Encuentran en Badajoz las primeras representaciones humanas de la cultura tartesia
Arqueología ·
El hallazgo de cinco esculturas revoluciona el conocimiento de esta sociedad que se desarrolló en el suroeste de la península de la Edad de Bronce a la del Hierro
Pocas culturas antiguas hay tan evocadoras como la de Tarteso, que se desarrolló en el suroeste de la península ibérica desde algún momento de la Edad del Bronce a otro de la Edad del Hierro. De los siglos XII al IV a.C., si se ... prefiere. El hecho de que desde principios del siglo XX se haya relacionado a esta sociedad con la ciudad de Tarsis, citada en la Biblia, o hasta la Atlántida por investigadores más entusiastas que rigurosos, no ha hecho más que añadir intriga y misterio a una cuestión que la arqueología va aclarando poco a poco. La excavación de Casas del Turuñuelo, localizado en el municipio de Guareña (Badajoz), uno de los yacimientos tartesios más destacables, ha dado un hallazgo excepcional que se ha publicado este martes: se trata de los restos de cinco relieves datados en el siglo V a.C. y que son las primeras representaciones escultóricas humanas que se han encontrado de esta cultura.
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El yacimiento del Turuñuelo fue localizado en la década de los 90 del siglo pasado y las excavaciones sistemáticas se han sucedido allí a partir un primer sondeo que se realizó en 2014. Está situado apenas a tres kilómetros de la necrópolis también tartesia de Medellín. El sitio adquirió cierta notoriedad más allá de los ambientes especializados en 2017, cuando en él se descubrieron, en torno a una escalinata, los restos de una hecatombe. Es decir, el sacrificio de un gran número de víctimas, en este caso 17 caballos, dos toros y un cerdo. Es el sacrificio ritual de animales antiguo más grande que se ha documentado en el Mediterráneo occidental. Parece que el lugar fue algún tipo de santuario que fue incendiado y abandonado tras aquella ceremonia cruenta.
Hallazgo «insólito»
Ahora, los trabajos realizados en el marco de la quinta campaña de excavaciones del yacimiento, realizadas por un equipo del Instituto de Arqueología, centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Junta de Extremadura, dirigidos por Esther Rodríguez González y Sebastián Celestino Pérez, han sacado a la luz los restos de cinco relieves figurados. Se trataría de cinco representaciones humanas, las primeras pertenecientes a la cultura tartesia conocidas hasta ahora, con la salvedad muy relativa del célebre bronce Carriazo, una pieza descontextualizada atribuida también a la cultura tartesia, datada en torno al 625-525 a.C. y que fue encontrada en un mercadillo sevillano.
Según ha comunicado el CSIC a través de una nota, el descubrimiento de estas cinco piezas «se ha realizado durante la excavación del sector Este del yacimiento» del Turuñuelo, «el área por el que se accede al patio del edificio donde se documentó» el sacrificio de animales. «Lo insólito del nuevo hallazgo es que las representaciones corresponden a rostros humanos», subraya la institución científica.
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El equipo arqueológico ha confirmado este martes en rueda de prensa que, «del conjunto recuperado hasta la fecha, dos de los relieves figurados se encuentran casi completos y corresponden a sendas figuras femeninas adornadas con destacados pendientes o arracadas que representan piezas típicas de la orfebrería tartésica».
Hasta el momento, estas piezas de oro solo se conocían a través de los hallazgos realizados en enclaves como el yacimiento de Cancho Roano, también en Badajoz, o dentro del conjunto que conforma el tesoro de Aliseda, un ajuar funerario tartésico hallado en Cáceres. «Dada la calidad técnica y el detalle artístico con el que fueron elaboradas, parece que nos encontramos ante la representación de dos divinidades femeninas del panteón tartésico», apuntan desde el CSIC. Sin embargo, «los investigadores no descartan que se trate de personajes destacados de la sociedad tartésica».
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Junto a las dos figuras femeninas se han recuperado otros fragmentos de relieves. Estos pertenecen, al menos, a otros tres individuos, uno de los cuales ha sido identificado como un guerrero «al conservarse parte del casco». Este «extraordinario hallazgo supone un profundo cambio de paradigma en la interpretación de Tarteso, considerado tradicionalmente como una cultura anicónica por representar la divinidad a través de motivos animales o vegetales», o a través de piedras sagradas.
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