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Óscar B. de Otálora
Domingo, 2 de julio 2023, 00:48
Uno de los personajes más desconocidos de la Conquista de América es Juan Garrido, uno de los conquistadores de origen africano que llegó a convertirse en la mano derecha de Hernán Cortés. Pero su papel no fue solo el de descubridores que forjaron un imperio. Pese a ser un antiguo esclavo consiguió convertirse en una pieza insustituible de la Conquista y, entre otros logros, fue la persona que introdujo el trigo en América. Sin embargo, la historia no ha sido generosa con su figura.
Según el director de la Facultad de Humanidades de la Universidad Popular de Puebla (México) e investigador de esta figura histórica, David Sánchez, Garrido «fue uno de los conquistadores con mayor transcendencia histórica como agente en las tropas comandadas por Hernán Cortés». «Fue brazo armado de su total confianza, tanto en inteligencia y fuerza, como en destreza y táctica». Lamentablemente, su fin no estuvo a la altura de su vida.
La mayoría de los historiadores sitúan la fecha de nacimiento de Juan Garrido alrededor de 1480 en Guinea. En aquellos años, este país africano estaba dominado por los portugueses, que habían establecido factorías en la costa para comerciar con esclavos. El futuro conquistador fue vendido en esas costas y llegó a Lisboa con quince años.
Los expertos no pueden determinar cómo obtuvo la libertad. Una de las tesis más extendidas es que dejó de tener la condición de esclavo por el fallecimiento de sus propietarios. No obstante, el nuevo estado civil le obligaba a seguir trabajando como empleado de los familiares de su antiguo dueño. De este modo, pudo llegar al Caribe como sirviente de alguna de las personas que viajó hasta el otro lado del océano para participar en la Conquista.
En 1500, la Reina Isabel la Católica permitió el traslado de los esclavos negros a América, tal y como había solicitado el gobernador de La Española -actual Santo Domingo- Nicolás Ovando. Este comercio de esclavos tuvo una particularidad. Se escogió para el envío al Caribe a los denominados 'negros ladinos', aquellos que llevaban un tiempo en España, hablaban castellano y habían abrazado la fe cristiana. Sin embargo, se rechazó a los 'negros bozal', es decir, los que todavía empleaban su lengua materna.
Estos esclavos fueron utilizados en las explotaciones agrícolas como las dedicadas al cultivo de la caña de azúcar. En muchos casos, sustituyeron como mano de obra a los indígenas. Detrás de esta decisión se encuentra el hecho de que los Reyes españoles consideraban súbditos a los pobladores originarios de los terrenos que acababan de descubrir, por lo que, en teoría, no se les podía someter a la esclavitud.
Entre 1508 y 1519, Juan Garrido intervino en algunos momentos decisivos de las primeras fases de la Conquista, como fueron los viajes a Puerto Rico, Cuba, Guadalupe o la Florida. No hay muchos datos sobre su papel en estos eventos, aunque es de suponer que se encontraba a las órdenes de Juan Ponce de León. Este explorador fue el primero en recorrer la isla de Puerto Rico, a la que bautizó como San Juan, y entró en contacto con los indios taínos. Aunque en un primer momento tuvo buenas relaciones con los nativos, más tarde los empleó como mano de obra en todo tipo de explotaciones. Tras varias disputas con la familia de Colón, Ponce de León inició un viaje de conquista y descubrió la Florida, el actual Estado del sur de Estados Unidos. En este viaje se acuñó la leyenda según la cual el conquistador buscaba la fuente de la juventud. No solo no la encontró, sino que en 1521 falleció tras haber sido alcanzado por una flecha de los indios calusa.
Para entonces, el negro Juan Garrido se encontraba en otro lugar. Según los historiadores, este conquistador estaba presente en la Noche Triste, la gran rebelión que los indios de México llevaron a cabo en Tenochtitlán contra los conquistadores españoles capitaneados por Hernán Cortés. Esta acción de guerra, la mayor derrota española en esos años, tuvo lugar entre el 30 de junio y el 1 de julio de 1520.
El origen de la Noche Triste está bien documentado. Hernán Cortés y sus hombres habían intentado tener una relación amistosa con el caudillo Moctezuma II. Sin embargo, la tensión entre los indígenas y los españoles fue en aumento y se produjo la matanza del Templo Mayor. En ella murió Moctezuma, apedreado por sus súbditos, que creían que se había pasado al enemigo.
Alrededor de 1.300 españoles habían quedado cercados en Tenochtitlán. La capital de México era entonces un enorme lago con islas conectadas por canales y desde cuyos edificos se controlaban las distintas tribus índias que habitaban la región. La noche del 30 de junio los españoles intentaron abandonar la ciudad en silencio para que los indígenas no se dieran cuenta de la fuga. No fue posible. La leyenda dice que fueron descubiertos por el relincho de un caballo. Su salida de la capital se convirtió en una masacre en la que los hombres de Cortés acabaron protagonizando un sálvase quién pueda. Aún así, fallecieron alrededor de 600 españoles e indígenas que les acompañaban. El tesoro de Moctezuma que habían saqueado los conquistadores desapareció. Ese momento fue bautizado como la Noche Triste.
Juan Garrido quedó conmocionado por lo que había visto y sufrido en la Noche Triste. El horror que había presenciado y el abandono en el que quedaron los cadáveres de sus compañeros hizo que levantase en 1521 una ermita para recoger los restos. La bautizó como la ermita de los Mártires. Los historiadores son unánimes al considerar que fue el primer templo cristiano edificado en Nueva España.
La iglesia se encuentra junto a uno de los antiguos canales de Tenochtitlán, sobre los que se ha levantado la actual capital de México. El edificio religioso es ahora la iglesia de San Hipólito. En el siglo XVII, allí se celebraban misas para celebrar la conquista de México.
Juan Garrido recibió un pedazo de tierra por la labor que había llevado a cabo en la batalla de Tenochtitlán. Según las distintas versiones de su biografía, en uno de los sacos de arroz que se repartían como alimento encontró por azar tres granos de trigo. Los plantó en el terreno que le habían concedido y solo una de las semillas fructificó. Con esa espiga obtuvo más semillas y lentamente consiguió disponer de toda una plantación de trigo. De manera unánime se considera que Garrido fue quien introdujo el pan en México, que así se convirtió en un complemento alimenticio básico junto con las tortitas de maiz que ya consumía la población indígena.
Juan Garrido no dejó de ser un leal a Cortés. Se sabe que en algún momento anterior a 1530 compró su propio grupo de esclavos negros y fue a buscar oro a la región de Zacatula, sin mucho éxito. En 1530 participó activamente en las tareas de Cortés para la exploración de Baja California. Aquel viaje, en el que Garrido era el responsable de una tropa de esclavos, fue un fracaso a la hora de conseguir botín o hallazgos mineros.
En 1538, el conquistador negro vivía en la Ciudad de México, sin haber hecho fortuna, casado y con tres hijos. Se sabe que ese año escribió una carta a la Corona en la que se pedía que se le reconocieran sus treinta años de trabajos como conquistador y se tuviera en cuenta que había conseguido introducir el trigo en México. Sin embargo, murió sumido en la pobreza en 1550.
En opinión del historiador David Sánchez «hoy más que nunca» es necesario reivindicar su figura para la Historia de Hispanoamérica y el mundo.
David Sánchez
Director de la Facultad de Humanidades de la Universidad Popular de Puebla
En opinión de Sánchez, la revisión de este tipo de figuras únicas «está comenzado a volver a tener prestigio en la sociedad« aunque su recuperación se ve afectada »por el viejo eco de una leyenda negra que, sin ningún rigor histórico, ha influido en políticas modernas en un pretendido uso partidista de la Historia». «Un hombre así nunca puede ser olvidado», concluye.
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