Aquiles y los héroes ucranianos de la isla de las serpientes
Tiempo de Historias ·
Las leyendas dicen que la isla fue lugar de enterramiento para el héroe de la guerra de Troya. Quizá su valor impulsó a sus guardas actuales a espetar a los invasores: «Barco de guerra ruso, ¡Que os den!»
Miguel Gutiérrez-Garitano
Viernes, 4 de marzo 2022, 00:36
La noticia saltó al poco de iniciarse la invasión rusa de Ucrania: 13 soldados ucranianos apostados en una pequeña isla del Mar Negro habían sido masacrados por el ejército ruso tras negarse a rendirse. Se trataba de una pequeña guarnición fronteriza sin importancia estratégica, pero la invasión emprendida por Vladimir Putin no deja cabos sueltos. Gracias a un audio que se filtró a la prensa sabemos que un barco de guerra ruso se acercó a la isla y conminó a la pequeña guarnición a rendirse si no querían ser bombardeados: «Este es un barco de guerra ruso -anunciaron-. Les sugerimos abandonar las armas, rendirse y evitar un derramamiento de sangre y que haya muertes sin sentido». La respuesta de los guardias ucranianos fue heroica aunque algo chusca:
-«Buque de guerra ruso, que os den».
Al episodio berlanguiano y quijotesco, le siguió un contumaz silencio que hizo pensar al mundo que los soldados de Ucrania habían muerto a bombazos. Los rotativos y dirigentes de Occidente se deshicieron en elogios y el mismísimo presidente Volodímir Zelenski prometió homenajes y condecoraciones a título póstumo: «En nuestra Isla de las Serpientes, defendiéndola hasta el final, todos los guardias fronterizos murieron heroicamente, pero no se rindieron», anunció solemnemente. Pasados unos días, no obstante, se confirmó que los guardias fronterizos -contra todo pronóstico- estaban vivos. Al parecer, había sido capturados por la armada rusa. O eso recoge la Armada Ucraniana en sus redes sociales.
Un lugar estratégico frente a la desembocadura del Danubio
El episodio bélico ha servido para dar a conocer esta pequeña isla -más bien un islote- rocosa y solitaria de 0,17 kilómetros cuadrados, situada a unos 50 kilómetros de las costas de Ucrania y Rumanía; de la que entidades dedicadas al estudio geoestratégico, como el Atlantic Council, aseguran que goza de suma importancia para los reclamos marítimos del país eslavo.
Ocupada sucesivamente por griegos, persas, romanos, bizantinos, genoveses, otomanos, rumanos y rusos, tradicionalmente la isla se ha relacionado con la desembocadura del Danubio. Tras mucho cambio de manos fue en el siglo XIX, en el Tratado de París firmado tras la Guerra de Crimea, donde se establecía al fin oficialmente que la isla pertenecería al país que poseyera el delta del río. A pesar de ello no fue ajena a guerras y otras crisis. En la Primera Guerra Mundial, la isla fue bombardeada por un buque de guerra alemán, que destruyó un faro que los ingleses habían construido en ella con afán de guiar a su armada. Al terminar este conflicto, con la llegada del Tratado de Versalles, fue cuando la Isla de las Serpientes fue entregada a Rumanía, que hoy posee el delta del gran río europeo. Sin embargo, la isla fue arrebatada a los rumanos por Iosef Stalin en 1948 y es por ello que pasó a manos de la URSS y hoy está bajo soberanía ucraniana.
La isla de Peuce y el culto a Aquiles
Lo que apenas se conoce es la historia mítica de este lugar, que se remonta tres milenios y tiene relación con una de las figuras fundacionales de la literatura occidental; el héroe griego por antonomasia: Aquiles.
Aquiles venda el brazo de Patroclo, quien gira su cabeza a un lado para no ver la sangre.
La mitología y a la tradición aseguran que, tras morir en Troya, Aquiles fue enterrado junto a Patroclo, su amigo y amante, en un túmulo cercano a la playa, no muy lejos de los muros de la ciudad de los teucros. Pero, al parecer, no por mucho tiempo, pues su madre, la ninfa del mar conocida como Tetis, rescató el cadáver y se lo llevó a un lugar mítico del Mar Negro, de donde ella era originaria y cuyas olas eran ya cruzadas por héroes como Jasón y Hércules.
Según estas leyendas Tetis enterró a Aquiles en una de las islas que conforman el delta del río Danubio. Y por ello, cuando los griegos establecieron colonias en esta zona (desde los siglos VII y VI a.C.), toda el área se convirtió en el gran santuario dedicado al culto de Aquiles, entre juncales y bosques de ribera en un área declarada por la UNESCO como Zona Pantanosa de Importancia Internacional en 1991. Gracias a Pomponio Mela sabemos que la tumba del héroe se situaba en la isla de Aquileia, que estaba situada «entre el Borístenes (Dnieper) y el Ister (Danubio)». El griego Dionisio Periegeta, que vivió en la época del emperador Domiciano, fue quien informó de que la isla se llamaba también Peuce debido a que -aseguraba- los animales que habitaban en ella eran blancos. Al parecer en ella estaban: la estatua del héroe y su tumba, además de un templo donde se dejaban numerosas ofrendas.
Leuce o Aquileia, donde se situaba la tumba del héroe, tenía una suerte de sosias en la Isla de las Serpientes o isla de Peuce. En esta había también un templo dedicado a Aquiles, cosa que ha sido confirmada por la ciencia arqueológica; las ruinas de un templo de planta cuadrada de 30 metros de lado fueron descubiertas por N.D. Kritskij en 1823. Excavaciones posteriores han datado los restos en el siglo VI a.C. Y se han encontrado también vasos votivos gemas, así como monedas de diferentes lugares y épocas de Grecia. Hoy, los restos griegos yacen bajo un cuartel perteneciente a los guardas de fronteras ucranianos. Los mismos que, tal vez inspirados por el espíritu del héroe por antonomasia, protagonizaran un episodio de heroísmo en mistad de la tragedia que está suponiendo la guerra con Rusia.
Miguel Gutiérrez-Garitano es escritor, periodista, aventurero y presidente de la Sociedad Geográfica La Exploradora
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