Explosión de oxígeno en el Puente del Arenal y otras noticias de hace un siglo

Una explosión. A las once de la mañana de ayer y en el puente de Isabel II, cerca de las escaleras que dan acceso al paseo y al muelle del Arenal, ocurrió un sensible accidente, que causó gran impresión entre los transeúntes y costó la vida a una infeliz mujer, hiriendo también a otra. Un autocamión cargado de tubos de oxígeno de 1,50 metros de largo cada uno dio un vaivén, a consecuencia del cual se corrió la estiba, cayendo al suelo uno de los tubos. Efecto del choque con el pavimento, se destapó el tubo, sobreviniendo una formidable explosión que causó alarma. El tubo saltó a gran distancia, yendo a estrellarse contra un vagón de carga del tranvía que se hallaba parado en el muelle. El tapón del cierre, lanzado también con enorme violencia, alcanzó a una pobre mujer que con un cestito de verduras por allí pasaba y que cayó al suelo con el cráneo destrozado. También fue alcanzada la señora doña Francisca Aldazábal, que quedó con la cara ensangrentada (...). En otro de los vaivenes del camión volvieron a caerse al suelo de la plataforma unos veinte tubos de la carga, sin que, por fortuna, se repitiese la explosión, que esta vez habría tenido consecuencias catastróficas (...). Por la tarde dejó de existir la desgraciada mujer. Unos señores, habitantes en la calle de Ledesma, número 4, segundo piso, se personaron en la Casa de Socorro, manifestando que deseaban ver a la mujer herida. Se les dijo que acababa de fallecer. La vieron y entonces la reconocieron como su sirvienta María Eleu, de 45 años de edad, soltera. La desgraciada hacía 25 años que se hallaba sirviendo en la casa y ayer, como de costumbre, salió al mercado a hacer la compra.

Falsificación de recetas. F.B., joven de 25 años de Madrid, vino a Bilbao, se hospedó en cierta fonda y enviaba con unas recetas a una sirvienta de la casa a las farmacias a buscar cloruro mórfico. ¿Para qué? No es difícil suponerlo, ya que desgraciadamente tanto morfinómano se registra en la actualidad. Un farmacéutico, extrañado de la firma, hizo preguntas a la muchacha acerca de quién le entregaba las recetas y la joven lo contó. Esta se lo dijo al huésped, el cual desapareció de la casa. La policía municipal recibió la denuncia en forma y se puso en acecho. F.B. fue detenido en la plazuela de los Santos Juanes.

Niño muerto por un auto. En el paso a nivel de Dos Caminos, lindando con Arrigorriaga, un autocamión de la Casa Ormazábal, según se nos dijo, atropelló al niño de 11 años Teodoro Larrínaga. El accidente fue inevitable. Parece que el niño iba colgado de otro automóvil, al bajar del cual se metió entre las ruedas del autocamión, recibiendo un golpe con la aleta que le produjo la muerte instantánea.

Niño abandonado. Se ha comunicado al comisario jefe de Vigilancia, señor Martos, que en Orduña se hallaba un niño de tres años. Ayer mañana, a poco de salir el correo del Norte, el interventor del tren encontró en uno de los departamentos al niño, el cual solo decía que se llamaba Fito y que vivía en Bilbao, en... una casa (...). Se cree que se soltó de la mano de alguna persona que salió a despedir a algún viajero y se subió a dicho coche.

Restaurant El Paje. Amistad, 4. Teléfono 1789. Menú para hoy: entremeses, sopa, sesos a la española, merluza con espárragos y guisantes, solomillo con puré, postre de cocina o fruta, vino de Rioja. Precio: 4,75 pesetas.

Un 'travieso' sietecallero. Un vecino de Artecalle dio una buena serie de chuts en cierta parte del cuerpo del barrendero municipal Francisco Lereijo. Del hecho se dio cuenta a la Alcaldía.

Veraneantes. Alquilo pisos nuevos con agua en Espinosa de los Monteros, en 300 pesetas al año. Informarán: Artecalle, 4, Bilbao.

¡Cara palabra de casamiento! Se personó ayer en la comisaría de Vigilancia una señora, manifestando que su prometido, a quien prestó 4.000 pesetas para hacer un depósito y arreglar los papeles para el casamiento, ha desaparecido de Bilbao «con el dinero y con la palabra de casamiento».

Sangriento suceso. Sobre las siete y media de la mañana de ayer se desarrolló un sangriento suceso en el portal de la casa número 21 de la calle de Urazurrutia. Los protagonistas fueron Justiniano Garriazábal Rodríguez, de treinta años, natural de Navarra, albañil de oficio y domiciliado en el piso primero de la citada casa, y José Valdés Gonzalo, de treinta y un años de edad, casado, natural de Haro (Logroño) y domiciliado en el piso tercero de la misma casa. El suceso tuvo por origen el hecho de que las esposas de ambos, por chismes de vecindad, sostuvieron una riña días pasados y refirieron a sus maridos respectivos lo ocurrido. Estos, ayer, se encontraron en el portal de su casa cuando se dirigían al trabajo y sostuvieron un diálogo violento, que terminó dando Justiniano dos bofetadas al José –según este declaró–, quien, al verse abofeteado, sacó una navaja de grandes dimensiones y tiró varios lances al Justiniano, que cayó al suelo, ensangrentado. Entonces el José escapó y se fue a una casa de la calle de la Merced, donde se ocultó en una cuadra propiedad de los señores Zulaica Hermanos. El herido fue recogido por los municipales y llevado a la mesa de operaciones del Cuarto de Socorro del Centro, en donde el médico de guardia le apreció tres navajadas en el cuello y otra en el pecho, lesiones que el facultativo calificó de mortales de necesidad, por lo que ordenó que un sacerdote administrase al herido los auxilios espirituales. El desgraciado falleció a los pocos momentos.

Salvado de milagro. En el kilómetro 12, barrio de Castrejana, paró anteayer el tren de Santander, porque el maquinista oyó las voces dadas por varias personas de que en el centro de la vía se encontraba un niño. Efectivamente, apenas paró el convoy, fue retirada la criatura, de dos años de edad, llamada Francisco Egusquiaguirre, que en un descuido de sus padres había salido de su casa y se había sentado en la vía. El niño, a pesar de su poca edad, al ver el peligro instintivamente se levantó y echó a correr, pero se cayó de bruces y se causó lesiones en la nariz.

Han sido denunciados al Juzgado: dos sujetos que, por cuestión de amores, riñeron en la plaza de los Santos Juanes, rompiendo el cristal de un escaparate; un sujeto por agredir a su mujer, a la que dio una paliza, lesionándola; dos mujeres por agredirse en la calle, promoviendo escándalo, y un individuo por maltratar de obra a una joven porque esta no lo quiere para novio.

Pisos a plazos. Entregando dos mil pesetas de presente y el resto, hasta su total pago, a razón de cinco duros mensuales, pueden adquirirse pisos de los que en la calle de la Laguna se hallan en venta. Dichos pisos constan de sala, tres dormitorios, cocina, despensa y retrete inodoro. Consultad a Oficina Hipotecaria, Bailén 23, Bilbao.

Muerto por el tren. Ayer se recibieron noticias de Palencia, dando cuenta de que en las proximidades de la estación de Villada fue atropellado por un tren, que le causó la muerte, un limpiabotas apodado 'Cuchareta', que en Bilbao ejerció su profesión durante algunos años.

Una intoxicación. El individuo Mariano Vázquez, por beber agua de Carabaña, bebió equivocadamente barniz, siendo convenientemente asistido en el Cuarto de Socorro del Centro.

Lo de siempre. Hallándose jugando ayer en Arrancudiaga la niña de once años María Respaldiza, natural de Orozco, con una pistola que halló en su domicilio, se le disparó el arma, penetrándole el proyectil por el cuarto espacio intercostal derecho y saliéndole por el tercer espacio intercostal izquierdo. En un automóvil fue traída la niña al hospital civil, ingresando en una sala de cirugía en gravísimo estado.

¡Qué le sucedió! Sobre las cuatro de la madrugada del domingo, los serenos de la Gran Vía y de la calle Colón de Larreátegui oyeron voces pidiendo auxilio que partían del almacén de maquinaria que los señores Garteiz y Yermo poseen en la calle del Marqués del Puerto. Personados los serenos en dicho almacén, vieron a un sujeto que dijo llamarse Jaime Canela, de cuarenta y siete años y guarda del almacén de una sociedad establecida en el número 2 de dicha calle. Preguntado por qué pedía auxilio, manifestó que le habían amenazado con ponerle corrientes eléctricas y volarlo con dinamita personas cuyos nombres no podía citar, por lo que, aterrorizado, echó a correr escaleras arriba, huyendo de esas personas, hasta llegar al tejado, arrojándose al fondo de un patio y cayendo sobre un lucero, cuyos cristales se rompieron. El hecho de que desde el tejado hasta ese lucero haya una altura de diez metros y la circunstancia de que el Jaime Canela no presentara lesión alguna hacen pensar que algo le ocurrió que no está en relación con sus manifestaciones.