Tal y como estaba previsto, Google acaba de celebrar este miércoles su tradicional evento anual en el que da a conocer la nueva versión de su sistema operativo para teléfonos móviles. Aunque el Google I/O 2023 ha estado centrado en Android 14 y en ... mostrar sus avances en inteligencia artificial con Bard para hacer frente al ChatGPT de Bing, la multinacional estadounidense también ha aprovechado la ocasión para presentar nuevos dispositivos, como el Pixel Fold, su primer terminal plegable, la Pixel Tablet, para hacer frente al iPad de Apple, o el Pixel 7a, la actualización de su modelo más económico. EL CORREO ha tenido acceso con antelación a este último smartphone especialmente concebido para convertirse en un superventas gracias a su excelente relación calidad-precio. ¿Merece la pena hacerse con él? ¿Cumple con todo lo que promete? Vamos con el análisis.
Diseño: belleza con personalidad propia
Antes de nada, hay que aclarar que este Google Pixel 7a comparte muchas características de sus hermanos mayores por lo que no nos vamos a extender demasiado en ellas, ya que la mayoría están explicadas en nuestro anterior análisis del modelo pro. Es el caso del diseño, un calco de los anteriores sin que eso suponga una crítica negativa. De hecho, los de Mountain View han logrado dotar a sus móviles de una estética tan personal como fácilmente reconocible. Algo muy difícil de lograr teniendo en cuenta que la mayoría de los móviles son iguales en este aspecto. La culpa la tiene su espectacular módulo de aluminio cepillado, con cierta propensión a los arañazos eso sí, para acoger su sistema de cámaras y que ocupa casi todo el horizontal. A destacar también su ligera curvatura que facilita el agarre de un terminal muy compacto con 72,9 milímetros de ancho, 152,4 de largo, 9 de grosor y 193 gramos de peso, un poco más que el modelo anterior que se quedó en 178 gramos.
La explicación a este sobrepeso se debe a que la trasera de este Pixel 7a es de cristal reciclado y no de plástico como el anterior, lo que aporta una mayor sensación premium. Eso sí, como suele pasar con este material, es algo resbaladizo, por lo que es aconsejable ponerle una funda para evitar accidentes indeseados. Y poco más que añadir en diseño salvo la molesta manía de Google de invertir el orden de los botones respecto al resto de celulares del mercado. Lleva tiempo no confundirse con el de volumen y el de apagado. De nuevo, nada problemático, aunque incomprensible. Respecto a su sistema biométrico, hereda de sus hermanos mayores su más que solvente sensor de huella insertado bajo la pantalla, así como el reconocimiento facial 2D, siendo esta característica una de las principales novedades dentro de la gama 'a'.
Pantalla: un buen panel con 90 herzios
Comprar un móvil de gama media no debe suponer que nos tengamos que conformar con una pantalla mediocre. Y aquí Google ha querido montar en su smartphone más asequible un buen panel OLED de 6,1 pulgadas con resolución FullHD+ a 2.400 x 1.080 píxeles. La gran novedad respecto al 6a es que ahora contamos con un tasa de refresco a 90 herzios, igual que su hermano mayor. De esta forma, el terminal gana en agilidad a la hora de hacer frente a los videojuegos más exigentes e incluso navegando por Internet. Por lo demás, la visualización de los contenidos es más que correcta con una representación de colores muy realista.
Respecto a la visualización de la pantalla en exteriores, es bastante buena, aunque, como es lógico, alejada de la efectividad de los modelos de alta gama a plena luz del sol. En todo caso, el brillo adaptativo marca de la casa cumple muy bien con su función y se adapta perfectamente a todos los entornos con rapidez. El otro sacrificio de este modelo es que la protección de la pantalla contra golpes y arañazos se queda con un Corning Gorilla Glass 3, algo alejado del Victus que blinda a sus hermanos mayores. Asimismo, el Pixel 7 aguanta el agua y el polvo gracias a su certificación IP67.
Procesador: directamente llegado de la gama más alta
Lo que hace muy atractivo a este Pixel 7a es contar con el mismo procesador que sus hermanos mayores. Un Tensor G2 de 5 nanómetros diseñado por la propia Google capaz de realizar las tareas más complejas sin despeinarse. Se trata de un chip que incorpora 2 núcleos ARM Cortex X1 a 2,85 GHz, 2 núcleos ARM Cortex A78 a 2,35 GHz, 4 núcleos ARM Cortex A55 a 1,8 GHz y, para los gráficos, una GPU Mali G710 MP07. Gracias a él y a sus 8 GB LPDDR5 de memoria base, el móvil vuela. Eso sí, seguimos notando un ligero sobrecalentamiento cuando jugamos, sacamos fotos e incluso cuando navegamos por Internet. Nada crítico ni que afecte al rendimiento del terminal pero ahí está.
Es cierto también que no es el procesador más potente del mercado. Eso se nota cuando automáticamente se baja la resolución de los videojuegos más exigentes gráficamente para evitar ralentizaciones. Pero, eso sí, incorpora las mismas funciones de inteligencia artificial y aprendizaje presentes en el modelo pro costando casi la mitad. Desde la mejora de la calidad de audio en las llamadas, hasta la transcripción de mensajes de voz, o la increíble traducción instantánea. Y no olvidemos de la otra ventaja de adquirir un Pixel: poder contar con la última versión pura de Android, sin pesadas capas de software ni aplicaciones añadidas que lastran su experiencia de uso, durante 3 años. A partir de ese momento, recibiremos actualizaciones de seguridad durante 2 años más. Asimismo, contamos con una memoria base de 128 GB para almacenar fotos, aplicaciones y demás contenido multimedia. Nada que reprochar en este apartado.
Batería: una autonomía sorprendente
Llegamos a uno de los apartados que más nos ha impresionado del Google Pixel 7a. Normalmente, los teléfonos de tamaño contenido suelen tener muchos problemas de autonomía. Eso no sucede con este móvil con un uso normal. Su pila de 4.385 miliamperios, con algo más capacidad que la de su hermano mayor (4.355), permite llegar al final de la jornada con un 30% de batería. Incluso con un 50% con un uso moderado gracias a su sistema inteligente adaptado a nuestros usos y costumbres cuya eficacia va mejorando a lo largo de los días. En total, se garantiza entre cinco y seis horas de pantalla, que no es poco teniendo en cuenta sus características.
Respecto al proceso de carga, una de cal y otra de arena. Es cierto que contamos con una carga rápida, pero sus 18 watios se nos antojan escasos para lo que se estila hoy en día. Nada que ver con los 60 e incluso 100 de otros terminales. Todo ello provoca que el Pixel 7a tarde hasta hora y media en recargarse completamente desde cero. La buena noticia es que, gracias a que su trasera es de cristal, es compatible con la carga inalámbrica, así como la inversa, siendo otra de las principales novedades respecto a la generación anterior. En este caso, la velocidad es de 7.5 watios. Y de nuevo, hay que criticar que la caja no incluya un cargador. Un gasto extra para el consumidor difícil de justificar.
Cámaras: el milagro de la fotografía computacional
Hablar de Pixel es sinónimo de excelencia fotográfica. Y el 7a, pese a tratarse de un móvil de gama media, tampoco defrauda en este aspecto. Y de nuevo buenas noticias. Se acabó el límite de 12 megapíxeles de resolución en esta gama. El teléfono monta un sensor de 64 megapíxeles con una apertura focal de 1,9 y estabilizador óptico (OIS), que, unido a buen uso de la fotografía computacional, permite rendir mejor que muchos otros terminales más caros. Lo primero que uno se percata cuando comienza a sacar fotos con él es que tenemos una cámara todoterreno. Los resultados son increíbles a plena luz del día gracias a uno de los mejores HDR automáticos que existen en la actualidad, además de un adecuado uso de los colores, muy fieles a los originales sin llegar a la sobresaturación.
Pero el Google Pixel 7a también se defiende bien cuando comienza a escasear la luz gracias a un modo noche que se activa automáticamente cuando es necesario. De nuevo, hay que destacar la nitidez y luminosidad de sus fotos nocturnas con un extraordinario balance de blancos que permite atenuar los efectos de farolas y otros elementos. Hablando de esto, de vez en cuando aparecen algunos artificios provocados por los detestellos de estas fuentes de luz pero en menor grado que en versiones anteriores. No en el caso de esta foto capturada poco antes del amanecer.
Lo mismo sucede con la segunda lente que monta el dispositivo. Un ultra angular de 13 megapixeles y una distancia focal de 2,2 que se defiende bastante bien en cualquier circunstancia sin que aparezcan imágenes excesivamente distorsionadas en los extremos de la toma. De nuevo, los resultados son muy buenos a la altura de móviles de gama alta pese a contar con una resolución más modesta, con bastante nitidez en las imágenes y un buen balance de blancos. Eso sí, como suele ser normal en este tipo de sensores, su eficacia cae bastante en condiciones lumínicas más complicadas. Aún así mantiene el tipo gracias al modo noche.
Como nota negativa, destacar que en ocasiones el teléfono tiende a un procesado bastante agresivo, lo que siempre quita naturalidad a la toma. Es el precio a pagar por tratar de ofrecer casi mismos resultados fotográficos de móviles que valen el triple. No hay más que ver el detalle del modo retrato. La resolución de 64 mpx de su sensor principal permite poder obtener unas imágenes impresionantes teniendo en cuenta el rango de precio en el que se mueve este móvil. Muy buen perfilado del objeto principal sobre un fondo muy atractivo.
Y no olvidemos que los 64 mpx vienen muy bien para que las fotos con zoom sean bastante solventes pese a no contar con un teleobjetivo físico. De nuevo, fotografía computacional en estado puro. De esta forma, podemos hacer fotos a 8x aunque es justo reconocer que a partir del 4x las fotos comienzan a perder nitidez por culpa del efecto acuarela. Eso sí se agradece que tengamos esta posibilidad en un móvil de gama media.
En cuanto al vídeo podemos grabar en resolución 4k a 60 FPS con el sensor principal y 30 FPS con el secundario. A destacar la gran estabilización de las tomas, todo un regalo para las personas que gustan de subir vídeos en redes sociales y demás aplicaciones de creación de contenidos. Sobre su cámara delantera, destacar que su resolución es de 12 megapíxeles lo que permite obtener fotos sobresalientes, incluso en modo retrato. A destacar la fidelidad a la hora de representar los tonos de la piel de los fotografiados gracias a la ayuda de la fotografía computacional.
Y no nos olvidemos de que, gracias a que lleva el mismo procesador que sus hermanos mayores, tenemos funciones exclusivas de lo más útiles. De esta forma, podemos realizar tomas de larga exposición, borrar personas y objetos, controlar las sombras y las luces antes de dar al botón de disparo, guardar fotos en formato RAW y mejorar de las fotos borrosas... Opciones de gama alta en el nuevo móvil asequible de la gran G.
Conclusiones: un gama media de pata negra
El Pixel 7a sale a la venta en España por 509 euros, 50 más que su antecesor, disponible en color carbón, azul claro, nieve y coral (exclusivo de Google Store). Una jugada arriesgada teniendo en cuenta que se rompe la barrera psicológica de los 400 euros en la que se había mantenido esta serie hasta ahora. Eso sí, hay que reconocer que el incremento de precio se debe a que prácticamente iguala las características del 7 que cuesta 140 euros más, salvo una pantalla tan sólo dos pulgadas menor con una capa protectora algo más modesta. En ese sentido, se podría decir que el nuevo teléfono de Google fagocita a su hermano mayor y ya es decisión de los compradores decantarse por uno u otro. Difícil elección, porque este móvil compite directamente con teléfonos de gama alta como los últimos iPhones sin el apellido pro costando casi la mitad. Toda una hazaña tecnológicamente hablando.
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