Cuando la costa vizcaína fue campo de batalla
Arqueología ·
El proyecto 12 millas ha localizado siete barcos hundidos en las dos guerras mundiales entre Plentzia e IzaroArqueología ·
El proyecto 12 millas ha localizado siete barcos hundidos en las dos guerras mundiales entre Plentzia e IzaroLa búsqueda hace 25 años de un barco hundido durante la guerra civil llevó a Xabier Armendariz a toparse con los restos de varios buques desconocidos en el fondo marino. Aquel hallazgo colateral se acabó convirtiendo en un proyecto de investigación a largo plazo que ... aún prosigue y que ha dado como resultado la localización y documentación de hasta siete barcos víctimas de la guerra. Pero no de la civil, sino de las dos mundiales, de las que la costa vizcaína fue escenario. O mejor telón de fondo. Y uno muy acotado, porque todos estos humdimientos se dieron «en una franja concreta de algo más de 12 millas, la que separa Plentzia de la isla de Izaro», según explicó Armendariz en una conferencia que impartió recientemente en la Comandancia de Marina de Bilbao.
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Arqueólogo, submarinista e historiador, Armendariz se ha dedicado a la arqueología subacuática. «En 1999 se me presentó la oportunidad de participar y dirigir una expedición para buscar el bou 'Nabarra', «un pesquero artillado con dos pequeños cañones, uno a proa y otro a popa, para formar parte de la Marina de Guerra Auxiliar de Euzkadi, que se enfrentó en una batalla muy desigual con el crucero Canarias. El capitán del Nabarra, antes que entregar su barco, decidió hundirlo».
El equipo de Armendariz localizó algunos pecios, «pero no eran el Nabarra. ¿Qué eran entonces?» Había que averiguarlo. En el año 2000 se pudo llegar hasta alguno de ellos con un pequeño submarino, pero identificarlos ha sido una labor de años que ha supuesto sumergirse no solo en el mar, sino también en la documentación histórica.
A los tres pecios descubiertos para 2000 se acabarían sumando otros cuatro, más dos torpedos perdidos. Todos estos hallazgos, insiste Armendariz, se localizan «en esas aproximadamente 12 millas, que han dado nombre al proyecto». ¿Por qué esa franja? ¿Es nuestro pequeño Triángulo de las Bermudas a la vizcaína?
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Pues no, «esto tiene una explicación. En esta franja no hay grandes poblaciones. No hay luces y la costa es muy abrupta. Si alguien quiere navegar a salvo del ataque de los submarinos, se pegaba a esta costa y apagaba las luces». De noche, el perfil del barco contra los acantilados Se volvía invisible. En teoría. «Todos pasaban por aquí, y por esta zona estaban los submarinos al acecho». Y en ambas guerras, en las que el campo de batalla, el teatro de operaciones, fue el mismo, pero las circunstancias no.
«En los dos conflictos mundiales España fue neutral o no beligerante, que para el caso es lo mismo», explica Armendariz. Pero durante el primero Bilbao fue punto de partida y llegada de un intenso tráfico de guerra, el de las navieras que llevaban hierro y alimentos a Gran Bretaña, y que eran presa de los submarinos alemanes, vigilantes para darles caza, en teoría, cuando salían de aguas españolas, a las 3 millas de la costa.
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Víctimas de esta caza fueron cuatro de los pecios localizados, hundidos entre el 7 de abril y el 31 de marzo de 1917, posiblemente todos por el mismo submarino, el UC-69, «comandado por un personaje formidable, el comandante Erwin Wassner». Conocido como el As de Flandes, «porque allí tenía su base», hundiría 89 barcos durante todo la Gran Guerra. En Bizkaia acabó con dos de sus presas, los cargueros noruegos SS Tiger y SS Leikanger, el mismo día. «El modus operandi de Wassner era siempre el mismo». Primero disparaba un cañonazo de advertencia para que el barco se detuviese, «después enviaba una tripulación de presa, lo capturaba, daba 15 minutos a los tripulantes del barco para que lo abandonaran, lo remolcaba hasta más allá de las 3 millas y allí lo hundía con pequeñas cargas explosivas». Lo de los 15 minutos «es interesante, porque significa que los marineros tenían que ir a los botes salvavidas con lo puesto, sin tiempo para llevarse nada, lo que convierte a sus barcos en pequeñas Pompeyas hundidas, en auténticas cápsulas del tiempo».
Wassner acabó del mismo modo con el SS Farmand, mercante también noruego, el 31 de marzo. Unos días antes se fue a pique el carguero británico SS Cortez y, aunque todavía no hay documentación que lo avale, todo apunta a que fue víctima también del temible as germano.
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En la Segunda Guerra Mundial cambiaron las circunstancias históricas. La costa vizcaína se convirtió en la zona de paso de los barcos alemanes que transportaban el wolframio obtenido en las minas gallegas y leonesas entre Galicia y la Francia ocupada por los nazis.
Los aliados «se dieron cuenta de ese tráfico y apostaron tres submarinos en la zona que se alternaban. Eran el HMS Sceptre británico y los estadounidenses USS Shad y USS Black Fish». El último fue el que hundió la patrullera alemana V 408 Hantelbank. «El 19 de febrero de 1943 se hallaba con otra patrullera, la V 404, cuando tuvo un encontronazo con el Black Fish, que la torpedeó y la hundió frente a Cabo Villano». La Patrullera «se hundió con su tripulación a bordo».
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La Hantelbank «era un barco militar. No estamos hablando de un buque civil que lleva un cargamento que puede ser dudoso. No, no, esto es un barco de guerra que se va al fondo en un enfrentamiento dentro de las reglas de la guerra». Legalmente, y según las convenciones internacionales, hoy sus restos están considerados como un buque de Estado y tumba de guerra, y «son inviolables. Técnicamente nadie puede bajar a ese barco». En los restos de esta patrullera «no se puede intervenir salvo que tengas una autorización expresa del gobierno alemán», precisa el arqueólogo.
Los dos torpedos perdidos en las 12 millas fueron lanzados por el USS Shad contra el carguero alemán Nordfels el 25 de enero de 1943. El Nordfels era un mercante, «pero todos los mercantes alemanes en realidad eran barcos militarizados por el Reich. Sus tripulantes pertenecían a la Kriegsmarine y los barcos iban armados con cañones ocultos. El Shad lanzó sus torpedos, que golpearon el casco pero se fueron al fondo. «Creemos que los hemos localizado. Están sobre el fondo de arena frente a Plentzia».
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Los torpedos que sí acabaron con su objetivo fueron los lanzados por el submarino británico HMS Sceptre contra el carguero alemán SS Hochheimer, cuyos restos fueron encontrados por Unai Artoloitia cerca de Matxitxako, a unos 96 metros de profundidad. Fue torpedeado a las 0.45 del 21 de mayo de 1944. El reloj de bitácora del puente de mando fotografiado en los restos, decorado con el águila y la esvástica nazis, sigue señalando esa hora. Hay un último pecio en las 12 millas. Hundido por un submarino alemán, es un carguero griego del que todavía no se ha podido saber más. El proyecto 12 millas sigue abierto, con una campaña que cubrirá «lo que queda de este año y el que viene. Hay por lo menos otros tres posibles barcos que comprobar, cuyo nombre e historia nos son desconocidas por ahora».
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