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sara borondo
Miércoles, 5 de diciembre 2018, 01:14
Cuando Steve Jobs, presidente de Apple, presentó el primer iPhone (pistoletazo de salida a la revolución de los teléfonos inteligentes) se refirió a los dispositivos similares que existían entonces y dio la clave de que no hubieran logrado despertar el interés de la gente: ... el teclado situado debajo de la pantalla, que condicionaba el aspecto de cualquier app desarrollada para smartphone. Apple, explicó Jobs, encontró la solución a este problema (en PC) 20 años atrás, con una pantalla de mapas de bits y un dispositivo para apuntar: el ratón. El nuevo teléfono de Apple tenía algo parecido, una pantalla en la que distintas aplicaciones tendrían diferente aspecto y un dispositivo para apuntar: el dedo. Había comenzado una nueva era.
Desde entonces los teléfonos han ido teniendo más potencia, hasta el punto de que ya se pueden utilizar para trabajos de ofimática… pero la pantalla y el teclado son demasiado pequeños para trabajar con comodidad y tampoco sirven para hacer una presentación en público. Lo que nos lleva a una situación similar a la que enfrentó Apple hace 15 años. Los móviles tienen capacidad para gestionar archivos, realizar operaciones exigentes y pesan poco, pero en algún momento se quedan cortos y echamos de menos el ordenador. Casi desde la presentación de Jobs, la convergencia móvil (unir el PC y el smartphone) se ha convertido en El Dorado de muchos.
Una de las posibilidades más destacadas es conectar el móvil con una pantalla, teclado e incluso ratón para poder trabajar con comodidad y hacer presentaciones. Pero los primeros pasos dados en esta dirección no tuvieron demasiado recorrido. Microsoft lo intentó en los Lumia con la función Continuum de Windows 10 Mobile; utilizaba un accesorio llamado Display Dock para ejecutar -incluso de forma inalámbrica- las aplicaciones en una pantalla externa, teclado y ratón mediante, al tiempo que seguíamos usando el teléfono. HP siguió la idea de Microsoft y apostó por Continuum en sus HP Elite x3, pero llegó el final de la división de móviles de Microsoft y, con ella, de Windows 10 Mobile.
Hace ya tiempo que los móviles de Huawei tienen la función Huawei Share, que sirve para transferir archivos entre sus terminales (ya sean Huawei u Honor) y un ordenador. Con los Mate 10 esta función sirve también para unir el móvil a un monitor mediante un cable USB-C a HDMI y que funcione en Modo PC con una interfaz de escritorio. Hay dos opciones: seguir usando el smartphone como tal o como touchpad y teclado.
La propuesta de Samsung ha avanzado en esta dirección y se ha ido refinando y mejorando en los dos últimos años con el modo DeX, una opción que la empresa coreana lanzó con el Galaxy 8. Al principio era necesario utilizar un dispositivo adicional, la DeX Station, y más adelante, el DeX Pad. Con Dex el móvil se puede convertir en un panel táctil o una tableta gráfica, en la que dibujar mediante el 'S Pen'.
El modo DeX adapta la interfaz de Android a la estética habitual de los ordenadores. Tiene dos opciones: una en la que la pantalla del móvil se apaga (lo que dificulta el uso de aplicaciones con control únicamente táctil, como la mayoría de los juegos) y otra en la que la televisión se convierte en un reflejo de lo que hay en la pantalla del teléfono. El móvil puede recibir llamadas mientras se está usando en el televisor o monitor.
La última opción que ha sacado Samsung es el Cable DeX (49,90€), que conecta el Galaxy Note 9 o la Tab S4 a un puerto HDMI de la pantalla externa. Samsung recomienda usar su cable aunque sirve cualquiera que sea por un lado HDMI y por otro USB-C. También se puede conectar un ratón y un teclado mediante bluetooth, o utilizando algún adaptador USB-C. Además, el cable es compatible con HDMI 2.0, para poder ver vídeos en 4K.
DeX adapta la interfaz de usuario para mostrar en ventanas lo que veríamos normalmente en la pantalla del teléfono. Es una buena opción si queremos hacer presentaciones en público, ya que sólo hay que conectar el teléfono a la pantalla externa y controlar la presentación usando el panel táctil, sin necesidad de ratón o teclado.
El Note 9 no necesita ningún otro aparato gracias a la mejor refrigeración de estos modelos, que es de lo que se encargaban DeX Station y DeX Pad. Estos, además, servían para cargar el teléfono y tenían puertos USB para conectar teclado y ratón en caso de que fuera necesario.
Otra opción de convergencia durante estos 10 últimos años ha sido la de convertir a los móviles en el 'cerebro' de un ordenador portátil. Motorola fue pionera de esta idea en 2011 con el LapDock, pensado para los Motorola Atrix, que era apenas una carcasa en cuyo interior había una batería, un teclado, una pantalla de 11,6 pulgadas y un sistema de almacenamiento. El Multimedia Dock tenía puertos HDMI y USB para un uso similar, pero más parecido a un ordenador de sobremesa. Al año siguiente Google compró la división de móviles de Motorola lo que, unido a las bajas ventas y la falta de capacidad de procesado de los teléfonos de la época, llevó a la cancelación del LapDock.
En los últimos años ha habido nuevos intentos con resultados que parecen tener un futuro parecido. En 2016 aparecieron varios conceptos que retomaban la idea utilizar portátiles 'tontos', con batería, pantalla y memoria pero que confiaban en la capacidad de procesado de un móvil que se conectaba con el ordenador. Mirabook y Superbook son las dos propuestas más conocidas, y no están teniendo una historia fácil.
Mirabook es un proyecto que lleva en marcha tres años y se microfinanció en Indiegogo. Es un portátil con una pantalla HD de 13,3 pulgadas, teclado, trackpad, batería con una duración de más de 15 horas y una memoria que complementa a la del móvil, que utiliza la capacidad de procesamiento de este último. Es compatible con pocos modelos de móvil, conectados mediante un puerto USB-C. Estaba previsto que empezara a venderse en mayo de 2018, pero Miraxess ha alegado problemas con el proveedor de la batería para explicar el retraso. Su reserva parte de los 264€.
Por su parte, Superbook se convirtió en uno de los proyectos más exitosos de Kickstarter, donde consiguió una financiación cercana a los tres millones de dólares (2,6 millones de euros). La empresa fabricante, Sentio, prometía un portátil controlado por la potencia de un móvil por 99$ (87€) que debería empezar a distribuirse a mediados del año pasado, pero es ahora cuando empieza a llegar a los que aportaron dinero en Kickstarter y no opinan demasiado bien sobre la calidad del portátil.
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