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El Bilbao del siglo XIV estaba acostumbrado a la violencia, pero el incidente que sus habitantes presenciaron el 12 de junio de 1358 destacó sobre los enfrentamientos habituales entre los miembros de los linajes locales. Quienes pasaban junto a la torre de Zubialdea, en la ... muralla, en el arranque de Artekale y frente a la plaza junto a San Antón, vieron caer un cadáver desde una de sus ventanas. Parece que la misma por la que dos años antes, en 1356, fue arrojado Juan de Avendaño por don Tello, señor de Bizkaia. Solo que en esta ocasión el asesino resultó ser el rey de Castilla, Pedro I, medio hermano de Tello. La víctima era Juan de Aragón, primo del monarca y pretendiente al título de señor de Bizkaia.
El asesinato del infante Juan es uno de los muchos episodios violentos que caracterizaron el reinado convulso de Pedro I, apodado 'el Cruel' por sus rivales de la casa de Trastámara y por los nobles que vieron recortados sus privilegios por el monarca, y llamado 'el Justiciero' o 'el Justo' por sus partidarios.
«La monarquía castellana en época de Pedro I presenta unas características singulares bien conocidas por todos: la inestabilidad política de la monarquía y del reino en su conjunto; el estado de guerra crónico durante el reinado; los enfrentamientos entre los grupos nobiliarios y la violencia política como forma de resolución de conflictos», escribe el historiador Francisco Ruiz Gómez. El asesinato que nos ocupa forma parte de uno de estos conflictos.
El rey y su hermano bastardo Tello de Castilla, señor de Bizkaia, estaban enfrentados. Huido el segundo a Francia, Pedro animó a Juan, hijo de Alfonso IV de Aragón y Leonor II de Castilla, a reclamar ante la Junta general el título de señor, al que podría tener derecho por su matrimonio con Isabel de Lara, hermana menor de Juana de Lara, hijas ambas de María Díaz de Haro. Juana era la esposa de Tello y la titular real del señorío –él era el señor en calidad de consorte–.
Pedro López de Ayala (Vitoria, 1332 - Calahorra, 1407) escribió su 'Crónica' unos 25 años después de la muerte de Pedro I, a cuyos enemigos, los Trastámara, se unió y cuando ya estaba al servicio de Enrique III, que lo nombró canciller mayor de Castilla en 1398. Es una fuente magnífica, porque el cronista fue testigo de muchos de los hechos que consigna, pero también tendenciosa. Es un texto parcial escrito con un claro objetivo político que resalta los rasgos negativos de Pedro I.
Juan había ayudado a Pedro a deshacerse de Fadrique Alfonso de Castilla, maestre de la orden de Santiago y también medio hermano del rey, asesinado a mazazos en el alcázar de Sevilla. Cuenta el cronista alavés Pedro López de Ayala en la 'Crónica del rey don Pedro', que el rey se sentó a comer junto al cadáver, sin ni siquiera esperar a que lo retiraran, y mandó «venir al infante don Iohan (Juan de Aragón), su primo, e díxole secretamente que él partía luego de ally para yr a Vizcaya e que fuesse con él e que su voluntad era de matar a don Tello» para darle el señorío a él.
Añade el canciller de Ayala que «el infante besole las manos al rrey pensando que assy lo faría commo lo dezía». Acudieron ambos a Gernika y el rey habló ante la Junta general, pidiendo a los apoderados que eligiesen por señor a su primo Juan de Aragón. Pero la Junta lo rechazó. Dijeron que «ya nunca habrían otro señor de Vizcaya salvo el rey de Castilla y que querían ser de la su corona dél y de los reyes que después dél reinassen en Castilla».
Como resume Ruiz Gómez, «En realidad todo fue una trampa tendida por Pedro, que fue elegido por los junteros como titular del señorío de Bizkaia, tal y como se había pactado en secreto».
Pasados unos días, cuenta la 'Crónica', «llegó el rrey a la villa de Bilbao, que es del señorío de Vizcaya. E otro día después que veno en la dicha villa, enbió por el infante don Iohan que viniese a palaçio», a la torre de Zubialdea, donde solían alojarse los señores de Bizkaia cuando visitaban Bilbao. «E el infante veno e entró en la cámara del rrey solo syn otras conpañas salvo dos o tres de los suyos», que se quedaron en la puerta.
El infante iba armado solo con un cuchillo, pero quienes estaban con Pedro lo sabían y lograron arrebatárselo. Martín López de Córdoba, camarero del rey, abrazó al infante para inmovilizarlo y que no pudiera acercarse al monarca. «E vn ballestero del rrey que dizían Iohan Diente dio al infante con vna maça en la cabeça, e llegaron otros ballesteros de maça e firiéronlo». Parece que el tal Diente había sido uno de los asesinos de Fadrique, en Sevilla.
Malherido pero aún en pie, Juan intentó acercarse a «Iohan Ferrandez de Henestrosa, camarero mayor del rrey, que estaua en la cámara», que lo rechazó. «Sacó vn estoque que tenía e púsolo delante sy diziendo 'allá, allá'. E vn ballestero del rrey que dizían Gonçalo Rezio diole de la maça en la cabeça al infante, que cayó en tierra muerto». El rey ordenó arrojar el cadáver por una ventana de la torre que daba a la plaza, a la vista de los bilbaínos, «que estavan muchos en la calle» y a los que el monarca gritó: «Catad el vuestro señor de Vizcaya que vos demandaba». El cuerpo se perdió. Según el canciller de Ayala, el rey mandó llevarlo a Burgos y después «fízolo echar en vn rrío en guisa que nunca jamás paresçió».
Don Tello regresó a Bizkaia en 1363. Su esposa, Juana de Lara, la señora de Bizkaia, había sido asesinada en 1359 sin tener descendencia. Muerto Tello en 1370, el señorío pasó a la reina Juana Manuel, tataranieta de Diego López de Haro III y esposa de Enrique II de Castilla, que lo cedió al infante Juan, heredero de este reino. Desde este momento el señorío de Bizkaia quedó vinculado a la corona de Castilla.
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