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Nueva Guinea, representada en un mapa del año 1600.
El alavés que bautizó la isla de Nueva Guinea

El alavés que bautizó la isla de Nueva Guinea

Tiempo de historias ·

Íñigo Ortiz de Retes capitaneó la nave que exploró la tercera isla más grande del mundo en 1545

Lunes, 25 de marzo 2019, 01:40

Hay aspectos de la Historia de Álava que siguen inéditos. Por ejemplo, la formidable nómina de marinos y exploradores que contribuyeron a que el mundo creciera con sus descubrimientos durante la gigantesca empresa del imperio español de ultramar. En este caso sacamos del más absoluto de los olvidos al descubridor de la isla más grande del planeta con sus 785.753 kilómetros cuadrados, si quitamos Groenlandia y Australia: Nueva Guinea, actualmente, dividida en dos países: Papua Nueva Guinea e Indonesia.

Siglo XVI. España y Portugal se reparten el mundo y luchan por el predominio económico, basado en el control de las especias. Los galeones ibéricos son las mejores máquinas de la época, capaces de aventurarse en cualquier parte del planeta. El Oceáno Pacífico es conocido como el lago español tras el reparto del tratado de Tordesillas, que fuerza a España navegar hacia el Oeste y a Portugal hacia el Este. La corona envía varias armadas para explorar territorios y asentar su poder, una vez descubiertas las Filipinas tras el viaje de Magallanes y Elcano (1519-22), que se fraguó para buscar una ruta hacia las Molucas (islas de las especias, situadas encima de Australia) y terminó en la primera vuelta al mundo.

Visto lo peligroso de la singladura por el estrecho de Magallanes, el primer objetivo de las naves fue buscar una ruta más segura desde el archipiélago de Poniente, primer nombre dado por el aventurero portugués, hasta la costa norteamericana, cruzando el Pacífico. Una tras otra las naves fracasan en el intento. Habrá que esperar hasta que el guipuzcoano Andrés Urdaneta consiga marcar el rumbo correcto en 1565. Los buques, desde Manila remontaban hacia el Norte, hasta los cuarenta grados y tomaban la corriente de Kuro Shiva que los arrastraba hasta las costas de la Alta California desde donde bajaban costeando hasta Acapulco. El viaje, aún así, duraba entre cuatro y cinco meses.

Mientras se buscaba el camino de retorno, el primer virrey de Nueva España (México), Pedro Antonio de Mendoza, (descendiente de la familia originaria de Mendoza, Álava), encarga al navegante malagueño Ruy López de Villalobos que organice una flota para alcanzar las islas de las especias, en el Extremo Oriente y descubrir el itinerario de vuelta hasta las costas americanas. El 1 de noviembre de 1542 seis naos con 370 marineros zarpan del puerto de Navidad, a la altura de Jalisco. Entre ellos se encuentra Íñigo Ortiz de Retes.

Nuestro navegante había nacido en la localidad de Retes de Llanteno (Ayala), hijo de Íñigo Ortiz de Retes y María Sánchez. y aunque no sabemos nada de su infancia, como tantos jóvenes en esa época se sintió llamado por la aventura americana. Uno de los cronistas de su aventura por el Pacífico, fray Jerónimo de Santisteban, retrata brevemente a Retes: «un honrado hidalgo de corazón y obras, hombre animoso y trabajador». Sabemos que una vez en el nuevo mundo descubierto apenas cinco décadas antes por Colón participa en las campañas del conquistador Pedro Alvarado como gobernador de Guatemala (1538).

Ortiz de Retes está enrolado en la flota que prepara Alvarado, uno de los grandes conquistadores, para ir a las Molucas, pero una revuelta de los indios palisqueños frena el proyecto. El adelantado marcha hasta Nueva Galicia para aplastar la sublevación y muere tras sufrir un accidente en una de las batallas (1541). El virrey Mendoza encarga al explorador malagueño Ruy López de Villalobos la empresa que Alvarado no podría iniciar.

La primera parte de la travesía fue muy tranquila hasta alcanzar el atolón de Los Corales y de los Jardines, dentro de las que hoy conocemos como islas Marshall. Anotan el hallazgo de nuevas islas. Un temporal separó a la nao 'San Cristóbal' de las otras cinco. No volverían a verla hasta la llegada a las Filipinas.

En la actual Mindanao (isla al sur de Filipinas), que fue denominada como 'Cesárea Carola', en honor del emperador Carlos, desembarcaron el 2 de febrero de 1543 para reparar los barcos y llenar las bodegas. Tras un mes de descanso zarpan y llegan a la pequeña isla deshabitada de Sarangán (Sarangani), situada a pocas millas del frente sur de Mindanao. Aquí la situación empeora y Villalobos divide la flota. Algunos barcos regresarían a Nueva España a pedir ayuda. Pero, tras varios intentos, los barcos llegaron a Gilolo, en las islas de las Especias (Molucas) donde había un rey que había sido amigable hacia los españoles y un aliado fiel.

Recuerdo africano

También los nativos del reino de Tidore recibieron con esperanza a los españoles pues estaban enfrentados a los portugueses y otros sultanatos aliados. Villalobos consiguió una triple alianza, pero sus fuerzas estaban muy debilitadas. Los barcos que habían salido en busca de ayuda hacia Nueva España tuvieron que volver. Uno de ellos era el 'San Juan', capitaneado por Íñigo Ortiz de Retes, que ya era un reputado marino y se había ganado la confianza del almirante Villalobos.

Ortiz de Retes y su tripulación largaron velas en Tidore el 16 de mayo de 1545, con rumbo Sur. En su navegación pasaron junto a las islas Talud y el archipiélago de las Schouten y vislumbraron las montañas de una enorme isla hacia la que enfilaron la nave. El 20 de junio hallaron la desembocadura de un río, que denominaron San Agustín (hoy Mamberano), cuyo estuario tenía condiciones para desembarcar y buscar agua. Ese día Ortiz de Retes tomaba posesión de la enorme isla, a la que llamó Nueva Guinea porque el color oscuro de la piel de los aborígenes le trajo el recuerdo de la Guinea africana (En Álava hay una localidad denominada Guinea también). El vasco desconocía que con aquel acto ampliaba los dominios del imperio español en casi 800.000 kilómetros cuadrados. Se habían posesionado de la isla más grande del mundo, si se exceptúan Australia (hasta entonces desconocida) y Groenlandia.

Durante un tiempo costearon el norte de la isla pero los vientos del Noroeste les empujaron hasta nuevas islas volcánicas, que ellos nombraron como Magdalena, Gaspar Rico (en honor del piloto) y el grupo de las Volcanes. La navegación era errática, a merced de vientos cambiantes que les obligaron a trazar un arco abierto que les llevó al atolón de Ninigo —más al Norte de la anteriormente descubierta isla de Ava—, y que los españoles llamaron islas de los Hombres Blancos. Finalmente, ante la imposibilidad de ir hacia Levante regresó al puerto de Tidore.

El 'San Juan' arribó el 3 de octubre de 1545, tras cuatro meses y diecisiete días de singladura. La situación era desesperada. De las seis naves de la expedición de Villalobos solo quedaban la nao capitana 'Santiago' y la sufrida nave de Retes. No tuvieron más remedio que soportar la caridad —y la usura— de la guarnición portuguesa. Ortiz de Retes jugó el papel de intermediario y mensajero entre Villalobos y el gobernador portugués de las Molucas, Jorge de Castro. Finalmente se llegó a un pacto humillante para los españoles: la nao 'Santiago' fue malvendida por ropa y se aceptaba regresar a España en barcos portugueses por la ruta del Índico y el Atlántico.

Los 144 supervivientes, según García Escalante, pasaron dos años más de calamidades en Malaca y Goa antes de alcanzar Lisboa en barcos portugueses el año 1548. Algunos marineros se negaron a ser repatriados y prefirieron morir con dignidad en las guarniciones de las Molucas. Entre estos últimos héroes estaría Íñigo Ortiz de Retes, si bien en la relación de Escalante aparece como uno de los afortunados que desembarcaron en Lisboa. Sea como fuere, su pista se pierde a partir de 1548. Villalobos murió enfermo en Ambroina. Las honras fúnebres fueron dirigidas por el misionero jesuita Francisco de Javier.

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