española, incapaz de seguir a sus compañeros, el 'Bachelor's Bride' abandonó la formación y, según el informe de Malone, se dirigió hacia el Sur. Goodrich y su copiloto, Stan Spencer, habían decidido alcanzar España. En concreto, el aeropuerto de Sondika.
'Bachelor's Bride' no fue la única fortaleza volante que se estrelló ese día en territorio español. El B-17G 'Powerful Katrinka', del Escuadrón 524 BS, Grupo 379 BG, que formaba parte de otra formación en misión hacia varios objetivos cerca de Toulouse, fue alcanzado en dos motores y huyó hacia España, cuya frontera alcanzó escoltado por un P-38. La tripulación saltó en paracaídas en dos grupos, el primero sobre Espinal y el segundo sobre Mezquíriz, en Navarra. El avión se estrelló y explotó en un hayedo cerca de esta localidad, en cuya iglesia se estaba celebrando misa, según detalla Javier Aranduy Laiseca en el artículo 'Aviones norteamericanos internados en España durante la Segunda Guerra Mundial', en la revista 'Aeroplano' (nº 23, 2005). Algunos de los tripulantes permanecieron varios días escondidos en el bosque hasta que se aseguraron de que estaban en España, país neutral, y no en la Francia de Vichy o en la Francia ocupada. Fueron internados en Alhama y salieron de España por Gibraltar en agosto de 1944.
El avión debía de sufrir más daños de los que afectaban al motor humeante, porque no pudo tomar tierra en la pista entonces en obras del aeródromo vizcaíno. «Se vieron obligados a hacer un aterrizaje de emergencia en las inmediaciones del caserío Iberre de Loiu», escribe Gastañaga, que conoce bien este dato porque su padre, Remigio Gastañaga Asía, nacido en 1937, era un niño que vivía en aquel baserri, que lindaba con los terrenos del aeródromo. Del incidente guardó el recuerdo de que la primera vez que probó el chocolate había sido de manos de «unos aviadores norteamericanos a los que había conocido en el caserío en el que vivía».
Otros testimonios sitúan el accidente en Erandio Goikoa. En un artículo sobre este incidente, Jose Angel Mentxaka recogió para la revista 'Aikor' el recuerdo de Modesto de Pérdigo, que entonces tenía 16 años. Vivía en Sondika y oyó el ruido del avión, cuya cola pudo ver al asomarse a la ventana. A pesar de lo fugaz de la visión, apreció la gran letra 'A' que lucía el avión en la cola y reconoció el modelo, porque era aficionado a la aeronáutica (llegaría a ser piloto). Cogió su moto y se acercó al lugar del accidente, donde tuvo tiempo para hablar con los tripulantes, sobre todo con el artillero de cola.
El aterrizaje debió de ser muy violento. Dos de sus nueve tripulantes, los sargentos William Fann (artillero) y Jesse Craghead (radioperador) sufrieron fracturas graves en la cabeza. En el primer momento el médico del aeropuerto se negó a atender a los heridos o lo hizo a regañadientes -los testimonios divergen en este punto-, al tratarse de americanos que venían de «bombardear a nuestros amigos alemanes». Sí que les prestó auxilio y atención el practicante de la zona, Jesús Modesto Pérdigo, el padre del joven que se había acercado al avión en moto. De aquella toma de tierra forzosa existe por lo menos una foto, en la que se ve la fortaleza volante posada sobre su panza en una campa, sin rastro del tren de aterrizaje ni de la torreta ventral.
Según Javier Aranduy Laiseca, los dos heridos graves fueron ingresados en un hospital militar: «Craghead recuperó la conciencia unas horas más tarde y Fann lo hizo cuatro días después». Parece que fue acogido en su casa por Santiago Alcaide, amigo de Pérdigo y propietario de la célebre pastelería bilbaína New York. Tras pasar unos días allí, fue internado con sus compañeros –los citados Goodrich, Spencer, Craghead, más John Smith (navegante), Harold Kurrus (bombardero), William Zura (mecánico), Edwin Brown (artillero) y John Callaghan (artillero)– en el campo de Alhama de Aragón, donde solían ser recluidos los aviadores norteamericanos que aterrizaban en España. Como también se convirtió en costumbre en estos casos, el avión fue desguazado.
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