sara borondo
Miércoles, 27 de mayo 2020, 00:44
Se ha cumplido un año desde que Estados Unidos prohibiese a sus empresas realizar negocios con Huawei sin recibir la aprobación del gobierno. La tecnológica china fue incluida en la 'Entity List', donde desde 1997 figuran las personas, empresas, instituciones y organizaciones gubernamentales o ... privadas que suponen un peligro para la seguridad nacional. Esta lista negra tiene más de 280 páginas con entidades procedentes de numerosos países, aunque la mayoría son rusas y chinas.
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La llegada a la presidencia de Donald Trump supuso el inicio de una etapa que dejó a un lado el libre comercio y recuperó con entusiasmo el lema del proteccionismo «America First» («América, primero»). Esto motivó una guerra político-comercial con China, en un intento de frenar la expansión del país asiático -con el que Estados Unidos tiene déficit comercial- con la instalación de las redes 5G como telón de fondo.
La administración Trump ha intentado equilibrar la balanza comercial utilizando la política y tomando a Huawei como foco de su ataque, ya que la empresa china no solo fabrica smartphones y ordenadores sino también redes de telecomunicaciones (un punto clave en este conflicto).
En la práctica, el veto estadounidense ha supuesto que los últimos terminales de la empresa china no hayan podido acceder a los servicios de Google en Android, el sistema operativo instalado en la mayoría de teléfonos del mundo (incluidos los Huawei). Estos incluyen la tienda de aplicaciones Google Play, Gmail para consultar el correo, Drive para almacenar información en la nube (y, por ejemplo, crear copias de seguridad de WhatsApp) o Google Maps para geolocalización. Huawei ha optado por utilizar Android Open Source Project (AOSP), una versión del sistema operativo de libre uso, pero no el Android desarrollado por Google con todas sus utilidades.
El veto implicaba también la ruptura de relaciones con los fabricantes de procesadores Intel, Qualcomm, Toshiba o ARM, lo que dejó a Huawei en una situación comprometida: sus portátiles con Windows -la gama Matebook- y sus servidores utilizan procesadores Intel, mientras que los procesadores Kirin para sus smartphones emplean arquitectura ARM. La prohibición podría haber supuesto una herida decisiva para el fabricante de teléfonos móviles, y de hecho sus ventas cayeron los tres primeros días tras el anuncio (un 30% en España y un 40% a nivel mundial), aunque luego se han ido normalizando. En el primer trimestre de 2020, Huawei ha mejorado incluso las cifras de resultados globales del mismo periodo de 2019. La marca china se ha recuperado gracias a que el Departamento de Comercio de Estados Unidos ha ido aprobando extensiones temporales para que las empresas de ese país sigan negociando con Huawei, aunque el veto continúa y la guerra sigue desarrollándose en este momento.
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Las tensiones entre la administración estadounidense y Huawei han sido siempre, como poco, ásperas. Allá por los años 90 China decidió potenciar a las empresas tecnológicas del país sobre las extranjeras. Este apoyo supuso un impulso para Huawei Technologies, una empresa creada en 1987 por Ren ZhengFei, su actual CEO.
Las sospechas de estar al servicio del gobierno chino siempre han planeado sobre Huawei debido al pasado de Ren como oficial del Ejército Popular de Liberación chino, y a que ocupó puestos de responsabilidad en el Partido Comunista del país asíatico. Esas sospechas también han motivado problemas con otros gobiernos.
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En 2001 China se sumó a la Organización Mundial del Comercio, lo que redujo su apoyo a las empresas locales y espoléo los intercambios comerciales con otros países. Esta es la cronología de unas relaciones que nunca han sido fáciles:
El gobierno de George W. Bush impide a Huawei la compra del fabricante de routers 3COM.
La empresa china intenta desarrollar infraestructura de redes en Estados Unidos con Sprint. Al año siguiente se propone crear otra para los servicios de emergencia. En ambos casos no puede llevar a buen puerto la operación al bloquearla el entonces presidente estadounidense, Barack Obama.
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El gobierno estadounidense publica un informe en el que se sugiere que Huawei puede haber violado las leyes del país americano y que los equipos de Huawei usados en infraestructura clave de EE.UU. (antenas o módems entre otros) pueden afectar a los intereses de la seguridad nacional por los vínculos de Huawei con el ejército chino.
Marzo. Wikileaks filtra la 'Operación Shotgiant', en la que la Agencia de Seguridad Nacional de EE.UU. (NSA por sus siglas en inglés) espió a la empresa china desde 2009. Interceptó e-mails y accedió al código fuente del firmware de los productos Huawei para después modificarlo y volver a insertarlo. ¿El objetivo? Emplear estos gadgets para espiar a quienes los usasen. Los documentos desvelados sostienen que la NSA accedió a los servidores de la empresa en la ciudad china de Shenzhen.
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■ Enero: Poco antes de presentarse al público un acuerdo con AT&T para comercializar en Estados Unidos el teléfono Huawei Mate 10, un grupo de legisladores expresa a la Comisión Federal de Comunicaciones de EE.UU. dudas sobre que Huawei pudiera usar dichos teléfonos para espiar a los funcionarios estadounidenses. La operadora cancela el acuerdo. El Huawei Mate 10 Pro no salió en el mercado del país americano.
■ 13 febrero: Los jefes del FBI, la CIA y la NSA (National Security Agency) estadounidenses piden al senado que no se utilicen servicios ni productos provenientes de fabricantes como Huawei o ZTE por sus posibles lazos con el gobierno chino.
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■ 1 mayo: El pentágono prohíbe los dispositivos Huawei en las bases militares estadounidenses. La Ley de Autorización de Defensa Nacional prohíbe la compra de equipos chinos, sobre todo redes, por considerarlos un riesgo para la integridad de la conexión 5G. También se prohíbe la venta de los terminales de ZTE por haber vendido equipamiento a Corea del Norte e Irán. Otros países como Japón, Australia y Nueva Zelanda vetan más adelante los productos Huawei.
■ 1 de diciembre: Canadá detiene (a petición de EE.UU.) a la directora financiera y vicepresidenta de la Junta de Huawei, Meng Wanzhou, por violar las sanciones económicas impuestas a Irán al vender a este país equipos de red, algo que Huawei ha negado. Los abogados de Meng demandaron al gobierno de Canadá. Meng está en arresto domiciliario desde su detención y se espera que en los próximos días un juez canadiense decida si la libera o la extradita a EE.UU.
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■ 27 enero: Un juzgado federal de Nueva York acusa a Huawei de 10 cargos relacionados con secretos comerciales y 13 de violación de acuerdos comerciales, entre ellos los de fraude bancario, conspiración para cometer fraude bancario, defraudar a Estados Unidos y blanqueo de capitales.
■ 16 mayo: Trump firma la Orden Ejecutiva (equivalente a un Decreto-Ley) en la que declara «emergencia económica nacional» y establece que es necesario el visto bueno del gobierno para conceder acceso a la tecnología y servicios desarrollados en suelo estadounidense a «adversarios extranjeros» que puedan suponer «riesgos inaceptables» como el sabotaje o el espionaje a la seguridad nacional. El resultado es que varias empresas, entre ellas Huawei, entran en la Entity List.
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En las semanas siguientes empresas como Google o Facebook aceptan la orden y la primera de ellas rompe con Huawei el acuerdo para la licencia de Android. Desde entonces unas 300 empresas han ido solicitando la ampliación de los permisos para seguir manteniendo negocios con Huawei y el gobierno estadounidense ha ido concediéndolas en periodos de tres meses para el mantenimiento de las redes existentes, aunque sigue dejando fuera al software desarrollado por Google.
■ Mediados de junio: Huawei cancela un nuevo modelo de portátil MateBook al no contar con Windows ni con procesadores Intel.
■ 29 junio: Trump anuncia en la cumbre del G20 celebrada en Osaka que desactiva el veto de venta de chips a Huawei tras llegar a un acuerdo con China para no subir los aranceles, lo que rebaja la tensión entre los dos países, pero la empresa china sigue en la lista negra estadounidense y sin acceso a los servicios de Google.
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■ 9 agosto: Huawei anuncia en la Huawey Developer Conference su propio sistema operativo, Harmony, que comenzará a utilizar en China y servirá para varios tipos de dispositivos, empezando por televisores inteligentes y routers.
■ 13 agosto: Trump prohíbe el uso de dispositivos de Huawei y ZTE en el gobierno de Estados Unidos, sus organismos oficiales y los contratistas asociados a estos.
■ 22 noviembre: Pocos días después de una de las moratorias al veto, Estados Unidos autoriza a varios proveedores, entre ellos Microsoft, a vender software a Huawei «de forma masiva». La empresa china, que ha estado fabricando parcialmente portátiles con material almacenado en previsión de que hubiera algún desabastecimiento, recurre a Intel, Nvidia, AMD y ARM para seguir produciendo portátiles.
■ 24 febrero: Google solicita al gobierno de Estados Unidos licencia para volver a trabajar con Huawei.
En plena pandemia se ha recrudecido la ofensiva estadounidense. Una de las muestras más visibles es la insistencia del presidente estadounidense en referirse al Covid-19 como «el virus chino». Trump, que se enfrenta este año a la reelección en el cargo, firmó el 12 de mayo la ampliación de la orden ejecutiva en la que declaraba la emergencia nacional. En virtud de ésta, Huawei se quedó sin los servicios de Google para los teléfonos que planea lanzar al mercado, lo que ha tensado más la cuerda. Si en junio parecía que era posible una solución, ahora parece más lejos que nunca. Al sistema operativo Harmony parece que todavía le queda un tiempo antes de llegar a los smartphones. Según los planes de Huawei, Harmony llegará este año a relojes inteligentes, «PCs innovadores», pulseras y las radios de los vehículos; en 2021 lo haría a los altavoces y auriculares y a partir de 2020 a las gafas de realidad virtual «y otros dispositivos».
Huawei ha estado recurriendo a todas las opciones a su alcance, como utilizar licencias antiguas. Los modelos que la empresa china ha sacado al mercado desde entonces -Mate 30, Mate 30 Pro, P40 y P40 Pro- se han lanzado con Android 10 pero sin las aplicaciones y servicios de Google. En su lugar, usan los Huawei Mobile Services.
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En la situación actual, Huawei queda al margen incluso de la API que Google está desarrollando junto con Apple para hacer un seguimiento de quienes se contagien de Covid-19, ya que esta aplicación estará unida a los servicios de Google, y estos últimos modelos no cuentan con ellos.
Dentro de las opciones de recurrir a licencias anteriores, hace unos meses salió la reedición del P30 Lite, un modelo que presentó a finales del primer trimestre de 2019. La versión para este año, P30 Lite New Edition, cuenta con más memoria interna; el modelo del año pasado tenía 128GB de máximo y ahora llega a los 256 GB ampliables hasta los 512 con una tarjeta microSD. Al ser una reedición, el modelo conserva las certificaciones de 2019, anteriores al embargo decretado por Trump y, por tanto, puede mantener todos los servicios de Google.
Pero, al mismo tiempo que Trump firmaba la renovación del veto, el Departamento de Comercio ha endurecido las reglas para que Huawei compre semiconductores con software y tecnología de Estados Unidos, extendiendo a los procesadores el veto existente. Actualmente Huawei utiliza los procesadores Kirin diseñados por HiSilicon, que es propiedad de Huawei, pero utiliza semiconductores de TSMC (Taiwan Semiconductor Manufacturing Company) y esta empresa sí emplea tecnología estadounidense, lo que supone que no podrá fabricarlos para Huawei. Según ha informado la web Nikkei Asian Review, TSMC dejó de aceptar pedidos de Huawei el 20 de mayo, aunque sí entregará los admitidos antes de esa fecha.
Huawei lleva meses almacenando chips, sobre todo para equipos de red, en previsión de que EE.UU. diera este paso. Ahora tiene 120 días para encontrar una alternativa a TSMC, y entre las opciones que baraja podrían estar desde la coreana Samsung a la taiwanesa Foxconn, pasando por empresas chinas como SMIC, Unisic o MediaTek, que ya va a producir los chips para Honor, una subsidiaria de Huawei.
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Huawei ha ido esquivando el embargo de distintas maneras, pero ahora parece que puede llegar el turno de acción para la empresa china y recrudecerse el conflicto. Ya el 30 de marzo, en la presentación a la prensa de las cuentas anuales de Huawei, el presidente del consejo de administración de la tecnológica, Eric Xu, afirmó que el gobierno chino «no se quedará de brazos cruzados viendo como matan a Huawei».
Al conocer que Huawei seguirá en la lista negra de Estados Unidos, el CEO de negocios de consumo de Huawei, Yu Chendong, calificó la medida de acoso tecnológico. La empresa china emitió un comunicado en el que se oponía «categóricamente» a la medida estadounidense que, dice, «fue arbitraria y amenaza con perjudicar a la industria a nivel mundial» y se afirmaba que Huawei ha mantenido el compromiso «de cumplir con todas las normas y regulaciones del gobierno de EE.UU«. Según la empresa china, están en juego «la expansión, el mantenimiento y las operaciones continuas de redes por valor de cientos de millones de dólares que hemos desplegado en más de 170 países«. Asimismo, »afectará a las comunicaciones de más de 3.000 millones de personas que usan productos y servicios de Huawei en todo el mundo». El comunicado rechaza el argumento de que el veto es para resguardar la seguridad de la red ya que, afirma, «el Gobierno de EE.UU. ha dado la espalda intencionalmente a los intereses de los clientes y consumidores de Huawei».
La empresa china va más lejos y apunta a que la medida tendrá impacto «en una gran cantidad de industrias mundiales» y socavará la confianza que las empresas internacionales depositan en la tecnología y las cadenas de suministro de EE.UU., lo que «dañará los intereses de Estados Unidos». Es lo que sucedería si el gobierno chino decidiera plantear restricciones similares a las empresas estadounidenses presentes en el país asiático, y son nombres como Apple, Cisco, Qualcomm e incluso Boeing. Según ha apuntado el médio chino Global Times, China está preparando este contraataque incluyendo a estas empresas en un listado «de entidades poco fiables». La fuente gubernamental que cita Global Times afirmó que China tomará medidas «contundentes para proteger sus derechos legítimos».
El mercado chino es muy relevante para las empresas antes mencionadas: en el caso de Apple, tras dos años en los que las ventas no acababan de acompañar, las cifras estaban empezando a despegar en el país asiático, que es el segundo mercado más importante para Apple gracias al iPhone 11. En el caso de Qualcomm, depende de empresas chinas para expandir el negocio de las redes 5G y también se verían afectados los acuerdos de licencia con fabricantes chinos, entre ellos Huawei.
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